La progresiva caída, ciudad a ciudad

El área metropolitana de Barcelona ha perdido la mitad de sus oficinas bancarias en los últimos siete años

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La conurbación barcelonesa registra, según datos del Banco de España, el cierre del 55% de los locales de atención presencial

El área metropolitana de Barcelona ha perdido la mitad de sus oficinas bancarias

Una oficina bancaria cerrada en C/Mallorca con C/Lepant, en Barcelona, donde clausuraron sucursales del Santander y Banco Popular. / Foto: Ricard Cugat | Vídeo: Enric Nogueras y Carla González (Clack)

Francisco José Moya
Manuel Arenas
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El área metropolitana de Barcelona ha perdido la mitad de sus oficinas bancarias en los últimos siete años, convirtiéndose así Barcelona provincia, seguida de Tarragona y Girona, en la demarcación territorial del Estado que registra mayor decrecimiento de sucursales desde que estallara la crisis financiera en 2008. La derivada catalana del fenómeno es tan agravada que el Síndic de Greuges de Catalunya está actualmente investigando de oficio su posible afectación en población vulnerable. Los siguientes mapas muestran la evolución de la concentración de oficinas en los últimos siete años.

Los datos del Banco de España hablan por sí solos: en marzo del 2015 había registradas en el territorio de las ciudades del área metropolitana de Barcelona un total de 2.123 oficinas de entidades de crédito (bancos y cooperativas de crédito); en diciembre del 2021, la cifra se reduce a 954 oficinas registradas, lo que supone el cierre de la mitad (el 55%), proporción superior a la del cierre en Catalunya (53%) y en España (39%) durante ese mismo periodo.

Por municipios, la citada proporción de sucursales clausuradas se cumple en buena parte del entorno metropolitano. Barcelona, que en 2015 tenía 1.294 y hoy algo menos de la mitad (unas 560), es, con mucha diferencia, la ciudad metropolitana que más oficinas ha perdido en términos absolutos (ni más ni menos que 734, un 56,7%), seguida de L'Hospitalet de Llobregat (-68); Badalona (-57); Cornellà de Llobregat (-30); y Santa Coloma de Gramenet (-25). Explora estas variaciones en la siguiente tabla.

Pero no es la ciudad condal, sin embargo, la de mayor variación en términos relativos, ya que incluso hay urbes donde la caída ha sido de más del 60%. Es el caso de Montgat (71,4%, de 7 a 2 oficinas), Sant Vicenç dels Horts (63,6%, de 11 a 4), Ripollet (62,5%, de 16 a 6) o Sant Just Desvern (61,5 %, de 13 a 5). Viladecans, por su parte, es el municipio metropolitano de más de 50.000 habitantes -unos 66.700- que registra mayor caída de oficinas (62%, de 29 a 11), algo que "preocupa" al consistorio, que ha expresado su "malestar" a las entidades bancarias, sobre todo por cómo la coyuntura golpea a las personas mayores, apuntan fuentes municipales de Viladecans.

Las sucursales de municipios con alta densidad de población, de media, dan potencialmente servicio en la actualidad al doble de población que en 2015

A juicio de Santiago Simón, profesor de Economía, Finanzas y Contabilidad en ESADE, el fenómeno del cierre de oficinas se explica esencialmente por dos causas. En primer lugar, la digitalización del sector, acelerada por la pandemia: "Internet se ha impuesto y la necesidad de retirar efectivo es cada vez más minoritaria", afirma Simón. Y en segundo término, los costes: "No podemos pedirles a los bancos que sean oenegés: cuando las oficinas no son rentables, las cierran", continúa Simón, quien apunta que, "en todo caso, debe ser el regulador el que intervenga en pro de los derechos de una minoría como las personas mayores, que tienen toda la razón de ser".

Consultada por cuáles son las alternativas para la ciudadanía, la Asociación Española de la Banca (AEB), patronal bancaria que agrupa a los bancos con mayor implantación territorial en el Estado -Caixabank, Santander, Sabadell y BBVA-, apela al compromiso de la banca de mejorar el servicio a los mayores en las oficinas. "El compromiso de los bancos es ampliar los horarios de atención presencial y reforzar la atención personalizada a personas mayores y con discapacidad", aseguran fuentes de la AEB. Fuentes de Caixabank, entidad con mayor implantación española, ponen en valor la "creación de un equipo de 2.000 consejeros sénior" enfocado a personas mayores.

