Análisis

Once millones de esperanzas

ANTONI GUTIÉRREZ-RUBÍ

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El 6 de noviembre, Barack Obamaganaba claramente las elecciones. Pero ni tiene todo el poder, ni puede imponer el que tiene. No controla el Congreso, aunque sí el Senado. Más que nunca, deberá gobernar con una mentalidad y una actitud bipartidistas. La amenaza del abismo fiscal a finales del 2012 ha sido la primera prueba de fuego que ha forjado un nuevo -y débil- espíritu de consenso.

Ahora, un nuevo acuerdo bipartidista parece consolidarse, aunque sea tímidamente. Los republicanos, que en campaña y en boca deMitt Romneyllegaron a proponer la «autodeportación» de los indocumentados, han virado su posición. Si quieren tener una mínima oportunidad de recuperar el espacio central y ser competitivos electoralmente, necesitan reconciliarse con la nueva sociedad estadounidense, en particular la de origen latino, que es clave en los estados electorales decisivos.

Obama, en el día de toma de posesión, marcó el rumbo de su nueva presidencia con un discurso claramente progresista en la lucha por la igualdad -de género, de raza, de orientación sexual-. Pero en su primera gran iniciativa ha buscado el acuerdo, no la confrontación. El pasado lunes, senadores bipartidistas anunciaron un pacto que, a través de una reforma legislativa -larga y costosa-, busca legalizar la situación de los más de 11 millones de inmigrantes indocumentados.

El presidente sabe que este principio de acuerdo es solo un punto de partida. Por eso, y para liderar un combate político dentro de las instituciones y fuera de ellas, ayer mismo inició en Las Vegas (Nevada) su campaña en favor de una profunda reforma migratoria integral, con el objetivo de que los ciudadanos se comprometan con esta causa.

«La parte más importante de este esfuerzo es involucrar al pueblo estadounidense», comentó ayer el portavoz de la Casa Blanca,Jay Carney.Obamaconsidera fundamental «hablar» con los ciudadanos y asegurarse de que «entienden hacia dónde vamos y por qué».

Obamasabe que esta reconciliación nacional y social de la nueva sociedad es crucial para el futuro y marcará su legado. Lo reflejó muy bien el poetaRichard Blanco en su poema Un día, escrito expresamente para la ceremonia de toma de posesión: «Escucha: las puertas que abrimos / para cada uno todo el día, diciendo, hello, shalom, / bon diorno, howdy, namaste o buenos días / en el idioma que me enseñó mi madre -en todos los idiomas- / hablados a un viento llevando nuestras vidas / sin prejuicios, como estas palabras rompen de mis labios». Estados Unidos quiere ser Estamos Unidos. Otra vezhope(esperanza).