BALANCE ECONÓMICO de la era DE obama

EEUU, un país convaleciente

IDOYA NOAIN

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En su duelo con Barack Obama, Mitt Romney acaba de recuperar la pregunta con la que Ronald Reagan logró que Jimmy Carter se convirtiera en presidente de solo un mandato: «¿Están (los norteamericanos) mejor que hace cuatro años? ¿Es más fácil ir a las tiendas y comprar cosas? ¿Hay más o menos paro?» El problema es que, en esta ocasión, las respuestas no siempre favorecen a las tesis del republicano.

Los estadounidenses siguen hoy, sin duda alguna, golpeados por la crisis. Y en ningún aspecto más duramente que en el empleo. Tal y como apunta el economista Dean Baker, codirector del Centro para la Investigación Económica y Política, «esta es la historia que importa», una «emergencia nacional» de graves consecuencias económicas y humanas.

La tasa de paro descendió en septiembre al 7,8%, idéntico porcentaje al que existía cuando Obama entró en la Casa Blanca. Si en ese enero del 2009 se perdieron 818.000 empleos, durante su mandato se han creado una media de 87.000 puestos de trabajo al mes, casi exclusivamente en el sector privado, ya que en el público han sido despedidos alrededor de 600.000 funcionarios. Pero ese ritmo no es suficiente para dar salida a la población activa. Y EEUU aún no ha recuperado los cuatro millones de empleos evaporados tras el colapso del sector financiero.

Los parados de larga duración, esos que llevan sin trabajar 27 semanas o más, son el 40,1% de los desempleados, sobre todo jóvenes, latinos, negros, gente con niveles elementales de estudios y personas mayores (entre los de 50 y 65 años la tasa de paro se ha doblado). Si se tiene en cuenta a quienes trabajan a tiempo parcial o los que han dejado de buscar trabajo, la tasa de paro asciende al 14,7%, más de 27 millones de estadounidenses, o el 17% de la masa laboral. En el 2007, antes de que empezara la recesión, eran el 0,8%.

En los sondeos, los estadounidenses empiezan a dar señales de optimismo e indicadores como el alza del precio de la vivienda y de la confianza del consumidor apuntan a una recuperación, lenta pero estable. Baker, no obstante, alerta de que «desafortunadamente, no hay perspectivas de que las cosas mejoren a corto plazo» y ni siquiera aplaude datos como el crecimiento del 2% del PIB en el tercer trimestre del 2012. «Está por debajo del potencial, y aunque posiblemente veremos pronto un crecimiento del 2,5 o 3%, solo reducirá el paro lentamente».

DESIGUALDAD CRECIENTE / Con una elevada tasa de paro y la reticencia de las empresas a invertir y contratar, han regresado también los trabajos mal pagados, que en épocas de bajo desempleo existen, pero suelen ser descartados por los ciudadanos. Y esa es una de las razones que contribuyen a exacerbar otro de los problemas que se están haciendo estructurales en EEUU: la creciente desigualdad en un país donde la clase media mengua y se acentúan los síntomas de segregación económica.

Un estudio del centro Pew demuestra que ha crecido en un 18% el número de gente con ingresos de más de 104.000 dólares, residente en los barrios más ricos, mientras se incrementa en un 28% el número de personas con ingresos inferiores a 34.000 dólares que viven en las zonas más desfavorecidas. «Los trabajadores con poca preparación no pueden permitirse mudarse a lugares donde se pagan mejores salarios», advierte otro estudio de la universidad de Harvard.

MEDIA DE INGRESOS / Según el último censo del 2011 y que sitúa la media de ingresos de un hogar en 50.054 dólares, un total de 46,2 millones de estadounidenses viven bajo el umbral de pobreza, un 15% de la población. Y por primera vez desde 1993, año en que el censo empezó a usar un índice para medir la desigualdad, esta ha crecido (un 1,6%).

El golpe de la crisis ha sido paliado, en parte, por las políticas de Obama quien, además del paquete de estímulo de 787.000 millones de dólares y el rescate del automóvil, ha aprobado la expansión de algunas ventajas fiscales, de las prestaciones de desempleo y del programa de asistencia a los más pobres, además de poner en marcha incentivos para la refinanciación de hipotecas. Pero aunque los impuestos federales sobre la renta para las clases medias han descendido en las tres últimas décadas, han subido los que tanto empresas como trabajadores pagan con la finalidad de cubrir seguridad social y programas como Medicare.

Si, como dijo al principio de la crisis Warren Buffett, EEUU es «un atleta al que le ha dado un infarto», ahora el país sigue convaleciente. Y de a quién elija el 6 de noviembre dependerá su medicina. Y su salud.