La situación interna

El asalto abre una brecha entre saharauis y colonos marroquís

El Polisario eleva los muertos a 19 y el Ejército denuncia bajas por arma blanca

Ciudadanos saharauis protestan por las calles de El Aiún en el tercer día de incidentes en el Sáhara Occidental.

Ciudadanos saharauis protestan por las calles de El Aiún en el tercer día de incidentes en el Sáhara Occidental.

BEATRIZ MESA
CASABLANCA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El asalto violento del Ejército de Marruecos del pasado lunes al campamento de Gdeim Izik, cobijo de unos 20.000 saharauis que pacíficamente protestaban para mejorar sus condiciones de vida, ha dejado un poso de odio entre la población autóctona y los colonos marroquís en el Sáhara Occidental que será muy difícil de superar en el futuro. «¿Cómo esperan que convivamos ahora después del baño de sangre que han provocado las autoridades?», se pregunta Brahim, activista de El Aaiún.

«¿Cómo mirar ahora al vecino marroquí que ha golpeado hasta tumbar a tu madre o tu hermana?», se sigue interrogando, tras ser testigo de cómo dos comunidades se atacaban sin piedad. Aún ayer, aunque en algunos sectores de la ciudad se impuso una calma relativa, los disturbios se sucedían en los principales barrios saharauis, férreamente controlados por los militares. Los agentes patrullan las calles noche y día y están al acecho de cualquier osadía independentista y a la caza de cualquier joven saharaui que vuelva a pronunciar la palabra Polisario.

Sembrado el terror, los chavales saharauis no se atreven a dar un paso que pueda acarrear una detención. Todavía anoche continuaban los saqueos, los registros, a golpe de porras, en las casas y los arrestos masivos de los jóvenes. «¡Nos quieren liquidar!», repiten a este periódico varios saharauis por teléfono.

El Polisario elevó las víctimas mortales a 19 y los heridos casi rozan los 800, mientras que el Gobierno de Rabat admite únicamente una víctima civil saharaui. En paradero desconocido se encuentran 156 saharauis cuyas familias continúan buscándolos desesperadamente. «¿Estarán arrestados? ¿Detenidos, abandonados, muertos?», gritan exaltados los activistas saharauis contactados por este diario.

«HA SIDO UNA VENGANZA» / Marruecos, por su parte, solo confirma la muerte de 10 agentes marroquís, algunos degollados con arma blanca por saharauis. «Estos métodos violentos que utilizaron nuestros hermanos me preocupan... Ha sido una venganza», afirmó, Jimi El Galia, presidenta de la Asociación Saharaui de Violaciones de Derechos Humanos (ASVDH), muy preocupada por la deriva que tomó el conflicto del Sáhara Occidental.

«Parece que se acabó la lucha pacífica», añadió la activista. Su casa fue desmantelada por militares que apuntaron con ametralladoras al cuello de su marido e hijos.

El arabista y especialista en relaciones hispano- marroquís, Bernabé López García aseguró que el litigio «pasa por una fase irrecuperable» para que Marruecos obtenga una solución inteligente. «Difícilmente los saharauis pueden creer en el proyecto de autonomía (que Rabat ofreció al pueblo saharaui como única solución al conflicto) tras el desalojo del lunes», valoró.

Las nuevas generaciones ya no piensan en mejorar sus condiciones de vida o en beneficiarse, después de 35 años de discriminación, de los recursos naturales como el pescado o los fosfatos. No. Ahora, quieren la independencia.