El fantasma de los nazis

El amante del látigo

László Csizsik-Csatary, el nazi más buscado y hallado en Hungría, disfrutaba flagelando a mujeres y vigiló la deportación de miles de judíos

   EL PERIÓDICO / Budapest

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Le gustaba golpear a las mujeres con un látigo que llevaba asido al cinturón. En ocasiones, las obligaba a cavar zanjas en el suelo helado con sus manos desnudas. Así se comportaba, hace alrededor de siete decenios, László Csizsik-Csatary cuando era un alto oficial de la Real Policía Húngara en Kosice -localidad que hoy forma parte de Eslovaquia- que se encargaba de supervisar la vigilancia en el guetto judío de esa ciudad. A sus 97 años es aún el nazi más buscado del mundo. O era. La semana pasada fue localizado por el diario británicoThe Sunen Budapest.

Quienes osaban protestar por las condiciones de vida bajo la supervisión de Csizsik-Csatary, se les transfería durante horas a posiciones de estrés o se les golpeaba con una cadena para perro. Él se aseguraba de que se aplicara rigurosamente la política de disparar a todo aquel que intentara escapar.

Otro de los crímenes de los que se le acusa es el de participar en registros personales de los judíos, de confiscarles objetos de valor y elaborar listas y censos de los habitantes del gueto. Estuvo, además, presente en el momento en que se embarcaba, a bordo de dos convoyes de tren con destino a Polonia, a alrededor de 12.000 judíos, de los que solo sobrevivieron 450.

Pesos a todos los crímenes cometidos, el nazi húngaro -su país era un estrecho aliado de la Alemania de Hitler durante la segunda guerra mundial- logró escapar de Europa y se construyó una identidad completamente diferente en Canadá, donde vivió hasta 1997 como un tratante de arte. Su verdadera personalidad fue descubierta entonces, y el Gobierno canadiense le revocó la nacionalidad. Como defensa esgrimió que, pese a participar en la vigilancia del gueto de Kosice, no sabía a donde iban los judíos. Huyó de Canadá antes de que llegaran los papeles de deportación.

Los dos reporteros de The Sunencargados de confrontarle en su apartamento de dos habitaciones en un barrio acomodado de Budapest lo hallaron en ropa interior y llegaron a mantener un breve diálogo con él. Cuando le preguntaron si podía justificar su pasado, se limitó a decir:«No, no, no quiero hablar de ello».Entonces, uno de los periodistas insistió:«¿Acaso usted niega haberlo hecho? Mucha gente murió como consecuencia de sus actos...». Su única respuesta fue decir:«No, no, no lo hice, váyanse de aquí»,aseguró, antes de cerrar la puerta de un golpe. El diálogo se desarrolló en inglés, idioma que Csizsik-Csatary habla con acento canadiense.

La Fiscalía General de Budapest informó ayer de que investiga desde septiembre del 2011 el caso de Csatary. La fiscalía subraya que las pesquisas, iniciadas a raíz de la denuncia de Efrain Zuroff, director del Centro Wiesenthal en Israel, «plantean numerosos problemas de investigación y legales», ya que se trata de un caso ocurrido en un lugar que pertenece a otro país. Las autoridades húngaras están contactando a los testigos que viven en diferentes partes del mundo, prosigue la nota, aunque no especifica si han tomado medidas para evitar que Csatary huya de Hungría.