VIOLENCIA EN LA SOCIEDAD RUSA

Los monumentos al soldado desconocido se han convertido en Rusia en refugio de indigentes y alcohólicos

El asesinato de un hombre ha alertado a las autoridades

Marginados  Un chico vagabundo duerme junto al monumento al soldado desconocido, en San Petersburgo.

Marginados Un chico vagabundo duerme junto al monumento al soldado desconocido, en San Petersburgo.

DMITRI POLIKÁRPOV
MOSCÚ

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La modesta ciudad de Kolchúguino, perdida en los bosques a unos 150 kilómetros al noreste de Moscú, ha hecho estremecer a toda Rusia. Una noche a principios de enero, un grupo de jóvenes locales golpearon con violencia y quemaron vivo a un viandante en la llama eterna del monumento a los caídos en la segunda guerra mundial. La víctima pasó junto a ellos cuando tomaban cerveza sentados sobre la lápida memorial.

Según una de las versiones, Alexei Denisov, de 25 años, un obrero de una fábrica local, exigió que se largaran por las buenas para no profanar el monumento. Sus verdugos, tres jóvenes de 19 años y un adolescente de 14, le golpearon, le quitaron la ropa y le echaron boca abajo a las llamas. Cuando la policía les preguntó después porqué le quemaron, explicaron que Denisov, que estaba tumbado desnudo en la nieve, les había dicho que"tenía mucho frío"."¡Ahora vamos a calentarte, tío!",fue la respuesta.

Símbolo superviviente

Hay un símbolo nacional ruso que ha sobrevivido al colapso de la Unión Soviética en 1991 y a todo el caos que desencadenó el desmembramiento del gran imperio comunista. Desde hace 40 años, cada hora los soldados del regimiento del Kremlin hacen el cambio de guardia junto al monumento a los combatientes soviéticos caídos en la gran guerra patria.

El monumento conmemorativo, situado a dos pasos de la muralla del Kremlin de ladrillo rojo, tiene una lápida memorial con una gran estrella de bronce de cinco puntos. En su centro arde la llama eterna. En la lápida está escrito:Tu nombre es desconocido, tu hazaña es inmortal. En los años 70, en toda la Unión Soviética aparecieron cientos de réplicas del monumento moscovita con llama votiva para conmemorar a los caídos en la segunda guerra mundial.

Casi siempre están en la plaza central de la ciudad. La tradición manda a los recién casados poner flores sobre la tumba del soldado desconocido en el día de su boda. En la Rusia profunda, no se puede contraer matrimonio sin hacer fotos de los novios e invitados levantando copas con llama eterna de fondo. Inicialmente, esto se hacía para pedir bendición a los padres que habían fallecido en la gran guerra patria. Pero hoy en día, la costumbre se debe al hecho de que en una ciudad media apenas hay muchos sitios de interés para sacar buenas fotos

En la casa de la familia Denisov en Kolchúguino también hay un cuadro con foto en blanco y negro del día de la boda de sus padres en el mismo lugar donde iba a morir su hijo 25 años después. En Kolchú-

guino, por primera vez las autoridades tuvieron que apagar las llamas por dos días para limpiar los restos quemados de un cadáver.

Pero en muchas ciudades pequeñas, que se parecen una a otra como gotas de agua, los monumentos a los soldados están descuidados y se han convertido en lugares frecuentados por vagabundos y alcohólicos que se calientan en invierno y preparan la comida aprovechando el "quemador" gratuito. Las llamas eternas también atraen a los jóvenes de la calle que se reúnen para tomar unas botellas de cerveza y conversar.

Los asesinos de Denisov son unos de los parroquianos típicos del monumento al soldado desconocido. Los cuatro están alcoholizados y tienen trastornos mentales heredados de sus padres alcohólicos, así como varios antecedentes penales.

La defensa del amigo

"¿Y qué pasa si bebemos una cerveza aquí? Todos lo hacen. No tenemos dinero para ir al club y ni siquiera nos dejarán entrar",dice un compañero de los jóvenes detenidos, que encima les defiende."Creo que les dijo algo fuerte. El tío buscaba pelea y estaba bebido. Lo que no entiendo es porqué le quemaron",añade.

El problema de los monumentos a los caídos ha dividido a la sociedad rusa. Mientras en algunas ciudades los voluntarios hacen guardia para echar a los vagabundos, en otras las autoridades locales han decidido apagar el fuego para librarse de preocupaciones."Hay que apagar la llama votiva en aquellas localidades que no quieren defender estos monumentos, empezando por Kolchúguino. No lo merecéis. No son estos jóvenes imbéciles los que tienen la culpa. Los culpables son los propios ciudadanos indiferentes que les han rendido el monumento",escribió un visitante en la página web de Kolchúguino.