CRISIS EN BERLÍN

Wulff, un conservador moderno con un liderazgo débil

El presidente alemán accedió al cargo por mayoría simple en tercera votación en junio del 2010

Christian Wulff.

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EL PERIÓDICO / Berlín

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Elpresidente más joven deAlemaniaChristian Wulff, de 52 años, que este viernes ha anunciado su dimisión, siempre se ha definido como unconservador moderno, tanto en lo político como en lo personal. Elegante, serio y educado, accedió a la presidencia alemana --cargo honorífico aunque con prestigio e influencia social-- tras ser elegido por mayoría simple el 30 de junio del 2010 en la tercera y última votación a propuesta de la cancilleraMerkel, tras la dimisión de su correligionarioHorst Köhler.

Aunque fue nombrado candidato de la coalición gubernamental --cristianodemócratas (CDU), socialcristianos bávaros y liberales-- a la presidencia de Alemania, las tres votaciones que tuvo que pasar hasta convertirse en presidente pusieron de manifiesto las disidencias entre estas formaciones, además de su rechazo por parte de la oposición. La votación fue una humillación para Angela Merkel, que había promovido personalmente su designación.

Pese a todo, Wulff se convirtió en el presidente más joven de la historia de laRepública Federal de Alemania y fue el segundo católico en asumir la jefatura del Estado, después deHeinrich Lübke. Desde que Merkel lanzara su candidatura, Wulff --hombre con reputación de estratega mucho más duro de lo que su eterna sonrisa y suaves maneras hacen pensar-- tuvo que lidiar con las dudas de sus propias filas sobre si era la persona adecuada para el primer cargo representativo del país.

Carrera en Baja Sajonia

Wulff nació en Osnabrück (Baja Sajonia), en 1959, y se formó como jurista. Ingresó en las filas de la CDU en 1975 y ejerció de primer ministro de Baja Sajonia entre el 2003 y el 2010 en coalición con el Partido Liberal (FDP). Antes de llegar a ese puesto, encajó dos derrotas seguidas en el estado ante el socialdemócrata Gerhard Schröder, jefe del Gobierno de Baja Sajonia entre 1990 y 1998, año en que arrebató la cancillería federal a Helmut Kohl.

Ya como presidente, Wulff ocupó el cargo con discreción y mantuvo excelentes relaciones con los medios de comunicación, accediendo amablemente a posar en sesiones de fotos con su segunda esposa,Bettina, una mujer joven y rubia con quien tiene un hijo. Ella fue la primera mujer de un presidente en lucir un tatuaje (una especie de llama, en el brazo derecho), que el propio Wulff consideraba "cool".

Sus vínculos personales con empresarios, en la época en que lideraba elland deBaja Sajonia (norte) entre el 2003 y el 2010, han sido su tumba política. Desde mediados de diciembre, Wulff ha sido atacado por los medios de comunicación alemanes, que le han acusado de aprovecharse de su posición para obtener beneficios financieros diversos, y a continuación, tratar de encubrir estos casos. Un ejemplo fue el mensaje amenazador que dejó en el buzón de voz del editor del tabloideBild, y que luego fue ampliamente difundido.

Protesta católica

Pocos meses después de llegar a la presidencia, este católico practicante provocó una protesta en los círculos conservadores al afirmar que el islam ya era ahora parte de Alemania, durante las celebraciones del 20 aniversario de la reunificación alemana del 3 de octubre del 2010. En el pasado ya había expresado su vocación integradora nombrando un ministro de origen turco en Baja Sajonia.

Pese a su talante moderno e integrador, los escándalos en los que se ha visto envuelto recordarán a Christian Wulff como un presidente vinculado a la corrupción y el abuso de poder.