Grave disputa diplomática

Ecuador desafía al Reino Unido al conceder asilo político a Assange

La policía arresta a un simpatizante de Assange frente a la embajada ecuatoriana en Londres, ayer.

La policía arresta a un simpatizante de Assange frente a la embajada ecuatoriana en Londres, ayer.

BEGOÑA ARCE
LONDRES

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Las tribulaciones del fugitivo Julian Assange se han transformado en un conflicto diplomático internacional. La presencia del fundador de Wikileaks, en la embajada ecuatoriana en Londres, donde se halla refugiado desde hace dos meses, desembocó ayer en una crisis entre el Reino Unido y Ecuador de muy difícil solución. El Gobierno ecuatoriano concedió asilo diplomático a Assange, desafiando no solo a las autoridades británicas, sino también a las de Suecia, que reclaman su extradición por varios delitos sexuales, incluido el de violación, y a EEUU, país sospechoso a los ojos de Ecuador de estar orquestando una maniobra para capturar al hombre que desveló cientos de miles de cables diplomáticos estadounidenses.

El Reino Unido respondió insistiendo en que no concederá un salvoconducto a Assange y le extraditará, tal como han decidido los jueces tras sucesivas apelaciones. Washington negó estar realizando ningún tipo de presión sobre Londres. La nueva situación es un rompecabezas jurídico y diplomático que corre el riesgo de eternizarse.

«CHANTAJE»/ Al anunciar la concesión de asilo, el ministro de Exteriores ecuatoriano, Ricardo Patiño, dio a entender que la reclamación de Suecia podía ser solo un paso para enviar a Assange a EEUU, donde «no tendría un juicio justo». Una vez en ese país, señaló, «podría ser juzgado por tribunales especiales o militares» y no sería descartable que fuera tratado de manera degradante o cruel, o que incluso fuera condenado a la pena de muerte. Patiño indicó que después de dos meses de «diálogo al más alto nivel», su país poseía «serios indicios» de posibles «represalias» contra Assange, su integridad, su seguridad e incluso su vida. El canciller ecuatoriano también lanzó un duro ataque contra el Reino Unido al que acusó de ejercer «un tipo explícito de chantaje».

El Foreign Office (Ministerio de Exteriores británico) había advertido en una nota enviada a las autoridades de Quito de la posibilidad de suspender el estatus diplomático de la embajada para cumplir con su «obligación legal» de extraditar al australiano. Los británicos invocaban la ley de recintos diplomáticos y consulares, promulgada en 1987 por el Parlamento de Westminster, para entrar en la sede y llevarse a Assange. Los distintos expertos consultados a lo largo del día de ayer en varios medios británicos dudaban de que el Reino Unido tenga legitimidad para aplicar esa medida. Un acto así violaría la inmunidad que otorga a las embajadas y sus funcionarios la Convención de Viena.

El ministro de Exteriores británico, William Hague, negó que hubieran amenazado con asaltar la embajada ecuatoriana, pero no descartó del todo la posibilidad de entrar en el recinto diplomático, que desde primera hora de ayer estaba rodeado por la policía británica. «Estamos hablando de una ley en este país que debe ser usada de plena conformidad con la ley internacional», señaló. Hague advirtió de que solucionar la actual situación llevará «un tiempo considerable». «No daremos a Assange un salvoconducto para salir del Reino Unido y no hay ninguna base legal para obligarnos a hacerlo», dijo. Los británicos, además, no reconocen la figura de «asilo diplomático», que consiste en albergar y proteger a una persona por motivos políticos en una sede diplomática.

Las autoridades de Suecia reaccionaron indignadas a las acusaciones de que su sistema judicial no garantiza los derechos de la defensa y llamaron a consultas al embajador ecuatoriano en Estocolmo. «El sistema legal es firme y constitucional. Garantiza los derechos de todos. Rechazamos con firmeza las acusaciones que dicen lo contrario», respondió el ministro de Exteriores sueco, Carl Bildt.

LA ODISEA/ La rocambolesca odisea legal delexhackercomenzó en diciembre del 2010, cuando fue detenido en Londres por orden de la Fiscalía sueca, acusado de varios delitos sexuales contra dos mujeres. Assange quedó en libertad bajo condicional, bajo un arresto domiciliario parcial y con obligación de presentarse regularmente en una comisaría. Tres tribunales británicos, en sucesivos procesos y apelaciones, rechazaron los argumentos del fundador de Wikileaks para no ser extraditado. El pasado 14 de junio, el Tribunal Supremo tuvo la última palabra y dictaminó su entrega a Suecia. Cinco días después, el 19 de junio, Assange llamó a la puerta de la embajada ecuatoriana, con cuyo Gobierno había negociado previamente. Assange tildó ayer de «victoria histórica» la decisión de Ecuador, pero reconoció: «Nuestros problemas acaban de comenzar».

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