Los intelectuales turcos rompen el tabú de la crítica a Ataturk

ANDRÉS MOURENZA / ISTANBUL

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En cada ciudad, cada pueblo, cada barrio de Turquía se levantan bustos y monumentos a la memoria de Mustafá KemalAtaturk, considerado el padre de la moderna patria turca. La figura del fundador de la república ha sido siempre intocable en ese país. Sin embargo, algunos intelectuales han empezado a armarse de coraje y romper el tabú que impedía la más mínima crítica al personaje.

Solo en los tres primeros meses de este año, más de un millón y medio de personas visitaron el Anitkabir, el enorme mausoleo de aspecto soviético donde descansan los restos de Ataturk. Desde pequeños, los niños turcos estudian las consignas de Ataturk en el colegio, le cantan canciones y le dedican dibujos.

Zeynep Guler, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Estambul, reconoce que la educación oficial "está impregnada del pensamiento de Ataturk", pero añade que no se trata solo de una ideología, sino de la creencia libre en sus ideas: "Ataturk consiguió modernizar Turquía y le devolvió la dignidad tras la guerra". La verdad es que la admiración popular por el hombre que consiguió implantar un estricto sistema laico en Turquía y dar el voto a las mujeres antes que en otros países europeos es bien sincera.

LA CASA MUSEO

"Ataturk fue un líder antiimperialista que edificó nuestro país y ahora vivimos bien gracias a él", afirma Ibrahim, un hombre llegado desde Tekirdag para visitar en Estambul la casa museo donde Mustafá Kemal preparó la resistencia durante la guerra de la Independencia (1919-1923). Las hazañas de esta contienda, en la que el grupo de soldados liderado por Ataturk, con el apoyo del pueblo llano, consiguió derrotar y expulsar del suelo turco a los ejércitos francés, inglés, italiano y griego, se narran por doquier. "Era un gran hombre, muy grande. Que Dios lo tenga en su seno", añade Emine, la mujer de Ibrahim, tocada con un velo.

Algunos pensadores liberales y musulmandemócratas han comenzado a romper el tabú de la crítica a Ataturk. Atilla Yayla, profesor de Teoría Política en la Universidad Gazi de Ankara, se enfrenta a un juicio bajo la acusación de "insulto público al legado moral de Ataturk" por criticar la presencia masiva de imágenes del fundador de la República.

GUARDAESPALDAS

Preguntado por este diario, el docente replicó frustrado: "Ya me he metido en problemas por hablar de Ataturk, así que no añadiré nada más que pueda ponerme en peligro". Desde que ofreció la polémica conferencia, Yayla cuenta con un guardaespaldas a causa de las amenazas recibidas.

Igualmente, el comentarista del diarioZaman, M. Sukru Hanioglu, acusa al Estado turco de haber establecido un "culto a la personalidad" del fundador de la República. Estas nuevas críticas hacia la figura del modernizador de Turquía están muy en línea con el pensamiento posmoderno en boga globalmente. Provienen sobre todo de una corriente neo-otomanista --cercana al actual Gobierno del AKP y a sus medios afines-- que propone una relectura del legado del Imperio otomano, haciendo hincapié en su estructura multicultural y multirreligiosa.

RUPTURA CON EL PASADO

Ataturk rompió totalmente con el pasado otomano, al que acusaba del atraso social y cultural de Turquía, y estableció una república basada en las ideas de la Revolución francesa.

"Estas nuevas críticas al kemalismo (la ideología basada en el pensamiento de Ataturk) son críticas a la idea del Estado-nación, que ahora se debate en todo el mundo, por tanto es algo normal", explica Guler. "Pero todo el mundo sigue respetando a Mustafá Kemal", añade.

Quizás por eso, cada uno utiliza la figura de Ataturk como quiere: desde los izquierdistas a los ultranacionalistas, los laicos o los religiosos. "Gracias a Ataturk cambiamos el alfabeto árabe por el latino, creamos escuelas y universidades modernas y nos vestimos de forma moderna, como los europeos", dice orgulloso Esref Ilhan, profesor retirado y miembro del partido kemalista CHP.

EL VELO

En cambio, Abdulá, otro de los visitantes de la casa museo, es contrario a este punto de vista: "Ataturk no dijo nada sobre cómo debíamos vestirnos. Fueron quienes vinieron después los que lo utilizaron. Ataturk no estaba en contra ni de las mujeres con velo, ni de las que no lo llevan. Eso es el verdadero laicismo", afirma Abdulá.

Para el turco de a pie es fácil responder por qué quiere a Ataturk: "Nos trajo la libertad, la democracia, el laicismo y la modernización", subraya Serdar, un joven policía. Pero en la arena política, las cosas son más complicadas. En su última rueda de prensa como presidente de la República, Ahmet Necdet Sezer lanzó un mensaje al futuro candidato: "Turquía permanecerá eternamente laica". Lo que quiere decir que seguirá, eternamente, bajo la mirada de Ataturk. O de las interpretaciones que de él se seguirán haciendo.