Salvamento épico

"Nuestros cuerpos se consumían, estábamos cada vez más flacos"

ABEL GILBERT / Copiapó

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

«Las condiciones de trabajo eran inhumanas». Eso es lo que vio Manuel González, el primero de los rescatadores que descendió a las tinieblas para sacar alos 33. González, uno de los héroes de la operación San Lorenzo, se encontró con una mina «bastante rudimentaria», donde «las fortificaciones eran muy débiles». Su descripción no hizo más que resaltar la proeza de los trabajadores que resistieron 70 días en ese entorno adverso.

Cuando sus botas pisaron ese suelo a casi 700 metros de profundidad, los rescatadores se encontraron con personas semidesnudas, que aguantaban temperaturas de 40 grados. «Uno ahí dimensiona la situación. Cuando bajamos, ya tenían una alimentación regular, pero sus primeros 17 días [hasta que se estableció contacto con ellos desde el exterior] debieron ser terribles», agregó.

Al verse atrapados,los 33 quemaron neumáticos para enviar señales al exterior. Detonaron explosivos para que la mina vibrara. De repente, advirtieron que el agua potable se les acababa. Para preservarla, empezaron a beber de manera alternada agua contaminada con aceite de máquina, que estaba guardada en tambores. «Muchos comenzaron a tener dolor de estómago», aseguró Darío Segovia. La leche duró pocos días porque se echó a perder. «Solo les quedaban tres raciones de alimentos en el momento del contacto», dijo Omar Reygadas, uno de los rescatados. «Los cuerpos se consumían, cada vez estábamos más flacos. Mi cuerpo se consumía a sí mismo», confesó Richard Villarroel.

ESCASEZ DE OXÍGENO / En el socavón no abundaba el oxígeno. Segovia, quien tuvo una leve subida de tensión al salir, explicó que llegaron a desesperarse por la falta de aire. «Por eso recorríamos constantemente la galería», argumentó.

El caso ha puesto sobre la mesa la cuestión de la precariedad laboral en la minería chilena. Hasta el presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de Rancagua, monseñor Alejandro Goic, pidió, en adelante, «asegurar las condiciones laborales lo más dignas posibles» para los trabajadores. Esa, dijo, es «la gran enseñanza» que han dejado estos 70 días.

MEJORAS LABORALES / El presidente Sebastián Piñera prometió llevar a cabo un cambio radical «en el corazón de la cultura de nuestro país». Algunos se preguntaban ayer cuál será el alcance de ese cambio. Cristian Cuevas, dirigente de la Central Unitaria de Trabajadores, dijo que, en definitiva, todo se reduce a que Chile ratifique el Convenio 151 de la Organización Internacional de Trabajo sobre protección a los empleados. Algo que, según Cuevas, ni los gobiernos progresistas se animaron a hacer para no desairar a los empresarios.