Historias del CEM L'Hospitalet
Las vidas tras el básquet en silla de ruedas: "Aquí hemos encontrado nuestro lugar"
Toni, Biel y Sergio, jugadores del BCR CEM L'Hospitalet, club decano nacional de este deporte paralímpico, cuentan sus historias a EL PERIÓDICO
CLAVES | Por qué en L'Hospitalet están los orígenes del baloncesto en silla de ruedas español
Manuel Arenas
Redactor y coordinador del equipo de información del área metropolitana de Barcelona
Periodista de información y audiencias locales del área metropolitana de Barcelona. Antes trabajé en la productora audiovisual Clack, donde investigué y desarrollé guiones de documentales, y colaboré con EL PERIÓDICO firmando la contraportada del diario y publicando reportajes en las secciones Gran Barcelona, Sociedad y Entre Todos. Empecé en la prensa local de mi ciudad, Santa Coloma de Gramenet, concretamente en el Diari de Santa Coloma.
La Nochebuena del 2002, Toni Burrueco (37 años) fue a jugar un partido de fútbol con sus amigos. En la parte trasera del coche en el que iban no había cinturones, tuvieron un accidente y Burrueco voló por los aires partiéndose la médula.
Tras el accidente, y ya en su nueva vida con movilidad reducida, Burrueco, siempre vinculado al deporte, probó el baloncesto en silla de ruedas en el Institut Guttman, pero en aquel momento no encontró la motivación para seguir. Sí lo hizo en 2015, cuando desde el CEM L'Hospitalet, el club decano del básquet adaptado español, le llamaron para rearmar el equipo.
Burrueco es una de las caras visibles del club de baloncesto en silla de ruedas de L'Hospitalet de Llobregat, entidad en la que se encuentran los orígenes de este deporte paralímpico a nivel nacional, sobre todo en categoría femenina. Junto con él, los jugadores Sergio Hernández y Biel Llopis también han compartido su historia de vida con EL PERIÓDICO L'Hospitalet.
"Aquí hemos encontrado nuestro lugar", destacan al unísono los jugadores. Además de motivación, todos coinciden en el efecto inclusivo del deporte en sus vidas: "Gracias al básquet, nuestro entorno ve las posibilidades que tenemos como personas con discapacidad".
Más allá de los accidentes
Tal y como describe Roger Gisbert, actual jugador del club e hijo de su fundador, Ramon Gisbert, el perfil más habitual de jugadores es el de personas con discapacidades físicas sobrevenidas, no de nacimiento. Muchas de ellas causadas por accidentes, si bien son también frecuentes casos de secuelas por enfermedad.
Sergio Hernández (37 años) es uno de esos casos: "Tuve leucemia y fue mal porque la médula me rechazó las piernas y el cuerpo me quedó paralizado de cintura para abajo". Lo primero, dice, fue curarse la enfermedad: aunque ahora va en silla de ruedas, logró volver a ponerse de pie, no sin cansancio o molestias. Lo segundo, reactivarse.
"No quería estar con 30 años como si fuera un abuelo. No, hombre, no: eso no puede ser". El baloncesto adaptado, dice, le ha permitido divertirse, mantenerse activo y fomentar el compañerismo.
"He madurado a través del básquet"
El caso del joven Biel Llopis (24 años) es especialmente paradigmático. A los 15 años no estaba bien y tomó decisiones equivocadas que le llevaron a un intento de suicidio que le dejó sin parte de las piernas, cuenta.
"Tenía una vida complicada; el deporte en general, y el básquet en particular, me han ayudado mucho a seguir adelante, a madurar y a evadirme de mis problemas", señala Llopis, quien precisa que el básquet "ya no es sólo un deporte, sino que va mucho más allá de la pelota: aquí he hecho amigos".
Aparte del básquet, Llopis también ha encontrado en el rap una salida vital. Desde hace tres años escribe canciones e intenta hacerse un hueco en el mundo de la música porque dedicarse a él, subraya, es su sueño.
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