Relator de la ONU

«No debemos esperar a que mueran de hambre»

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JÚLIA BADENES
JOHANESBURGO

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Entre siete y diez millones de personas están en riesgo de morir de hambre en los países del Sahel. La sequía ha dejado malas cosechas y los precios de los alimentos básicos son los más altos en cinco años. El relator especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, Olivier de Schutter, apremia a actuar.

-¿Estamos todavía a tiempo de evitar la crisis que se avecina para abril?

-Aún no es una crisis alimentaria a gran escala, pero lo será si no actuamos con urgencia. La escasez puede llegar pronto, durar mucho y condenar a miles de personas al hambre extrema. La lenta reacción de los gobiernos de Senegal y Burkina Faso es preocupante, pero en cambio Malí y Níger se han movido pronto para declarar la emergencia y solicitar ayuda. La comunidad internacional debe responder y garantizar que haya reservas y que las oenegés tienen acceso a esos alimentos. Tenemos que actuar ya. No debemos esperar a que la gente se muera de hambre.

-La mitad de la población de la región sufre pobreza crónica y el hambre ya llama a muchas puertas.

-La comida es cada vez más escasa y es de baja calidad, especialmente para niños y embarazadas. El poder adquisitivo cae en picado. En Níger, el mijo ha subido un 37%. Y los precios de los cereales importados son inalcanzables.

-El hambre golpea cíclicamente la zona. Más allá de la emergencia, ¿cuál debe ser la respuesta a largo plazo?

-Los países del Sahel y del Cuerno de África deben crear planes globales contra la sequía que fijen de antemano qué recursos necesitan. La comunidad internacional, por su parte, debe garantizar que su respuesta es adecuada. La ayuda funciona a menudo en contra de las necesidades: los donantes son más generosos cuando los precios son bajos porque las cosechas son abundantes, y entonces no hay tanta urgencia.

-¿La ayuda externa es la única solución?

-Es fundamental reformar el sistema alimentario mundial y acabar con el peligroso exceso de confianza en las ayudas. Para ello, se deben reconstruir los sectores agrícolas y dar apoyo a los pequeños agricultores. Si lo hacemos así, estos podrán producir para satisfacer las necesidades locales y salir de la pobreza.

-¿La amenaza terrorista de Al Qaeda en el Magreb Islámico será un problema?

-Sí. En Mauritania y Malí pueden haber problemas para entregar la ayuda. Además, si el Programa Mundial de los Alimentos diversifica sus rutas de suministro para aprovechar las reservas de alimentos disponibles en Nigeria, existe el temor de que la banda terrorista Boko Haram ponga en peligro este plan.