Flujos de población

Por qué L'Hospitalet pierde residentes en favor de municipios más pequeños

Más de 14.000 vecinos marcharon de L' Hospitalet hacia otras partes de Catalunya, aunque el municipio no llegó a perder población en conjunto

El acceso a la vivienda o los altos números de población migrante son algunas de las principales causas

La estación de Rodalies junto al barrio de Can Serra en L'Hospitalet de Llobregat.

La estación de Rodalies junto al barrio de Can Serra en L'Hospitalet de Llobregat. / Jordi Cotrina

Àlex Rebollo

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Más de 14.000 vecinos marcharon de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelonès) hacia otras partes de Catalunya el pasado 2021, teniendo la mayoría como destino municipios más pequeños, según datos recientemente publicados por el Idescat.

Así, L’ Hospitalet perdió residentes respecto a otros municipios más pequeños de Catalunya. Esto implica que hubo más personas de L’Hospitalet que se mudaron a otras ciudades catalanas de las que llegaron a la segunda ciudad de Catalunya.

Sin embargo, quede claro, esto no supone que L’Hospitalet perdiera habitantes en 2021, de hecho, es lo contrario: aumentó su número de residentes en 2021 respecto al año anterior.

Esta situación se explica principalmente por la llegada de extranjeros a L’Hospitalet y la baja emigración de hospitalenses fuera de Catalunya y España.

En 2021, 6.957 extranjeros se instalaron en L’Hospitalet, mientras que tan solo 937 hospitalenses emigraron fuera de España, dejando así un saldo positivo de 6.020 personas.

El Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB) publicó en marzo de 2022 un estudio titulado ‘Las migraciones intermunicipales en el territorio metropolitano de Barcelona, 2016-2020’ en el que se señala que estas migraciones internas están sujetas a un cúmulo de factores, como: los procesos de transición familiar, la calidad de vida de las personas, el acceso a la vivienda uotras cuestiones relacionadas con la situación económica.

Tendencia metropolitana

Este balance negativo en las migraciones intermunicipales no es exclusivo de L’Hospitalet. Los datos del Idescat reflejan como los municipios de más de 50.000 habitantes tuvieron más salidas que entradas, con un saldo negativo de 21.055 residentes que se han trasladado a vivir en municipios de menor tamaño.

Entre ellos, destaca Barcelona, con una pérdida neta de 15.121 personas que emigraron al resto de Catalunya. Le siguen L'Hospitalet de Llobregat y Santa Coloma de Gramenet, con saldos negativos por migración con el resto de Catalunya de 2.056 y 1.276 habitantes, respectivamente.

Por su parte, los municipios de menos de 5.000 habitantes y los de 5.000 a 20.000 habitantes fueron los principales receptores de la migración interna durante la pandemia del covid-19, con un saldo que en 2021 fue inferior al de 2020, pero aún superior al de 2019.

Saldo negativo desde los 90

A excepción de un periodo de cuatro años, comprendido entre 2013 y 2016, L'Hospitalet ha perdido vecinos respecto a otros municipios de Catalunya desde los 90.

No obstante, las cifras de 2021 denotan una tendencia al alza respecto al número de hospitalenses que cada año abandona la ciudad para trasladarse a otros municipios más pequeños. El año pasado, un total de 14.350 vecinos de la ciudad se mudaron a otros municipios catalanes, la cifra más alta desde 2007 (14.503).

El estudio del AMB explica como, en el área metropolitana, la movilidad residencial registró una bajada “muy significativa” entre los años 2011 y 2015.

Entre los motivos que propiciaron esta disminución, los autores del estudio señalan que: se redujo la llegada de extranjeros, la llegada a las edades en las que “la movilidad es más intensa” de las generaciones ‘vacías’ y la llegada de la crisis económica de 2008, que “dificultó cualquier proyecto de vida que quisiera emprenderse, entre los que se incluían los cambios de lugar de residencia”.

Las dificultades del acceso a la vivienda

Cristina López, demógrafa Doctorada en Sociología y licenciada en Geografía e Historia por la UB, apunta a la subida de los precios de la vivienda como unos de los principales motivos actuales para las migraciones internas de los centros metropolitanos al resto de Catalunya. “Estos aumentos hacen que algunas personas tengan que buscar residencia en municipios más pequeños y alejados de las grandes ciudades”, comenta López.

Según datos del Idescat, entre 2016 -último año en que L’Hospitalet registró un saldo migratorio interno positivo- y 2020, el precio de la renta media de alquiler en la segunda ciudad de Catalunya se disparó un 26,7%, pasando de una media de 554,74 euros al mes a 702,84.

El estudio del AMB también señala que la vivienda “juega un doble papel” al facilitar tanto la expulsión como la atracción de población. Más allá del alquiler, el informe del AMB refleja como, a partir del año 2015, los precios de venta de obra nueva han aumentado progresivamente, después del descenso registrado durante la crisis.

Así, los precios más altos se registran siempre en la ciudad de Barcelona y disminuyen progresivamente desde el centro a la periferia metropolitana, una dinámica que también se reproduce en los precios del alquiler. “Estas dos circunstancias se alinean con la dinámica centrífuga de las migraciones intermunicipales”, concluye el estudio metropolitano.

Inmigrantes jóvenes

La Doctora Cristina López apunta a otra hipótesis que puede explicar el porqué de los saldos migratorios internos negativos en ciudades como L’Hospitalet o Santa Coloma: altos niveles de población extranjera joven. Y es que, según datos del Idescat, L’Hospitalet tiene un 22,17% de población extranjera.

López señala cómo estos perfiles tienen menos arraigo en las ciudades y que suelen vivir de alquiler, por lo que tienen “mucha más movilidad que gente que es propietaria”, por ejemplo. Así, comenta que también suelen tener trabajos “más precarios” y/o redes familiares en otros municipios de Catalunya.

El estudio del AMB destaca que, aunque los migrantes con nacionalidad española son mayoritarios, la población de nacionalidad extranjera sigue teniendo “un papel muy importante”, ya que es un colectivo con “alta movilidad residencial”, especialmente, en los primeros años desde la llegada.

Entre 2015 y 2016, en el conjunto de la región metropolitana de Barcelona, los movimientos protagonizados por personas de nacionalidad española supusieron más de dos tercios del total: un 68,45%. Por su parte, los movimientos de personas extranjeras fueron el 31,5% restante.  

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