Se despiden los históricos dueños del bar Al Andalus de L’Hospitalet, vestigio andaluz en La Florida

“Muchas gracias a todos los clientes, ha sido un placer”, reza un cartel a las puertas del restaurante Al Andalus de L’Hospitalet de Llobregat. El pasado 30 de mayo fue el último día que Enrique y José María García se colocaron tras la barra de uno de los últimos iconos de gastronomía típica de Andalucía que restan hoy en la segunda ciudad de Catalunya.

Todavía hoy, cruzar las puertas del Al Andalus supone un viaje exprés al sur de España. De ello se ocupan la cerámica granadina que decora las paredes, un típico pozo andaluz junto a una peana donde se ubicaba una figura de la Virgen de la Sierra de Córdoba y, sobre todo, dos grandes murales: uno de la ciudad de Córdoba y otro de Granada, ambos obra de Antonio Moral, pintor vocacional que decoró los muros del restaurante pintando durante las noches de los fines de semana.

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Sin embargo, tras casi 40 años al frente del local, estos dos hermanos de origen cordobés han decidido colgar los delantales y disfrutar de la jubilación: “Tengo un apartamento en la zona de Tarragona y ahora toca disfrutar con los nietos, que mis hijas casi las crio mi suegra”, comenta José María en relación a todas las horas que el trabajo en el restaurante le ha quitado a lo largo de los años.

José María señala también que a lo largo de los últimos años se ha “perdido bastante” la cultura andaluza de bares en L’Hospitalet. “Ahora aquí viven más peruanos o colombianos y los bares son diferentes a como cuando empezamos”, comenta el antiguo dueño del Al Andalus.

El Al Andalus seguirá

Con todo, más que un ‘adiós’ el Al Andalus dice un ‘hasta luego’ a sus clientes de toda la vida, ya que el local lo ha adquirido Xiao Ye, un empresario de origen chino que ya cuenta con otros seis establecimientos de restauración en la zona y que explica a este diario que su intención es la de mantener el nombre y buena parte de la decoración del restaurante.

“Vamos renovar la iluminación, a hacer algunas mejoras de mantenimiento, pero vamos a conservar el estilo y la comida andaluza, a precios razonables, porque estamos en un barrio de personas trabajadoras”, dice Xiao.

Para poder mantener el espacio, Xiao parte con ventaja. Y es que Jose María y Enrique explican como, por ejemplo, una vecina de la zona que admira las pinturas las repara de vez en cuando gratis. “No nos quiere cobrar nada”, comenta Enrique.

L’Hospitalet y Andalucía

El cariño de los vecinos, que estos días se acercan a los hermanos García para preguntarles por el cierre y recordar momentos, es el fruto de más de 40 años de hostelería en L’Hospitalet de Llobregat.

La historia de José María y Enrique es la de tantos otros miles de andaluces o extremeños que durante la segunda mitad del siglo XX hicieron las maletas y partieron de su tierra natal a Catalunya. Entre los principales motivos, como explicaba la antropóloga Juana Ibáñez a este diario hace un año, estaban la búsqueda de trabajo, de una vida mejor para sus hijos o escapar del pueblo para evitar la represión franquista.

Así, el expresidente del Centre d’Estudis de L’Hospitalet (CELH), Manuel Domínguez, comentaba también que, en la década de los ochenta, un tercio de la población de L’Hospitalet procedía de la migración andaluza. Actualmente, las cifras distan de esos porcentajes, pero la presencia de Andalucía en L’Hospitalet todavía es palpable en los registros de población. Así, según los datos de 2021, en la ciudad hay algo más de 21.000 personas de nacidas en Andalucía, es decir, un 7,7% del total de ciudadanos del municipio.

De Córdoba a L’Hospitalet

Tanto José María como Enrique García llegaron a L’Hospitalet en el 70 de la mano de sus padres. Venían de Luque, un pueblo perteneciente a la provincia de Córdoba, y por aquel entonces tenían 16 y 14 años respectivamente. Como muchos otros que llegaron a la ciudad en esa época, ya tenían familia residiendo en L’Hospitalet, en su caso: dos hermanos mayores, una tía y primos.

Así, José María García recuerda como empezaron a trabajar en un quiosco en las Ramblas de Barcelona que regentaba un familiar y como un poco después cogieron uno propio en Drassanes. Tras ello, abrieron su primer local de restauración: las Bodegas Lama, ubicadas en la Avenida Masnou de L’Hospitalet. Un negocio que se les “hizo pequeño” y, cuatro años después, abrieron el restaurante Al Andalus en la avenida de la Primavera, donde aún hoy se erige.

“Como tuvimos problemas con algunos cocineros, mi hermano Enrique fue a la escuela de cocina y a partir de ahí empezamos a hacer una comida española y andaluza, pero más elaborada”, comenta José María, quien reivindica también cierto pionerismo en la implantación de locales con el típico estilo andaluz en la ciudad. También rememora como muchos artistas flamencos y políticos se han acercado a comer al restaurante a lo largo de sus 38 años abiertos. Entre ellos, el exalcalde de Barcelona y expresidente de la Generalitat Pasqual Maragall o la actual alcaldesa de L’Hospitalet, Núria Marín.

Pese a que tanto José María como Enrique han tenido hijos -y hasta nietos-, nunca ha estado realmente sobre la mesa que estos lo heredaran. “La más pequeña quería bar y a veces decía que quería venir a ayudar, pero su madre le quitaba las ganas. Y me alegro, porque la hostelería es muy dura”, remacha José María a pesar de apuntar que han vivido "muchos momentos muy buenos" entre las mesas del local.