Análisis

Para Cuba, bueno...

CARLOS CABRERA
PERIODISTA Y EMPRESARIO CUBANO EN ESPAÑA

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La Unión Europea acaba de atar de pies y manos al Gobierno cubano con su decisión de no variar su posición común, pero abriendo una vía de contactos bilaterales para intentar alcanzar un acuerdo comercial bilateral como el que mantiene con otras dictaduras del mundo; decisión que coincide con parte del imaginario castrista: trátame como a Birmania, pero mándame dinero.

Mientras el exministroMiguel Ángel Moratinosviajaba del Vaticano a la Casa Blanca, pasando por Brasilia, La Habana, Nueva York y París para verse con todos los actores de la negociación, su entonces colega cubano,Bruno Rodríguez,decía en voz alta que exigía incondicionalmente el fin de la posición común europea, del embargo norteamericano, la devolución de la base de Guantánamo y la liberación de cinco espías cubanos condenados por tribunales norteamericanos. Pero luego,sotto voce,Rodríguezrecordaba a sus interlocutores que aunque la legislación vigente la sigue contemplando, Cuba no ha aplicado la pena de muerte a ningún reo desde queRaúl Castro asumiera el mando único (verano del 2006); que cumplirían el acuerdo con España y la Iglesia católica cubana (algo inédito en 51 años) para liberar a casi todos los presos políticos; y que autorizarían algunas formas de propiedad privada y el trabajo por cuenta propia, pero que ellos (los moderados) necesitaban un gesto de Washington y Bruselas para aplacar a los talibanes internos.

La caja vacía

¿Qué les pasa? Que están sin dinero y tienen que poner en la calle a medio millón de trabajadores de aquí a Navidad, con la entusiasta cooperación del sindicato único, que ha pedido comprensión y apoyo para salvar la revolución.

La decisión de la UE de atender los reclamos del Gobierno español de no cerrar la puerta a Cuba constituye un reconocimiento político aMoratinos;una buena noticia para los demócratas cubanos (incluidos los altos cargos castristas que simulan) y una regular noticia para el Gobierno cubano y su núcleo numantino, que aguardaba el triunfo de la postura de Alemania, Chequia y Suecia, entre otros, para desenfundar el machete mambí (luchadores contra España en las guerras de independencia del siglo XIX) y montar una gran tribuna antieuropea en La Habana y alrededores.

Pero Bruselas ha abierto un compás de espera, quizá siguiendo el blues deObama,el candomblé deLulay los gregorianos deBenedicto XVI,obligando a La Habana a criticar con matices el mantenimiento de la posición común para no alejar las posibilidades de que entre dinero fresco a las anémicas arcas, vía cooperación y acuerdo comercial; que haga vista gorda de los excesos represivos cotidianos, ilegales e inconstitucionales de la isla-cárcel, que ahora mismo carece de azúcar y de sal para vender a sus ciudadanos con normalidad.

ContraAznaryBush,los talibanes castristas vivían mejor, y peor frente aObamayZapatero.Pero ello no debe inducir aRaúl Castroal error de creer que sus únicos enemigos son la «mafia anticubana de Miami», el imperialismo yanqui y la Unión Europea. Sus recientes reformas parciales generarán descontento entre la gente de a pie; pero también lastimará a los que viven como califas sobre la miseria de sus compatriotas y que han amasado verdaderas fortunas robando al Estado monopolista. Muchos funcionarios perderán la opción de lucrarse con los recursos estatales que manejan a su antojo y muchos empresarios sumergidos que -irónicamente, se han hecho ricos por la izquierda (chanchullos varios)- tendrán que asumir los costes reales de las estructuras y los salarios de sus florecientes negocios en La Habana mísera de este comienzo de siglo.