REACCIONES TRAS EL REFERENDO CONSTITUCIONAL

La UE aplaude las reformas de Turquía pero pide más

Bruselas mantiene la cautela sobre el desbloqueo del proceso de adhesión

Una mujer se dispone a votar en un colegio electoral de Estambul, el domingo.

Una mujer se dispone a votar en un colegio electoral de Estambul, el domingo.

ELISEO OLIVERAS / Bruselas
ANDRÉS MOURENZA / Estambul

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Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE), la Comisión Europea y el Parlamento Europeo aplaudieron ayer la mayoritaria aprobación en las urnas de la reforma constitucional de Turquía, pero se mostraron cautos sobre su impacto en las bloqueadas negociaciones de adhesión de este país a la UE e insistieron en que Ankara necesita emprender aún muchas otras reformas para despejar su camino hacia la integración.

La división de los Veintisiete sobre el mensaje a transmitir a Turquía, y sobre la propia eventual adhesión del país a la UE, llevó a los ministros de Exteriores reunidos en Bruselas a trasladar a los líderes la responsabilidad de emitir una valoración común durante la cumbre europea que se celebrará el jueves.

Mientras los países más partidarios de la adhesión, como España, Suecia y el Reino Unido, consideraban el resultado del referendo un avance muy importante, los más reticentes, como Francia, Alemania y Austria, se mostraban mucho más reservados. Para España, el referendo constituye «una señal clara de la vocación europeísta de Turquía», destacó el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. «Demuestra el compromiso que tienen la sociedad y las autoridades turcas de modernizar las instituciones políticas y sociales y de dar un paso importante y cualitativo hacia la UE», añadió Moratinos.

PRUDENCIA / «El referendo abre la puerta europea, porque prepara el terreno para una evolución más abierta y democrática del país», destacó el ministro sueco de Exteriores, Carl Bildt, aunque advirtió que llevará tiempo preparar esa eventual adhesión. Alemania indicó que se trata de un «paso suplementario importante en el camino de Turquía hacia Europa», pero el ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, está más abierto a la adhesión que la cancillera Angela Merkel, que se alinea con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en defender una relación especial de la UE y Turquía, pero sin que llegue a ser Estado miembro.

Incluso la Comisión Europea, en teoría favorable a la adhesión, subrayó que el referendo debe ir seguido de «otras muchas reformas en el ámbito de las libertades individuales y los derechos fundamentales». En la misma línea se pronunció el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek.

El contencioso sobre Chipre mantiene bloqueada la apertura de 18 capítulos clave de los 35 que componen el tratado de adhesión, y ya solo quedan tres capítulos cuya negociación pueda abrirse en el futuro sin un compromiso sobre la isla.

En clave interna, el en el referendo del domingo, además de dar un espaldarazo al primer ministro Recep Tayyip Erdogan, ha abierto nuevas posibilidades en la política turca. Incluida la posibilidad de aprobar una nueva Constitución totalmente civil, ya que la Carta Magna vigente fue aprobada durante la Junta militar (1980-1983).

El diputado de la mayoría y presidente de la comisión constitucional del Parlamento, Burhan Kuzu, se refirió ayer a dos posibilidades: la primera, seguir con las reformas para renovar totalmente la actual Constitución, y la segunda, esperar a los resultados de las elecciones del 2011 y que Gobierno y oposición colaboren en la redacción de un nuevo texto.

SILENCIO MILITAR / Por el momento, los militares, principales perdedores del referendo, permanecen callados. Y no puede ser de otra forma, ya que las reformas de los últimos años han reducido su poder. Quien sí habló fue la alta magistratura, que ve cómo aumenta el peso del Parlamento en la elección de sus órganos. «Hemos dado un paso atrás en la independencia judicial», lamentó Kadir Özbek, vicepresidente del Consejo Superior de Jueces y Fiscales.

La otra lectura de los resultados se halla en el Kurdistán: los nacionalistas kurdos se han revelado muy importantes en sus bastiones, pero no decisivos en el conjunto de Turquía. Por ello, el líder del Partido de la Paz y la Democracia (BDP), Selahattin Demirtas, tendió la mano al primer ministro para cooperar en la solución del conflicto: «Si queremos que siga el alto el fuego del PKK [declarado por el referendo] el Gobierno debe hacer algo».