CIBERDIARIO DESDE Burundi

El Papa, África y los condones

España y Bélgica recriminan la posición de Benedicto XVI pero sin oír a los africanos

Dos pigmeos danzan ante Benedicto XVI en Camerún.

Dos pigmeos danzan ante Benedicto XVI en Camerún.

JOSÉ CARLOS Rodríguez
TRABAJA EN RED DEPORTE Y COOPERACIÓN

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Me gustaría lanzar una pregunta inocente: ¿Han oído ustedes a algún país africano protestar por las palabras del papa Benedicto XVI en contra de los preservativos durante su viaje a África en marzo? Yo aún no he oído ni media palabra al respecto. Tras 20 años en Uganda, la reciente admisión a trámite en el Congreso de los Diputados de una reprobación al Papa por estas palabras no deja de parecerme una manera sutil del paternalismo que padecemos los occidentales: pretender saber lo que es bueno para África sin molestarnos en consultar a los africanos.

Sobre el preservativo, y más en África, hay mucho que matizar. Yo, personalmente, no estoy de acuerdo al cien por cien con la posición oficial de la Iglesia católica en este tema porque, sin ir más lejos, en el caso de las parejas discordantes (en las que uno de sus miembros está infectado por el VIH y el otro no) me parece que no hay más remedio que aceptar que el condón es el remedio más viable, opinión por otra parte que es compartida por infinidad de sacerdotes, religiosas y obispos que viven el día a día de la dura realidad sobre el terreno. También hay que ser realistas y ayudar a las mujeres, cuyos maridos hacen de su capa un sayo, para que se protejan si no pueden hacer nada más.

Pero una cosa es eso, y otra muy distinta es aconsejar a quienes llevan una vida irresponsablemente promiscua que se pongan la gomita y a vivir que son dos días. Y en África, la promiscuidad --muy asociada al machismo-- es una plaga cuya erradicación pide la respuesta más lógica y razonable: trabajar por el cambio de comportamiento.

Y este cambio es posible, y aquí es donde yo pienso que Benedicto XVI sí tiene razón. Durante mis primeros años de trabajo en Uganda, la tasa de infección por el VIH era espantosa, rondando el 30%. El porcentaje de prevalencia ha caído hasta llegar al actual 6%, y no creo que el uso del condón haya desempeñado un papel de primer orden. Primero, porque en un país donde más de la mitad de sus habitantes vive con menos de un dólar al día, no creo yo que mucha gente se gaste 500 chelines (un tercio de dólar) en una cajita de tres profilácticos.

El Gobierno de Uganda hizo hincapié, en sus campañas, en la abstinencia sexual para los jóvenes y la fidelidad para los casados, y no parece haberles ido muy mal con esta manera de hacer las cosas. De hecho, todos los países africanos que han querido afrontar el tema del sida de manera cabal han intentado aprender del modelo ugandés.

La Iglesia propone sus posiciones doctrinales y después cada cual es muy dueño de aceptarlas o no. Por eso, no entiendo que haya países europeos --Bélgica y ahora España-- que se permitan recriminar al Papa por sus palabras en África, cuando los propios africanos no lo han hecho. Si de verdad están tan preocupados por África, podrían comenzar por revisar su política comercial, que margina a los productos africanos.