LA CARRERA A LA CASA BLANCA

Paul Ryan enciende el asalto republicano a Obama

El candidato republicano a la vicepresidencia Paul Ryan con su esposa Jenna (c), sus hijos Elizabeth (d), Charles (3-i), Samuel (2-i) y su madre Elizabeth (2-d) saludan a los delegados en la convención de Tampa.

El candidato republicano a la vicepresidencia Paul Ryan con su esposa Jenna (c), sus hijos Elizabeth (d), Charles (3-i), Samuel (2-i) y su madre Elizabeth (2-d) saludan a los delegados en la convención de Tampa. / BP cs

IDOYA NOAIN / Tampa (Enviada especial)

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El ataque es el papel tradicionalmente asignado a un aspirante a la vicepresidencia de Estados Unidos, y lo ha asumido con pasiónPaul Ryan, el congresista de Wisconsin que el miércoles aceptó la nominación al puesto en laConvención que el Partido Republicano celebra en Tampa (Florida). Aunque sus 14 años en la Cámara Baja y su peso ideológico entre los conservadores lo han hecho un nombre conocido en Washington, el de ayer era el primer gran discurso de Ryan a escala nacional. Y lo que presentó fueron las líneas maestras de la estrategia que seguiránRomney y él y los grupos que les apoyan hasta el 6 de noviembre: la crítica incesante a las políticas deBarack Obama y la promesa de un giro.

"Se han quedado sin ideas. Su momento llegó y se fue. Miedo y división es todo lo que les queda", dijo, aclamado por delegados e invitados.

Ryan, de 42 años, es autor de la propuesta presupuestaria republicana en el Congreso antagónica a la de Obama. En ella no solo se recoge la ideología ultraconservadora al alza en su partido de una reducción radical del papel y el tamaño del Gobierno, sino también una transformación de sistemas como Medicare, la asistencia sanitaria pública para mayores. Son alteraciones del estado de bienestar que asustan a buena parte de la población y el miércoles  Ryan intentó disipar miedos. "Acepto la llamada de mi generación a dar a nuestros niños el país que se nos dio a nosotros. Sé que estamos listos", dijo.

Estrategas demócratas creen que les favorecen la irrupción en campaña de Ryan y, con él, del debate de Medicare, que ha propuesto convertir en un sistema de cupones. El número 2 de Romney, no obstante, dijo que están listos para mantener ese debate. "La nación lo necesita. Lo queremos. Lo ganaremos", aseguró.

Esposa, tres hijos y madre

Ryan incluyó en su discurso toques personales, presentando a su esposa y sus tres hijos y a la madre que le crió viuda desde que él tenía 16 años. Intentó mostrar sintonía humana con Romney. Pero el suyo fue, ante todo, un discurso político y económico, fantástico para las bases más conservadoras a las que Romney no solo ha hecho un guiño con la selección de su número 2, sino en las que sus estrategas parecen ver la clave de la victoria en noviembre.

Ryan incluyó promesas como la de intentar crear 12 millones de puestos de trabajo o reducir el gasto público al 20% del PIB. Y lo salpicó de dardos contra Obama que pronto los periodistas y quienes comprueban datos volvieron en su contra. Acusó al presidente, por ejemplo, de provocar la rebaja en la calificación de la deuda del país, sin recordar que aquella rebaja llegó tras un bloqueo en el Congreso del que él formó parte. "Tenemos que dejar de gastar dinero que no tenemos", aseguró en otro momento, sin recordar que en los ocho años de mandato de George Bush el dio su voto favorable al 90% de las medidas que dispararon el gasto y sumaron 6 billones de dólares a la deuda. Criticó que la reforma sanitaria de Obama haya reducido en 700.000 millones el gasto público en Medicare, pero esa es más o menos la misma cifra que recorta en ese campo su proyecto presupuestario.

Duro alegato contra Obama

Aunque Ryan se consolidó ayer como el perro de presa que los republicanos van a usar contra Obama, ayer se demostró que puede contar con refuerzos, especialmente en temas en los que cojea más como la política exterior. La antepenúltima oradora de la convención fueCondoleezza de Rice, que lanzó un duro alegato contra Obama.

Rice es la única representante de la Administración Bush no sumida en el ostracismo que domina al resto de sus antiguos compañeros de Gabinete, desde al expresidente (que ayer intervino en la convención pero solo a través de un vídeo) hasta el exvicepresidente Dick Cheney o el secretario de Defensa Donald Rumsfeld. En Tampa, la jefa de la diplomacia cuando Washington tenía abiertas las guerras en Irak y Afganistán, lanzó una crítica a la línea adoptada por Obama en conflictos como el de Libia, donde el presidente decidió que Washington no combatiera en primera fila sino colaborando. "No tenemos opción. No se puede ser reticente a liderar y uno no puede liderar desde atrás", denunció el miércoles Rice.

Aunque poco antes de su discurso la actual profesora de la universidad de Stanford había negado en una entrevista de televisión que tenga intención de volver a la política, cualquiera que la viera anoche podría jurar lo contrario, igual que la noche anterior el discurso del gobernador Chris Christie había parecido más el lanzamiento de su campaña para el 2016 que el clave de la nominación de Romney. Resuelta (de los pocos oradores que no usó teleprompter), segura, y aplaudida a rabiar, Rice puso al auditorio en pie al recordar con agradecimiento a los padres que creció como una pequeña niña negra cuando aún existía la segregación. "A aquella niña le hicieron creer que podía llegar a presidenta de Estados Unidos, y llegó a secretaria de Estado", dijo desatando una ovación.