Sarkozy logra la libertad de las 4 azafatas en una fugaz visita a Chad

ELIANNE ROS / PARÍS

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Nicolas Sarkozy reeditó ayer en Chad la hazaña de su exesposa con la liberación de las enfermeras búlgaras. El presidente realizó una visita relámpago a la capital, Yamena, y se trajo de regreso en su avión a los tres periodistas franceses y a cuatro de los siete tripulantes españoles detenidos el 25 de octubre junto con los seis miembros de la oenegé Arca de Zoë acusados de tráfico ilegal de niños. El Airbus A-319 presidencial hizo escala en la base de Torrejón de Ardoz (Madrid) a las nueve de la noche para dejar a las azafatas de la compañía catalana Girget. La comitiva fue recibida personalmente por José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente español, que la noche del sábado había sido alertado por Sarkozy de la operación, agradeció el rescate de las asistentes de vuelo.

Tras desbloquear la situación el día anterior por teléfono con el presidente de Chad, Idriss Déby,Supersarkosalió hacia Yamena a primera hora de la mañana. Dos horas estuvo en la capital. Lo justo para entrevistarse con Déby y realizar una rueda de prensa conjunta en la que se anunció la liberación de los siete europeos que el Gobierno del país africano admite como ajenos a la actividad del Arca de Zoë, que pretendía trasladar a Francia a 103 niños sin tener permiso para ello. No obstante, la justicia de Chad mantiene contra ellos las imputaciones de tráfico ilegal y estafa en el caso de los periodistas y de colaboración y estafa para las azafatas.

LIBERAR AL RESTO

Antes de que Sarkozy aterrizara en Yamena, el Elíseo había hablado de evacuar a toda la tripulación española, pero las autoridades del país solo aceptaron tratar el caso de las azafatas. El auxiliar y los dos pilotos deberán esperar. "Trabajamos con Sarkozy para que vuelvan a casa los que faltan", aseguró Zapatero en una comparecencia conjunta en Torrejón. El presidente francés, por su parte, afirmó que "todos deben volver a casa sea cual sea su responsabilidad". Pero hay que respetar, dijo, "la soberanía y la justicia de Chad".

Pese a la tensión del encuentro, el presidente Sarkozy manifestó en la conferencia de prensa su deseo de que los seis cooperantes franceses sean juzgados en su país. Sin embargo, se cuidó de precisar que "la justicia chadiana tiene sus procedimientos y sus calendarios y Francia los respeta". Déby se limitó a asegurar que su Gobierno no había actuado bajo ningún tipo de presión. En cambio, la justicia de Chad denunció la existencia de "presiones políticas" de la "cúpula del Estado" para acelerar un proceso que no debía concluir hasta el miércoles.

ALIVIO

Tras ser liberados, los periodistas franceses --Marc Garmirian (agencia Capa), Jean-Daniel Guillou (agencia Syncro X) y Marie-Agnès Peleran (France 3)-- expresaron su alivio. Pero mientras Garmirian --autor de un reportaje que demuestra que los cooperantes eran conscientes de que actuaban al margen de la legalidad-- optó por el silencio, Guillou y Peleran defendieron a los miembros del Arca de Zoë. "No son criminales, pueden ser idealistas, pero han hecho un buen trabajo", indicaron.

La oenegé fue interceptada en Abéché, cerca de la frontera con Sudan, cuando intentaba trasladar a Francia a 103 niños supuestamente huérfanos y refugiados del conflicto de Darfur. Tanto Naciones Unidas como la Cruz Roja han certificado que casi todos los pequeños tienen familia y proceden de poblaciones chadianas. El Arca de Zoë, que una vez en Chad cambió su nombre por el de Children Rescue, solo tenía permiso para construir un centro de acogida y un hospital.

La crisis provocada por estas detenciones se ha producido en un momento muy delicado. La diplomacia francesa trabaja con pies de plomo para que la situación no desemboque en un conflicto diplomático a las puertas del desembarco de 3.000 soldados europeos en el este de Chad para proteger a los refugiados de Darfur. Un despliegue liderado por el hexágono, que pone la mitad de los efectivos pese a las reticencias del presidente de Chad, su aliado en la zona. Al régimen de Yamena, debilitado por los ataques rebeldes en el país, la crisis del Arca de Zoë le ha venido como anillo al dedo para promover su imagen.

En Francia, en cambio, ayer seguían creciendo las voces que reclaman la repatriación de todos los detenidos. El Gobierno ha abierto una investigación para aclarar cómo pudo la asociación disimular su identidad y sus "artimañas" ante las autoridades francesas.

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