Local emblemático

La histórica ferretería Tormo de L’Hospitalet ‘resucita’ de la mano de un joven de 28 años

Abdel acaba de levantar la persiana de Anwal, una nueva tienda dedicada también a la ferretería y el menaje que aspira ahora a crecer como negocio en el barrio de Collblanc

CONTEXTO | Adiós a la histórica ferretería Tormo de L’Hospitalet: “Las vamos a echar mucho de menos”

Ecaparate d ela histórica ferretería Tormo, ahora rebautizada como Anwal.

Ecaparate d ela histórica ferretería Tormo, ahora rebautizada como Anwal. / El Periódico

Àlex Rebollo

Àlex Rebollo

L'Hospitalet de Llobregat
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Las icónicas letras rojas que durante años han presidido el escaparate de la ferretería Tormo, emblema del comercio del barrio de Collblanc de L’Hospitalet de Llobregat, todavía reciben a los vecinos de la zona pese a que el local bajó la persiana en verano de 2024. Tras casi un siglo de trayectoria, la última propietaria del negocio, Rosa Rovira Tormo, decidió jubilarse hace unos meses y a sus 86 años, coincidiendo con la jubilación de sus dos trabajadoras más fieles, Ana y Prisca. La noticia fue un ‘shock’ para el barrio y buena parte de los clientes más devotos, que se desplazaban hasta L’Hospitalet para seguir comprando en la Tormo.

Después de darse a conocer el cierre, el vecindario temía el futuro del local, dado que, en los últimos años, el comercio de la zona se ha transformado y adaptado a un público cada vez más turístico —la ferretería se encuentra apenas unos metros de Barcelona y a pocos minutos andando del Camp Nou—. Sin embargo, un joven de 28 años ha dado una nueva vida al espacio y, desde hace una semana, ha abierto una nueva ferretería y tienda de menaje, un hecho que ilusionado a los vecinos de la zona, carente de este tipo de negocios.

Tal fue el impacto para algunas personas que, cuando el verano del 2024 se anunció el cierre, hubo incluso una vecina que llegó a pegar carteles en el escaparate de la tienda en los que insistía que “los clientes pedimos que no nos dejen sin nuestra ferretería de confianza”. “Nos gustaría que, a pesar del cierre, la actividad se mantuviera, ya que la consideramos como nuestra”, seguía. Aunque la Tormo como tal ya no existe, una nueva ferretería, bautizada como Anwal, ocupa ahora el mismo espacio, un hecho que las antiguas gestoras del espacio, así como varios vecinos consultados, también celebran. 

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Abdel, propietario de la ferretería Anwal, en el barrio de Collblanc de L'Hospitalet. / El Periódico

El nuevo dueño es Abdel un joven rifeño que, de algún modo, ha hecho que se cumplieran los deseos de los ciudadanos que no querían que la Tormo desapareciera. “Los vecinos están muy contentos”, apunta Abdel desde detrás de la caja

La nueva tienda

No es que Abdel sea el heredero de la Tormo. Menaje y ferretería Anwal es un nuevo negocio, pero el joven explica que ha conocido a las anteriores responsables, así como su historia, y que su idea es funcionar de un modo similar, es decir, teniendo también “un poco de todo”. Apenas unos días después de subir la persiana, apunta que van introduciendo género y materiales “poco a poco”. Aún así, no escatima ya en esfuerzos a la hora de rebuscar por la tienda para tratar de lograr el producto que los clientes le piden y, si no lo tiene, toma nota para pedirlo lo antes posible.

Explica a este diario que llegó a España proveniente de Marruecos en 2019 para cursar un máster sobre estudios europeos. Lo hizo en Sevilla, pero, con la llegada de la pandemia del covid-19 y el consecuente confinamiento, decidió moverse a Barcelona, dado que el máster pasó a ser ‘on-line’ y en la capital de Catalunya ya tenía un conocido, mientras que en Sevilla “estaba solo”.

Así, tras terminar los estudios y para ganarse la vida, empezó a trabajar en una ferretería en Barcelona, donde, señala, aprendió cómo funcionaba el negocio. “Siempre he sido ambicioso. Con el tiempo tuve esta posibilidad y opté por la salida empresarial para mejorar mi vida”, explica Abdel, que aunque no vive en L’Hospitalet apunta que conocía la ciudad. 

Ya con la idea de montar la ferretería, un día, bajando por la carretera de Collblanc, se cruzó con el local de la antigua Tormo, ya con la persiana bajada. Para entonces ya tenía la idea de montar una ferretería, dice. Tras ser testigo del reclamo de los grandes letreros rojos que aún hoy lucen en la nueva ferretería Anwal, preguntó a los establecimientos cercanos por el espacio y, más allá, de la historia de la Tormo, logró ponerse en contacto con los nuevos dueños del espacio y montar su propio negocio.

Tormo, un negocio (casi) centenario

Durante más de nueve décadas, la Tormo se ha transformado a la par que el mismo barrio de Collblanc, del que se ha convertido en uno de sus símbolos comerciales. Durante sus primeros años, el negocio coexistía con las barracas instaladas en las inmediaciones de la vecina Riera Blanca, por entonces un riachuelo que en muchas ocasiones funcionaba más como una cloaca al aire libre y que, como bien recuerda Rosa Rovira, llegaron a pervivir durante unos pocos años con el Camp Nou ya construido.

“Entonces vendíamos mucho cartón-cuero, porque, cuando llovía, a las barracas les entraba agua”, decía Rosa hace unos meses a este diario, quien lamentaba también como “a más de un crío se lo llevó la riera”, que crecía con las lluvias. Además, durante años, Tormo se mantuvo muy vinculada a las fábricas que reinaban en la ciudad, por lo que "teníamos mucha ferretería industrial". Sin embargo, este marco de negocio disminuyó cuando las industrias se desplazaron más hacia el interior.

Rosa Rovira Tormo atiende a los clientes de la ferretería Tormo de L'Hospitalet a sus 86 años.

Rosa Rovira Tormo atiende a los clientes de la ferretería Tormo de L'Hospitalet a sus 86 años. / Jordi Otix

Aunque el local de Collblanc cerró con 95 años de trayectoria, la tradición ferretera de la familia de Rosa encontraba sus raíces unos años más atrás. En una fecha indeterminada, pero que coincide con una época donde la gente todavía “no se quería instalar la corriente eléctrica porque decía que era cosa de brujería”. Primero abrieron en Sants, pero, tras algunos problemas con la propiedad, se desplazaron a Collblanc. Primero llegó la ferretería y, unos años más tarde, el menaje.

Así, tras tener que paralizar la actividad durante la Guerra Civil española, la familia de Rosa logró abrir el local de nuevo gracias al dinero que ganaba el padre de Rosa en el banco. Fue entonces cuando Pepita Tormo Amat, la madre de Rosa, cogió las riendas del negocio y lo hizo crecer. Su hija Rosa lo heredó, así como el espíritu de Pepita, y mantuvo la Tormo hasta el pasado 2024, cuando se retiró con 86 años a sus espaldas.

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