Hizbulá toma las calles de Beirut para exigir la marcha de Siniora

JOAN CAÑETE BAYLE / JERUSALEM

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Una nueva marea humana de decenas de miles de personas convocada por Hizbulá y el resto de la oposición prosiria se dio ayer cita en Beirut para exigir la dimisión del Gobierno antisirio y prooccidental de Fuad Siniora. Es la segunda manifestación de estas características en 10 días y se produce en el contexto de la protesta continua que los partidos opositores han organizado en la capital libanesa, bloqueándola y causando cuantiosos daños económicos. El jeque Naim Kassem, número dos de la milicia chií, reafirmó ante la multitud que las movilizaciones continuarán "meses" hasta que caiga el Gobierno de Siniora.

"¿No quiere Bush expresión popular en el Líbano? ¿No quiere Occidente y los países árabes escuchar la voz del pueblo del Líbano? Decidles: '¡Muerte a América!' 'Muerte a Israel!'", arengó Kassem a los manifestantes, apoyado por los gritos de unos protestantes que se concentraron en un ambiente festivo, rodeados por un gran despliegue militar que impedía que se acercaran a la sede del Gobierno y con pancartas en contra de Siniora, EEUU e Israel.

En un discurso grabado en vídeo, el general Michel Aún --líder cristiano aliado de Hizbolá-- dio un ultimátum "de unos pocos días" a Siniora para aceptar un Gobierno de unidad nacional o afrontar la formación por parte de la oposición de un Gobierno transitorio paralelo.

En la sede del Gobierno donde permanece atrincherado, Siniora reiteró que la oposición pretende orquestar un golpe de Estado bajo los auspicios de Siria e Irán. "No queremos que Líbano sea el escenario de las guerras de otros", dijo Siniora, que dijo que las manifestaciones y la crisis política pueden desembocar en enfrentamiento sectarios.

Para compensar la demostración de fuerza de la oposición, miles de personas se manifestaron en apoyo de Siniora en Trípoli, la segunda ciudad del país. Esta concentración se une al desfile diario de antisirios que acuden cada día a la sede del Gobierno desde que empezó la campaña callejera de los prosirios.

BLOQUEO ECONÓMICO

Siniora también admitió que la crisis política amenaza con bloquear económicamente el Líbano, e hizo un llamamiento a la oposición para que regrese a la mesa de la negociación. Pero ya puede ser tarde después de que el sábado el presidente libanés, el cristiano maronita prosirio Emile Lahud, rechazara el decreto gubrnamental que proponía la creación de un tribunal internacional para investigar el asesinato, en el 2005, del exprimer ministro Rafic Hariri. Lahud argumentó que el Gobierno es "ilegítimo y anticonstitucional".

Este es el meollo de la crisis, que estalló cuando los seis ministros de Hezbolá, el partido chií Amal y Aún dimitieron y que se exacerbó con el asesinato, el 21 de noviembre, del ministro de Industria y destacado líder antisirio Pierre Gemayel.

Tras la salida de los seis ministros, la oposición exigió a Siniora su dimisión con el argumento de que sin su presencia el Ejecutivo ya no era legítimo ni constitucional. Siniora no opina lo mismo, ha seguido gobernando con sus ministros fieles y hace 15 días aprobó el plan del tribunal internacional que rechazó Lahud, con el argumento de que la dimisión de los ministros había sido dictada por Siria --acusada del asesinato de Hariri-- para bloquear la puesta en marcha del tribunal.

CRISIS INSTITUCIONAL A

las manifestaciones se les unirá un bloqueo institucional, ya que Siniora pretende enviar el plan del tribunal al Parlamento, donde los antisirios tienen mayoría. Según la constitución, que trata de mantener un difícil equilibrio entre las facciones religiosas, una ley debe ser aprobada por el Gobierno, el Parlamento y el presidente. Sin embargo, el presidente del parlamento, el chií Nabih Berri, ya ha anunciado que no convocará un debate sobre el tribunal.

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