Entre Todos

La sensación de inseguridad derivada del incivismo, en el foco de los lectores de L'Hospitalet

EL PERIÓDICO abrió en mayo una convocatoria de participación para que la ciudadanía de la gran urbe enviara sus historias en primera persona

El incivismo, sobre todo el vinculado con el ruido como generador de sensación de inseguridad, es el denominador común de varias de las cartas recibidas

Imagen de archivo de un botellón.

Imagen de archivo de un botellón.

Manuel Arenas

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La sensación de inseguridad en la que desemboca el incivismo en las calles de L'Hospitalet es un denominador común en las cartas de lectores que han ido llegando durante estas semanas a la redacción de EL PERIÓDICO a través de Entre Todos, la sección de participación de la cabecera.

El diario abrió en mayo una convocatoria de participación para que la ciudadanía de la segunda ciudad más poblada de Catalunya enviara sus historias en primera persona, varias de las cuales coinciden con el que, según el último barómetro municipal, es el "principal problema en la ciudad": la inseguridad ciudadana (41,7%), seguido de la limpieza (22,5%) y la inmigración (11,6%).

"Soy del barrio de Pubilla Cases y todavía no he visto en funcionamiento el plan contra el incivismo", apuntaba en una carta Isaac López, quien aseguraba compartir calles con "gente peligrosa, patinetes sin respetar nada y ruido", circunstancia que causa molestias a sus hijos.

Sobre el barrio de Pubilla Cases también escribió el lector Juan Antonio Martínez, quien narraba su vida en la demarcación local como "un sinvivir" debido a los "gritos, peleas y botellones en el parque de la Bòbila que se alargan hasta las 8 h o las 9 h de la mañana".

Según datos del Ayuntamiento de L'Hospitalet, los botellones fueron precisamente el motivo que protagonizó las denuncias policiales del verano en la gran ciudad.

A vueltas con el ruido

Los vecinos de la Gran Via de L'Hospitalet no son los únicos de la ciudad que huyen del ruido, en su caso desde hace 20 años tal y como publicó este diario. Lo intentan también los de la calle Arts i Oficis del barrio de Sant Josep, como contó la lectora Esther Carrasco, vecina de la citada vía desde hace 14 años, en una carta en Entre Todos.

Carrasco rememora en su texto los tiempos en que la calle era más tranquila, antes de pasar a ser una rúa residencial. Ahora, sin embargo, cuando "aloja en uno de sus locales un establecimiento de ocio destinado a fiestas infantiles y reuniones", el contexto es otro: "El griterío nos quita horas de sueño semana tras semana y nos hace plantearnos que el descanso no es una prioridad en esta ciudad".

"El ruido no es exclusivo de Barcelona", relataba en su testimonio la lectora Carmen Chica, quien citaba algunas de las circunstancias en que sufre la contaminación acústica a diario: el incivismo al que se deben las "algarabías de los bares"; la música "a tope" de los conductores mientras esperan el cambio de semáforo; y las fiestas en pisos con ventanas abiertas.

Por su parte, otras lectoras como Montserrat Amorós o Mari Encinas también se detuvieron en sus respectivas cartas sobre la "suciedad" en las calles (la limpieza es la segunda mayor preocupación local en L'Hospitalet). "En mi calle, el pasaje Oliveras, muchos pisos y bajos nuevos se están llenando de ocupas, drogas, suciedad, peleas y dejadez", comentaba Amorós. "Terrazas de bares donde no se respeta nada y que se llenan de bolsas de plásticos, latas, botellas de cristal... A veces creo que vivo en una jaula", concluía Encinas.

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