El nuevo escenario europeo

El presidente electo ultima el Gobierno con discreción

François Hollande saluda a sus simpatizantes desde el balcón de su sede electoral en París, ayer.

François Hollande saluda a sus simpatizantes desde el balcón de su sede electoral en París, ayer.

ELIANNE
ROS

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Una vez alcanzada la meta de seguir los pasos del venerado François Mitterrand, François Hollande no se ha concedido ni un minuto de tregua. Ayer por la mañana se puso manos a la obra -una forma de marcar la diferencia con Nicolas Sarkozy y sus impopulares vacaciones de inicio de mandato- para preparar el relevo en la presidencia y el Gobierno con el que deberá afrontar los problemas de una Francia gravemente amenazada por la crisis.

La sucesión en el Elíseo empieza hoy mismo con la participación de Hollande, junto al aún presidente Sarkozy, en los actos oficiales de la conmemoración del fin de la segunda guerra mundial, día festivo en Francia. «Es una bella imagen de la reconciliación que quiero encarnar», declaró Hollande. El traspaso oficial de poderes se producirá el próximo martes, cuando tomará posesión del cargo.

Consciente de la «dura actualidad» que le espera, además de preparar la cargada agenda internacional de las próximas semanas, Hollande perfila la composición de un Gobierno que prometió que sería paritario. En cabeza de las quinielas de los medios franceses para ocupar el cargo de primer ministro aparece Jean-Marc Ayrault, presidente del grupo parlamentario socialista y hombre de confianza del nuevo presidente, aunque no se descarta el nombre de la primera secretaria del PS, Martine Aubry.

LA POPULARIDAD DE VALLS/ Sin embargo, según un sondeo del diarioLe Parisien, el favorito de los franceses para el palacio de Matignon es el catalán Manuel Valls, alcalde socialista de Evry, en la periferia de París, y jefe de comunicación de Hollande durante la campaña. Nacido en Barcelona hace 49 años, Valls forma parte del ala más derechista del partido. Este perfil y su imagen dinámica concitan la simpatía de un espectro amplio de ciudadanos (26%), aunque Ayrault es el más deseado entre los electores de ideología socialista (30%). Según diferentes medios, Valls

tiene muchas posibilidades de hacerse con la cartera de Interior que, dada su trayectoria y su discurso sobre la seguridad, le viene como anillo al dedo.

Hollande no soltó ayer prenda. «El nombre del primer ministro se sabrá el día 15», dijo a la salida de su larga jornada de trabajo en la sede de su campaña, transformada ayer en cuartel general de la transición. El nuevo presidente mostró que desea mantener una «relación cercana con los franceses», estrechando las manos de los ciudadanos que le esperaban en la calle.

Más complicado le será cumplir sus promesas electorales y reducir al mismo tiempo el galopante déficit del país. Muchos franceses se preguntan hasta qué punto la realidad corregirá voluntariosas propuestas como la creación de 60.000 nuevos puestos en la educación o la revisión de la reforma de las pensiones. «Lo que he dicho como candidato lo haré como presidente», sostuvo Hollande.