El conflicto de Oriente Próximo

La tregua se cumple en Gaza y acerca a Hamás y Fatah

Varios niños observan a militantes armados de Hamás, ayer en Gaza.

Varios niños observan a militantes armados de Hamás, ayer en Gaza.

ANA ALBA

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La franja de Gaza volvió ayer a la vida después de que el miércoles a las 9 de la noche entrara en vigor una tregua entre Israel y Hamás que se respetó. Las calles se llenaron de coches y los comercios reabrieron sus puertas tras ocho días de intensos bombardeos que han acabado con la vida de 169 personas, entre ellas 29 niños, y han dejado 1.300 heridos. Mientras algunas familias enterraban a los últimos muertos -ayer sacaron de los escombros el cadáver de una niña de 4 años-, los ciudadanos celebraban eufóricos la llegada del alto el fuego, que consideran una victoria de los palestinos sobre Israel y que Hamás se ha atribuido como un triunfo propio.

«Es una gran victoria para los palestinos, para Gaza, para la resistencia. Al final les hemos forzado a aceptar esta tregua con las condiciones palestinas, de la resistencia. La ocupación israelí ha perdido esta guerra», dijo a este diario el portavoz del Gobierno de Hamás, Fauzi Barhum, en un acto multitudinario de celebración en la sede del Consejo Legislativo palestino en el que se congregaron políticos, militantes y simpatizantes de las facciones palestinas.

NUEVAS REGLAS DE JUEGO/ «Los combatientes de la resistencia han cambiado las reglas del juego con la ocupación, han desbaratado sus cálculos. La opción de invadir Gaza después de esta victoria se ha esfumado y nunca volverá», afirmó el primer ministro de Hamás en Gaza, Ismail Haniyeh, que instó a los combatientes a respetar la tregua «y mantener el acuerdo mientras Israel lo respete».

En el palco de autoridades, junto a Haniyeh, estaba Nabil Shaath, asesor de la presidencia palestina. La unidad de los palestinos parecía más cerca. Las banderas verdes de Hamás se mezclaban con la amarillas de Fatah, que no salía a la calle desde que Hamás se hizo con el control de la franja en 2007. «Parece que después de esta guerra, los líderes se han dado cuenta de que no podemos pelearnos cuando sufrimos agresiones y ocupación», indicó Suliman Nusabeh, militante de Fatah. «En Cisjordania, la gente está celebrando el triunfo de Gaza» explicó.

Israel también se ha proclamado ganador de esta última guerra que en su bando ha causado 7 muertos -el último fue un soldado herido que falleció ayer- y más de 30 heridos por cohetes de grupos palestinos y 28 por la explosión de un artefacto en un autobús en Tel-Aviv.

NETANYAHU, SATISFECHO/ El primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, subrayó que se habían cumplido los objetivos de «acabar con el lanzamiento de cohetes y debilitar a Hamás», aunque la sensación en Gaza es que con la operación Pilar Defensivo, el movimiento islámico ha recuperado el apoyo perdido. «Sé que hay ciudadanos que esperaban una respuesta más fuerte (de Israel)», reconoció Netanyahu. En Israel, el sentimiento de la población era ayer contradictorio. Mientras unos agradecían que se hubiera detenido la guerra, otros, especialmente los habitantes de las poblaciones más afectadas por los cohetes, se mostraron decepcionados con la tregua.

Israel y Hamás tendrán que negociar a partir de hoy un acuerdo que prevé que no se lancen más proyectiles sobre territorio israelí y que Israel no mate a militantes de grupos palestinos y levante el bloqueo de Gaza. Todo el proceso tendrá que ser controlado por Egipto, mediador y garante de la tregua. El lenguaje impreciso del pacto deja las puertas abiertas a un sinfín de interpretaciones.

En las calles de Gaza, unos vaticinaban una larga vida a la tregua y otros se mostraban pesimistas. «Solo Dios sabe como acabará esto, espero que la paz dure, pero en todo caso está en manos de Israel», aseguraba ayer en el mercado Sama Ganem, madre de cuatro hijos. Hamás decretó fiesta ayer en la franja y los ciudadanos se dedicaron a limpiar las calles, retirar escombros y recuperar su rutina. «Hemos pasado mucho miedo por nuestros hijos, la mayoría de los muertos son civiles, pero hoy estamos felices», comentaba Naser Ghani, mientras abría su ferretería, situada delante del cuartel general de la policía militar de Hamás, el edificio Al-Saraya, completamente arrasado por las bombas israelís. En el nuevo solar, altos cargos militares se abrazaban. Responsables de Hamás salieron de sus escondites. La estampa de los pescadores faenando de nuevo en las aguas de Gaza hacía olvidar el estruendo de las bombas. En Cisjordania, mientras, Ejército israelí arrestó a más de 50 personas en relación con el atentado de Tel-Aviv.

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