APOTEOSIS EN LA CONVENCIÓN DE MINNESOTA

McCain y Palin se apropian del mensaje de cambio de Obama

El candidato republicano McCain y su número dos (derecha), junto al marido de ésta, Todd, y el hijo de ambos.

El candidato republicano McCain y su número dos (derecha), junto al marido de ésta, Todd, y el hijo de ambos.

JOAN CAÑETE BAYLE
SAINT PAUL / ENVIADO ESPECIAL

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Tras tres días en que la protagonista de la convención republicana fue la candidata a la vicepresidencia, Sarah Palin, ayer llegó por fin el momento de John McCain, que aceptó en el Xcel Center de Saint Paul la candidatura republicana a la Casa Blanca. Y lo iba a hacer, según los extractos del discurso que envió su campaña (al cierre de esta edición McCain aún no había hablado), con un mensaje de cambiorobadoa Barack Obama y en línea con el que Palin triunfó el miércoles en su puesta de largo.

"No puedo esperar para presentar (a Palin) en Washington. Y dejad que le haga una advertencia a esa vieja gente de Washington, derrochadores, que no hacen nada, que piensan 'primero yo y después el país': el cambio está de camino", tenía previsto decir McCain, que es congresista en Washington desde 1982. Este es el mensaje con el que los republicanos afrontan la fase decisiva de la campaña: McCain y Palin no son untercer mandatode George Bush, sino un cambio realista basado en la experiencia del senador y en el ímpetu y frescura de la número dos.

INDEPENDIENTES

El discurso de McCain no fue tan conservador como el de Palin, sino más centrado, buscando a los independientes que tradicionalmente ha cortejado en su carrera. Con la tranquilidad de que Palin le cubre el flanco más derechista, McCain se ha presentado en Saint Paul como un reformista. Para ello es necesario obviar que algunas de las cosas a cambiar son responsabilidad de los republicanos. Su reputación de francotirador en su propio partido es una de sus mejores bazas. "Cuando gobierne extenderé mi mano a cualquiera que me ayude para poner de nuevo en movimiento este partido", iba a decir McCain.

Este espíritu bipartidista no se vio el miércoles, cuando Palin se presentó a lo grande (37 millones de personas la vieron por televisión). Palin triunfó con un discurso que excitó a los conservadores e impresionó a los progresistas, en el que la gobernadora de Alaska cargó con guante de seda y puño de hierro contra Obama. Se mofó de su experiencia, de su disposición a defender a los estadounidenses ("los terroristas de Al Qaeda aún planean infligir un daño catastrófico en América y él --Obama-- está preocupado porque alguien no les leyó sus derechos") y le robó su propio mensaje: "Hay candidatos que usan el cambio para promover su carrera. Y hay candidatos, como McCain, que usan su carrera para promover el cambio".

MUY CONSERVADORA

Palin cumplió a la perfección con su trabajo de unificar a la base conservadora. Sonó muy de derechas, para satisfacción de una audiencia entregada que la abrazó como a una trabajadora más, procedente de una pequeña ciudad con una familia típica y con los mismos problemas que cualquier estadounidense. "¿En qué se diferencian una madre que lleva a sus niños a jugar a hockey y un perro pitbull? La madre lleva pintalabios", dijo ante unos delegados rendidos que tenían la sensación de que, ahora sí, los republicanos pueden ganar.