CRÓNICA DESDE KYOTO // JORDI Juste

Compra a ciegas para empezar el año

JORDI Juste

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El fukubukuro, o bolsa de la suerte, es una de las costumbres japonesas de Año Nuevo. El día 2 de enero, cuando la mayoría de los negocios reemprenden su actividad mercantil, se ponen a la venta bolsas en las que los comerciantes incluyen surtidos de sus productos. El precio es bastante más barato que la suma del valor de los artículos que contienen, pero las bolsas son opacas y el comprador no sabe de antemano qué es exactamente lo que hay en el paquete que se lleva.

Esta práctica comercial viene de finales del siglo XIX y tiene su origen en el barrio de Ginza, en Tokio, donde se encuentran los grandes almacenes, las joyerías y las tiendas de diseñadores más lujosas del país. Hoy en día está extendida a prácticamente todos los rincones del país. Muchas tiendas ponen puestos especiales de venta en la calle y hasta los supermercados tienen su sección de fukubukuro en un lugar destacado durante los primeros días del año. También, cómo no, ya se pueden comprar bolsas de la suerte hasta por internet.

Algunos comercios van rebajando el precio de los paquetes en los días posteriores hasta que los agotan, pero los más exitosos no tienen que esperar tanto para deshacerse de sus bolsas, ya que los clientes forman colas, que a veces duran toda la noche, en la calle y con temperaturas bajo cero, para estar entre los primeros afortunados. Aunque las más abundantes no suelen pasar de 10.000 yenes (unos 62 euros), existen bolsas de todo precio. Este año, por ejemplo, los grandes almacenes Takashimaya de Yokohama ofrecían por 20 millones de yenes (unos 125.000 euros) una bolsa de la suerte con joyas por valor de 30 millones. En algunos casos lo de la bolsa es solo simbólico, porque lo que se vende, utilizando el seguimiento mediático de la tradición, son cosas tan poco adecuadas a ese envoltorio como coches o viajes a lugares exóticos.

En un principio el fukubukuro era una forma de sacarse de encima las existencias que no se habían podido vender durante la temporada, es decir, un tipo de rebajas con gancho. En cambio, hoy en día, muchos establecimientos programan de antemano qué es lo que van a vender mediante esta fórmula y preparan conjuntos de productos de diversos precios. Aunque el contenido exacto sea desconocido, uno puede preguntarle al dependiente qué es lo que incluye y obtener una buena idea, que ya deja poco margen para la imaginación. Por ejemplo, en una tienda de artículos relacionados con el fútbol de Kioto el vendedor explicaba recientemente que las bolsas para niños de 5.000 yenes (unos 31 euros) incluían "un chándal de una marca famosa, un cuello polar, una toalla con el estampado de la selección japonesa y una muñequera". Para entrar en la lotería de las bolsas con camisetas de los grandes equipos de Europa había que que doblar o triplicar la apuesta.

Aunque no se conoce el total de bolsas de la suerte vendidas, la cifra tiene que ser astronómica a juzgar por la enorme cantidad de gente con dos o más de ellas que se ven paseando por las calles más comerciales de Kioto y de todas las grandes ciudades japonesas.