ANÁLISIS

'Srebrenica, 'in memoriam'', por José María Mendiluce (11-07-2005)

Bosnia y Herzegovina recuerda la matanza perpetrada hace 10 años

JOSE MARIA MENDILUCE Excoordinador humanitario de la ONU en la ex-Yugoslavia

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Cuando en mayo de 1993 fui relevado de mis funciones como enviado especial y coordinador humanitario de laONU en laex-Yugoslavia, estaba físicamente exhausto, moralmente destruido y políticamente indignado. Si hubo crímenes por todas las partes, donde se concentraron la mayoría de los horrores y donde todos los frentes seguían abiertos era enBosnia y Herzegovina. También allí la cobardía internacional ante elgenocidio alcanzó cotas indescriptibles, que ya anunciaban desastres mayores. Y sucedieron.

El 11 de julio de 1995, hace hoy 10 años, el comandante del batallón holandés de laForpronu (Fuerza de Protección de las Naciones Unidas), que protegía el enclave deSrebrenica, entregó su población (unas 40.000 personas) a las tropas serbias, que con su general Ratko Mladic al frente, y bajo supervisión holandesa, separaron a las mujeres, niños y ancianos, de los hombres de entre 14 y 65 años. Unos 15.000 en total fueron concentrados mientras empezaban a llegar noticias de ejecuciones masivas de prisioneros en las zonas aledañas.

Se produjo una estampida humana, tratando de escapar de una muerte cierta. Y comenzaron a huir a través de campos minados y bajo el fuego de los guardianes. Menos de la mitad lograron llegar días después de territorios controlados por los bosnios, en grupos dispersos y exhaustos, entre ellos muchos heridos de bala o amputados por las minas. Algo más de 8.000 desaparecieron en el intento. Sus cuerpos han ido apareciendo enfosas comunes, horriblemente ejecutados y mutilados.

Gracias a la captura de algunos altos responsables militares y policiales, juzgados por el Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia(TPIY), tenemos ya suficientes testimonios para conocer la dimensión de las masacres. Una grabación de radio entre el coronel Vujadin Popovic y su jefe, el general Radislav Krstic, que figura como prueba enLa Haya, registra la petición del primero para descansar por un rato y tomar una ducha, agotado tras la ejecución de los primeros 1.200 musulmanes y a la espera de "continuar la operación una vez enterrados éstos".

También sabemos que las tropas serbiastendieron emboscadas a los que huían, disfrazándose de soldados de la ONU, con sus cascos azules, robados previamente a los valientes soldados, sin mando y sin moral. Así acabaron dos años de protección en aquel campo de concentración administrado por las Naciones Unidas, y que los serbios mantuvieron por tres años en el hambre, la muerte y el terror.

Srebrenica es quizá la mayor masacre singularizada de cuatro años de exterminio, con cifras aterradoras. Pero hubo muchas más, casi desconocidas. Y la vergüenza permanente del sitio deSarajevo, con más de 15.000 muertos y cuatro años de duración. Las detenciones o entrega voluntaria alTPIY de numerosos oficialesserbobosnios yserbios de alto rango están completando el terrible cuadro de horrores y estableciendo responsabilidades precisas.

Un vídeo recientemente emitido sobre ejecuciones masivas en la zona de Srebrenica por parte de las tropas serbias, por tanto bajo las órdenes deMilosevic, y la entrega voluntaria al tribunal del brazo derecho deMladic en la matanza, lograrán poner a cada cual en su sitio. En particular, a la corte de negacionistas que todavía hoy, 10 años después, siguen insultando a los centenares de miles de víctimas, indultando con mentiras y desconocimiento a sus asesinos. Entre ellos, el repugnantePeter Hanke.

Tras años de lucha por conseguir justicia, la creación del Tribunal Penal Internacional fue un paso de gigante contra la vergüenza del olvido y la pervivencia de la mentira. Me enorgullece ser testigo de la fiscalía en numerosos casos, y poder aportar datos que contribuyan a reducir el espacio de las opiniones. Su trabajo es lento y complejo. Pero es el precedente real del sueño que nos llevó a luchar y conseguir la creación del Tribunal Penal Internacional Permanente, que algún día esperamos sea realmente operativo.

Viví la conclusión de la matanza de Srebrenica desde el Parlamento Europeo y desde las calles de Barcelona y otras ciudades catalanas y europeas. Con mis amigosEmma Bonino, Bernard Kouchner y Daniel Cohn-Bendit, entre otros, agitamos y peleamos para explicar aquella guerra contra todos nosotros y para exigir nuestra defensa en Bosnia. La masacre de Srebrenica aceleró las cosas y al final, 200.000 muertos tarde, 40.000 desaparecidos tarde, miles de mujeres violadas tarde, dos millones de refugiados tarde,¿ la OTAN intervino y en 48 horas (¡¡48 horas!!) callaron las armas de los serbios y se firmaron los discutiblesacuerdos de Dayton.

Me late el corazón con fuerza. En unas horas viviré la intensidad de esos momentos que acontecen algunas veces en tu vida. Al salir de Sarajevo, prometí que nunca olvidaría y que trataría por siempre que se hiciera justicia. Podré mirarles a los ojos, como siempre hicimos los que no teníamos nada de lo que avergonzarnos. Cuando leas este artículo, junto a Bernard, a Daniel, estaré en Srebrenica.

Echaremos de menos aSusan Sontag, pero estará en espíritu. Es importante recordar y repetir el famoso nunca más. Pero sobre todo es importante seguir reflexionando sobre los errores y cobardías que permitieron ese genocidio en Europa, para saber si estamos mejor preparados que entonces para evitar el próximo.

Mis amigos judíos fueron los primeros en entender. Quizá porque ellos sí tenían memoria.