AVENIDA SEVERO OCHOA

La 'calle de los altercados' de L'Hospitalet

zentauroepp49889060 mossos hospitalet190923114712

zentauroepp49889060 mossos hospitalet190923114712 / periodico

Anna Rocasalva

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Trece mossos del Área Regional de Recursos Operativos (ARRO) se turnan para patrullar la avenida Severo Ochoa de L’Hospitalet de Llobregat ante la mirada atónita de los vecinos. Uniformados y armados con metralletas, los agentes forman parte de un dispositivo estable de refuerzo de la seguridad ciudadana, que evita que se generen altercados en esta zona concreta de la ciudad.

Durante el mediodía la avenida está relativamente tranquila, con las terrazas de los bares casi vacías. “Solo hemos hecho un par de identificaciones por tenencia de estupefacientes”, informa uno de los agentes. “¡A las ocho de la noche tendríais que estar aquí y no ahora!”, les increpa una vecina. “De madrugada es cuando hay jaleo y no aparece ni un policía”, se queja, mientras se aleja con el carro de la compra.

La demanda de más presencia policial "es una de las peticiones vecinales más recurrentes", justifica Daniel Jiménez, presidente de la Asociación de Vecinos de Pubilla Casas, barrio al que pertenece la avenida Severo Ochoa. “Hemos notado un incremento de tráfico de drogas, peleas, e incivismo en esta arteria de la ciudad y sus calles circundantes, y por ello también pedimos al Ayuntamiento que haga cumplir las normativas municipales en cuanto a las licencias y a los horarios de los bares”, agrega.

Por su parte, el intendente jefe de la comisaría de los Mossos de L’Hospitalet, Josep Lluís Grasa, confirma a EL PERIÓDICO que este verano ha habido “un repunte” de delitos de desórdenes públicos, sobre todo “relacionados con el incivismo”, y que, por este motivo, se ha decidido reforzar la presencia policial en la zona. “Que los vecinos no nos vean no significa que no estemos presentes. Hay veces en las que vamos de paisano y otras uniformados como acto disuasorio”, aclara. 

De igual forma, la regidora del distrito, Lola Ramos, asegura que el Ayuntamiento “es consciente” de la problemática pero considera que “no hay que sobredimensionar los hechos”. “Desde la concejalía nos personamos activamente en la zona, de día y de noche, comprobando que los bares cierren a su hora; y, a pesar de algunas peleas puntuales, consideramos que la avenida está bastante controlada”, comenta.

Sin embargo, aunque no hay datos públicos concretos de la avenida Severo Ochoa, según las cifras del mapa delincuencial de la web de los Mossos d’Esquadra, de enero a julio de 2019 se produjeron 108 delitos contra el orden público en todo L’Hospitalet, de los cuales 29  -el repunte más alto- se concentraron el pasado julio, lo que significa un aumento del 123,07% respecto al mismo mes del año pasado.

La transformación de la Severo Ochoa

La avenida Severo Ochoa es una de las arterias principales de Pubilla Casas, y donde se concentra gran parte de los equipamientos municipales y la actividad de la zona. El barrio forma parte del distrito V de L’Hospitalet, con una alta densidad de población y un alto índice de inmigración.

“Pubilla Casas es un éxito de construcción colectiva. Los vecinos son gente luchadora y trabajadora y, desde hace unos 15 años, la zona se ha tenido que adaptar a un cambio de población recién llegada. Primero fueron personas de origen magrebí y luego, sudamericano. Y en Severo Ochoa se concentran muchos ciudadanos de la República Dominicana”, describe el teniente de alcaldesa de Convivencia y Seguridad, José Castro. “Esta avenida es su punto de encuentro porque es donde están sus bares, que tienen mucha vida”, continua. 

Este verano ha habido un repunte de delitos de desórdenes públicos en la avenida Severo Ochoa

Castro explica que en la calle hay una quincena de bares, la mayoría con terraza, que se abrieron entre los años 60 y 70. “Tenían unas licencias horarias muy amplias porque abrían a las 6 de la mañana para servir el café a los trabajadores. Eran esencialmente bares de tapas regentados por familias que, al cambiar de manos, fueron adquiridos por otras comunidades que priorizan más la bebida y la música por la tarde y la noche”, comenta.

“Sabemos que los procesos de acogida no son fáciles y son lentos. Cambian los usos y las costumbres, los establecimientos se transforman y ofrecen nuevos productos, y todo ello puede generar pequeños conflictos, malentendidos e incivismo. Pero L’Hospitalet es acogedora; nos ayudan nuestras escuelas y las asociaciones de vecinos; y, aunque la inclusión no se produce de un día para otro, estamos muy lejos de lo que ocurre en otras ciudades europeas”, concluye Castro.

