PUBLICACIÓN GUBERNAMENTAL DE UN LIBRO BLANCO

China avala la censura cibernética

Pekín defiende su derecho al control de internet en nombre de la seguridad

Niños chinos reciben una clase de buen uso de internet.

Niños chinos reciben una clase de buen uso de internet.

ADRIÁN FONCILLAS
PEKÍN

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China defendió ayer la Gran Muralla cibernética, mucho más eficaz como catalizadora de críticas globales, guerras comerciales y bienintencionados debates sobre la libertad de expresión que como arma de censura. Por si quedaban dudas, Pekín repitió que el control sobre internet es un «requisito imprescindible para proteger la seguridad nacional y el interés público».

China reafirmó su política tres meses después de la sonada marcha de Google. Tras un supuesto ataque de internautas chinos a su seguridad, la multinacional apeló de repente a la libertad de expresión para dejar de autocensurar sus contenidos, lo que había hecho largamente, y se condenó al exilio hongkonés.

La marcha de Google llevó las relaciones bilaterales con EEUU a su punto más bajo, al juntarse con la venta de armas a Taiwán y la recepción al dalái lama.

Google marcó el terreno: colocadas ante el dilema de colaborar con la censura o dejar el país, se temía una cascada de salidas de multinacionales. Es decir, una tragedia económica. No ocurrió. El resto permanece fiel al mercado internauta mayor y con más crecimiento del mundo. Durante una visita el mes pasado a Pekín, la vicepresidenta de la Comisión Europea, Neelie Kroes, dijo que la censura debería ser fiscalizada por la Organización Mundial del Comercio por ser un asunto «comercial», ya que era «una barrera para la comunicación».

En el listado de informaciones prohibidas publicado ayer hay cajones de sastre, que permiten un margen generoso de interpretación, y materias concretas. Se habla de las que ponen en peligro la seguridad y unificación nacional, las que instigan el odio interétnico o la discriminación; las que extienden herejías, supersticiones o rumores; las obscenidades, pornografía, apuestas ilegales, violencia, brutalidad y terror.

La censura en la red no es un quebradero de cabeza aquí. Muchas de las webs extranjeras bloqueadas tienen su equivalente chino. Google, por ejemplo, estaba muy por detrás del buscador Baidu. Hay decenas de páginas para compartir vídeos que sustituyen a Youtube y redes sociales similares a Facebook. Los chinos, de natural apolíticos, no muestran gran interés en contenidos sensibles, apuestas ilegales y pornografía al margen. Y cualquier internauta conoce múltiples programas para burlar la Gran Muralla.

OBJETIVO: 600 MILLONES / El asunto de la censura está incluido en un interesante documento de 31 páginas, el llamado Libro Blanco de Internet, que subraya su importancia en el desarrollo económico, tecnológico y científico del país. China tiene una tasa de penetración de internet del 29% y 400 millones de usuarios (superó a EEUU hace dos años). El plan pretende estimular su uso para alcanzar el 45 % en cinco años, hasta los 600 millones.

China está por delante de otros países en vías de desarrollo. El 90 % de los usuarios disfruta de banda ancha.Wen Jiabao, primer ministro y cara amable del Gobierno, ha realizado varios chats para popularizar el uso de la red.