FÓRMULA DE CONTROL SOCIAL

4 euros por día de trabajo

El 'cash for work' garantiza a miles de haitianos la subsistencia básica diaria

Junior Leosten trabaja en Martissant.

Junior Leosten trabaja en Martissant.

M. M. / Puerto Príncipe

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Sorprende, al volver a Puerto Príncipe casi seis meses después del terremoto, cómo hay edificios derrumbados exactamente igual que al día siguiente de caer. Debajo de los escombros, unos muertos que ya han dejado de llamar la atención de los vivos porque su olor ya no les recuerda que siguen ahí abajo. Ya no huele a muerte en Puerto Príncipe.

En este escenario es habitual la imagen de un hombre solo en medio de una gran montaña de ruinas sacando los escombros con sus manos, piedra a piedra, hierro a hierro, con una desangelada carretilla a sus pies como única herramienta. El más afortunado dispone de pico y pala. Al ver la estampa uno no puede evitar preguntarse si terminará algún día.

A veces lo hacen en grupo, en brigadas muy visibles gracias a las llamativas camisetas repartidas por las oenegés más potentes que operan en el país. Estos ciudadanos haitianos son los beneficiarios delcash for work–dinero por trabajo–, una fórmula autorizada por el Gobierno de Haití y aplicada por Naciones Unidas y oenegés de todo el mundo con el doble objetivo de hacerlos partícipes de la reconstrucción del país y, al mismo tiempo, convertirse en una fórmula de control social en un escenario donde miles de personas han perdido sus trabajos, sus casas y no cuentan con ninguna fuente de ingresos. La tarifa oficial establecida por el Gobierno de Haití para elcash for workes de 150 gourdes (cinco dólares o cuatro euros aproximadamente). Generalmente, ese dinero sale de las arcas de las organizaciones internacionales y las oenegés porque el Gobierno no puede hacerse cargo. Labores de desescombro de edificios y viales y de limpieza de los viales por donde circulan las aguas residuales –fundamentales para evitar inundaciones en plena época de ciclones– son las más habituales.

El día empieza pronto en Puerto Príncipe y el sol cae a plomo a primera hora de la mañana. Una brigada de unos 40 ciudadanos haitianos trabajan en la limpieza del canal de agua residual Watson, en el barrio de Martissant de la capital. La oenegé Oxfam Internacional ha organizado el trabajo. Otras oenegés hacen lo propio en otras zonas de la ciudad para diversas labores con idénticos mecanismos de captación y organización.

No es fácil. Para empezar, hay más demanda que oferta y las peleas para conseguir un puesto en la brigada son el pan de cada día.

«Reclutamos a gente que sea del barrio donde se realizan los trabajos y que cada vez sean personas diferentes para dar oportunidades a todos»,explica el coordinador local de Oxfam, Lombard Charly, para añadir:«A veces es necesario reunirse hasta cinco o seis veces con los líderes de los barrios, que también se pelean entre ellos por el liderazgo».

Junior Leosten, de 31 años, suda a chorros mientras retira una gran montaña de escombros que taponan el canal Watson.«Trabajo en el canal para dar un servicio a la comunidad y ayudar a levantar mi barrio y mi país»,comenta, para añadir que él subsiste con las remesas de los familiares que tiene fuera del país.

Es su caso particular. Para la mayoría de haitianos, esos 150 gourdes son la comida de cada día.