El fin del régimen libio
Los rebeldes piden ayuda humanitaria de urgencia
Mustafá Abdel Jalil, jefe del Consejo Nacional de Transición (CNT), el órgano político de la rebelión libia, hizo ayer un llamamiento urgente a la ayuda humanitaria para Trípoli ante la escasez de material médico y algunos productos alimentarios de primera necesidad.
«Llamamos a todas las organizaciones humanitarias y les decimos que Trípoli necesita medicamentos, productos para las primeras curas y material quirúrgico», afirmó Abdel Jalil en una rueda de prensa en Bengasi, el bastión de los rebeldes donde comenzó la revuelta.
Desde que comenzaron los combates en Trípoli, la situación en la capital ha sufrido un considerable deterioro. El suministro de agua y electricidad se ve constantemente interrumpido e incluso la gasolina escasea pese a que Libia es un país productor de petróleo. La basura se amontona en las calles.
CARBURANTE/ Cinco días después de su entrada en la fortaleza de Bab el Azaziya, el que fue el cuartel general de Muamar Gadafi, los líderes rebeldes prometieron ayer restaurar los servicios básicos, aunque reconocieron la dificultad de la tarea. «Tenemos 30.000 toneladas de carburante que vamos a empezar a distribuir a partir de hoy», afirmó Mahmud Chamam, portavoz de los rebeldes. Según Chamam, este carburante contribuirá a restaurar la electricidad. También prometió la distribución de bombonas de gas en las próximas 48 horas y el inicio de la reparación de la refinería de Zauiya.
Chamam aseguró que también se distribuirán ciertas cantidades de agua potable y desmintió categóricamente que el suministro de agua en Trípoli haya sido saboteado por las fuerzas gadafistas. «Hay algunos problemas técnicos», afirmó.
Un total de 32 barcos, cargados con todo tipo de suministros -agua, alimentos y medicamentos- procedentes de la ayuda internacional se encuentran fondeados en el puerto de Trípoli esperando poder atracar. Londres anunció ayer el envío urgente de equipamiento médico y alimentos a través de la Cruz Roja.
En el plano político, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, abogó ayer por el envío de una misión de paz (cascos azules o policías) que ayude «a restaurar el orden y la seguridad», y señaló que lo pedirá al Consejo de Seguridad, ya que una misión de este tipo requiere la aprobación de dicho órgano.
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