Cajeros en la Av. Carmen Amaya del Gornal en L'Hospitalet, mantenidos a raíz de protestas vecinales tras el cierre de la última oficina del barrio.

Cajeros en la Av. Carmen Amaya del Gornal en L'Hospitalet, mantenidos a raíz de protestas vecinales tras el cierre de la última oficina del barrio. / Ricard Cugat

Urbes más pobladas: una oficina cada 4.000 personas

Aunque la proporción del cierre de oficinas es generalizada en el área metropolitana, sí se aprecian diferencias entre localidades cuando se calcula la relación entre sus oficinas registradas y sus poblaciones.

Tomando como punto de partida que, de media, en el área metropolitana hay una oficina por cada 3.460 habitantes, actualmente son 24 de 36 las urbes que superan esa ratio, entre las que destaca extraordinariamente Badia del Vallès con una sola oficina, concretamente del Banco Sabadell, para toda una ciudad de 13.200 habitantes (actualmente no hay regulada en España una ratio legal mínima).

Pero más allá de esa excepción no representativa, lo que sí se puede leer como tendencia son las elevadas ratios de las ciudades metropolitanas más pobladas (más de 50.000 habitantes), como Viladecans (una oficina por cada 6.000 habitantes), que duplica la media metropolitana; Badalona (una por cada 5.100); Castelldefels (una por cada 4.800); o Santa Coloma de Gramenet, L'Hospitalet de Llobregat y Sant Boi de Llobregat (una por cada 4.400). En estas localidades, de media, una oficina bancaria atiende potencialmente hoy al doble de habitantes que en 2015. "Estamos muy preocupados: algunos de nuestros barrios con alto porcentaje de población envejecida se han quedado sin oficinas", clama Rubén Guijarro, alcalde de Badalona, una de las urbes más afectadas.

"A los bancos les ha costado menos cerrar oficinas en poblaciones muy densas"

Antoni Garrido, catedrático de Economía Aplicada de la Universitat de Barcelona, alude a la densidad de población como factor clave para explicar el fenómeno. "En poblaciones muy densas, donde los habitantes están muy concentrados en relación al espacio, a los bancos les ha costado menos cerrar oficinas estos años. Es lógico que en ciudades con menor densidad la tendencia sea menos marcada", señala Garrido, quien cataloga de "bestial" la variación de oficinas por habitantes, "sobre todo desde antes de la crisis del 2008, cuando en Catalunya había de media una por cada 900 personas".

Oficina bancaria cerrada en la esquina entre la Rambla del Poblenou y Pere IV de Barcelona.

Oficina bancaria cerrada en la esquina entre la Rambla del Poblenou y Pere IV de Barcelona. / Ricard Cugat

"Es evidente que la renta de los clientes influye"

Si se cruzan los datos de oficinas registradas del Banco de España con los datos de población mayor de 65 años y renta (base imponible del IRPF) publicados por el Institut Català d'Estadística (Idescat), el cierre de oficinas repercute en los municipios de manera similar, independientemente de la avanzada edad de la población y de su renta.

Ahora bien, si se captura la 'foto fija' actual, con datos de finales del año 2021, sí es posible concluir que, de media, en los 18 municipios metropolitanos con rentas más altas hay una oficina por cada 3.090 personas, mientras que en las ciudades con rentas más bajas hay una sucursal por cada 4.390 habitantes. Es decir: potencialmente, la oficina de una 'urbe con renta baja' atiende a 1.300 personas más que la de una 'urbe con renta alta '.

En este sentido, el profesor Simón opina que "es evidente que la renta de los clientes influye: si es alta, los clientes son más sabrosos para el banco, que lo va a tener en cuenta para mantener la oficina". El profesor Garrido, en cambio, no considera que la renta sea en la actualidad una variable determinante para la caída de oficinas, "como sí lo son la reducción de costes o las fusiones [fueron paradigmáticas las de Catalunya Banc y BBVA en 2016 y la de Caixabank y Bankia en 2020]", pero admite que sí pudo serlo en el momento inicial en que los bancos estudiaron su expansión territorial.

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