La ministra chilena de Defensa, insultada en el funeral de Pinochet

EFE / SANTIAGO DE XILE

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La ministra chilena de Defensa, Vivianne Blanlot, la única representante del Gobierno en las exequias de Augusto Pinochet, ha sido recibida con insultos por los partidarios del dictador, que falleció el domingo.

Antes de la misa fúnebre, Blanlot se había reunido a solas con Lucía Hiriart, la viuda de Pinochet. La reunión ha durado unos minutos, motivo por el cual ambas mujeres han llegado con retraso al patio donde se ha celebrado la misa fúnebre, encabezada por el obispo castrense, Juan Barros Madrid.

Blanlot ha sido recibida a su entrada al patio con insultos y gritos de "que se vaya, que se vaya" por seguidores de Pinochet. Los gritos se han hecho extensivos a la presidenta Michelle Bachelet, que descartó honores de Estado para el dictador, por tratarse de un gobernante que no llegó al poder por medios legítimos.

Gesto reivindicativo de los hijos

Cuando la ministra se dirigía a tomar asiento, los hijos de Pinochet se han acercado al féretro y han instalado una banda presidencial sobre el uniforme militar de gala y la bandera chilena, en un explícito gesto reivindicativo del cargo que ostentó Pinochet durante su dictadura.

Blanlot se ha mantenido serena durante la misa y al término, cuando los feligreses se ofrecen la paz, le ha estrechado la mano Jacqueline Pinochet, la hija menor del fallecido militar. La ministra ha sido saludada también por el vicario castrense y los comandantes las Fuerzas Armadas y sus esposas.

Tras la misa, la ministra se ha desplazado protegida por escoltas hasta el auditorio de la Escuela Militar, en medio de nuevos insultos de los simpatizantes de Pinochet. Blanlot ha dejado la Escuela Militar por una puerta trasera, sin asistir a los honores militares que el Ejército ha ofrecido a su excomandante en jefe.

4.000 personas despiden al dictador

Al funeral han acudido unas 4.000 personas para despedir al militar, que ha sido calificado como "testimonio de una época" por el jefe del Ejército, Oscar Izurieta. Las exequias de Pinochet han tenido lugar tras un velatorio de 24 horas en las que unas 60.000 personas desfilaron ante al féretro de Pinochet.

Durante los discursos, los seguidores han estallado en aplausos y vítores cada vez que se ha mencionado el golpe de 1973 o cómo Pinochet "derrotó al marxismo", y en silbidos de repudio cuando se ha nombrado a algún detractor, como cuando el general Izurieta ha mencionado al expresidente Patricio Aylwin.

En su intervención, Izurieta ha reseñado la trayectoria militar de Pinochet y ha eludido las referencias políticas al dejar "a la historia el examen objetivo y justo sobre su protagonismo en los sucesos políticos, económicos y sociales".

Mientras se celebraba el funeral, en otro punto de Santiago, frente al palacio presidencial de La Moneda y ante el monumento a Salvador Allende, organizaciones de derechos humanos y de izquierda participaban en otro homenaje, en recuerdo a las víctimas de la dictadura.