El testimonio

Silvia García: «Nos advirtieron de que si salíamos de las casas nos matarían»

Silvia García, en el campamento de Gdeim Izik, antes del desalojo.

Silvia García, en el campamento de Gdeim Izik, antes del desalojo.

BEATRIZ MESA
CASABLANCA

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-¿Dónde estaba la noche en la que el Ejército marroquí desmanteló el campamento?

-¡Dentro del campamento!. Llevaba 15 días con los saharauis. La noche de la masacre no podíamos dormir. Ya había rumores de que se produciría el asalto, pero hasta que no oímos los motores de los helicópteros y vimos las luces a lo lejos no nos lo creímos. Entonces sonó una alarma y el campamento se puso en pie. Centenares de policías y militares marroquís con porras, cascos, escudos, rodilleras y otros materiales antidisturbios asaltaron el campamento y desalojaron a la gente por la fuerza.

-¿Cómo fue el asalto?

-Los agentes derribaban las tiendas con las porras, lanzaban piedras y gases lacrimógenos. Encontré a muchas mujeres corriendo, gritando, llorando. También a niños. La gente tosía, no podía abrir los ojos. A mí me dieron cebolla y agua de colonia para evitar los efectos de los gases. Me asusté y luego casi lloré cuando vi a los agentes reírse, jactarse de lo que hacían mientras lo saqueaban todo, ropas, mantas y demás enseres de la población saharaui, que se llevaban en coches. Fui testigo de cómo esposaban a un grupo de jóvenes y les pegaban en las rodillas, en las manos y en la cabeza. A algunos jóvenes amigos saharauis se los llevaban casi desmayados por las palizas que habían recibido y aún se encuentran en paradero desconocido.

-Tras consumarse el desmantelamiento, ¿cómo regresó a la ciudad?

Caminé a pie por el desierto junto con un grupo de mujeres saharauis, pero cuando llegamos a El Aaiún los controles policiales nos impidieron entrar en las casas de los barrios saharauis. Hemos sido retenidos en la periferia de la ciudad, donde todavía me encuentro. A las ocho de la tarde del día del desalojo hubo un toque de queda. Nos advirtieron de que si salíamos de las casas, nos matarían. Sé, por amigos saharauis, que los saqueos de los militares y de civiles marroquís fueron brutales. Sacaron a la gente por la fuerza de sus viviendas, la metieron en furgonetas y luego no sé que habrá pasado. Una salvajada.

-¿Cuál es la situación en las calles de El Aaiún?

-Yo no puedo salir a la calle. Los amigos saharauis me han recomendado que permanezca en casa. La situación es muy tensa. Me dicen que hay militares y policías por todas partes y que siguen saqueando las viviendas de los saharauis.