Horarios limitados

“Antes aquí había un cine”, comenta, nostálgico, el presidente de la AV Pubilla Casas, Daniel Jiménez, señalando un punto de la avenida donde ahora hay un supermercado Consum. “No quiero ser alarmista, pero hay calles por las que yo ya no paso de noche, porque desde hace unos años el barrio se ha degradado”, reseña.

Delante del Consum pero al otro lado de la calle, en la esquina de Calderón de la Barca con Severo Ochoa, se encuentra el bar Rias Baixas, donde hace unas semanas se originó una batalla campal que terminó con dos detenidos y un herido en el Hospital de Bellvitge. Al hombre le abrieron la cabeza con un patinete. 

El vídeo del altercado, que se hizo viral, fue grabado por uno de los clientes del bar, que recriminaba a María, la señora que regenta el establecimiento, cómo se le ocurría abrir y servir alcohol a las 6 de la mañana, que “luego pasa lo que pasa”. Con la ayuda de su hijo pequeño, que le traduce del chino al castellano, María se excusa: “Ellos [los hombres que se pelearon] no eran clientes; vinieron discutiendo desde la calle”.

“La gente que protagonizó la pelea no era de L’Hospitalet pero la avenida Severo Ochoa es un punto de encuentro”, lamenta el teniente de alcaldesa de Convivencia y Seguridad. “Desde el Ayuntamiento utilizamos las herramientas jurídicas que tenemos para proteger el descanso de los vecinos. Por ejemplo, desde la calle Luarca hasta la avenida Isabel la Católica limitamos los horarios hasta las 10 de la noche”, explica.

Sin embargo, para Antonio Prieto, el propietario del Córdoba, uno de los establecimientos históricos de la calle Luarca, el civismo también es una cuestión de actitud. “Mi padre creó este bar y ahora yo lo llevo con orgullo. Abrimos a las 6 y cerramos a las 12 pero jamás hemos tenido problemas porque nos hemos ganado el respeto a base de depurar la clientela, que ya es como una gran familia”, describe. “Por la mañana no servimos alcohol, por ejemplo. ¿Y quien nos viene? Pues los jubilados y los barrenderos que quieren tomarse un café a primera hora, y no los que buscan un after”, concluye, satisfecho.

De enero a julio de 2019 se produjeron 108 delitos contra el orden público en todo L’Hospitalet

Sin bancos ni parque infantil

“Yo soy el primer interesado en que los clientes no molesten a los vecinos y por eso tengo personal de seguridad”, explica Milton Díaz, el propietario de dos bares musicales y de comida dominicana, que cierra a las 2:30 de la mañana. “Pero no puedo controlar lo que ellos hacen luego en la vía pública”, se queja. “Muchos se sentaban en los bancos o ocupaban el parque infantil y el Ayuntamiento directamente quitó el mobiliario. ¿Por qué no les multan a ellos, en vez de perseguir a los propietarios de los bares o quitar los columpios de los niños?”, lamenta, señalando el espacio que ahora ocupan unas nuevas jardineras en la esquina de Luarca con Severo Ochoa. 

Precisamente sobre este enclave circula un vídeo por las redes sociales donde se aprecia a un hombre amenazando a otro con un cuchillo, mientras es rodeado por un grupo de personas. La grabación termina con lo que parece ser el inicio de un ataque contra el agresor.

“Este lugar se había convertido en un foco de conflictos y la Policía no puede estar constantemente vigilando unos bancos o unos columpios, por eso los quitamos a petición de los vecinos y ahora haremos una nueva zona de juegos en la avenida Isabel la Católica”, informa el teniente de alcaldesa Castro.

“Asimismo, este mes colocaremos en este distrito dos puntos permanentes de concejalía móvil que, aparte de escuchar las inquietudes de los vecinos, servirán para concienciar sobre el civismo”, agrega la regidora del IV y el V distrito de L’Hospitalet, Lola Ramos.

Tanto el Ayuntamiento como los Mossos d’Esquadra coinciden en afirmar que, si bien Severo Ochoa es un foco ocasional de peleas, el problema de fondo es el incivismo fruto de la convivencia, un hecho que confían en que se arreglará con el esfuerzo de los vecinos, entidades sociales y las instituciones. 

“La avenida es uno de los puntos calientes que tenemos en L’Hospitalet, junto con los bloques de la Florida, la plaza Espanyola, y las calles Holanda y de Collblanc, pero no queremos que se estigmatice la zona porque los hospitalenses somos gente trabajadora, luchadora y muy acogedora y, aparte de algunos hechos puntuales, Severo Ochoa está muy controlada”, concluye el intendente jefe de la comisaría de los Mossos, Josep Lluís Grasa.

La Guardia Urbana refuerza la vigilancia

La zona de la avenida de Severo Ochoa y la calle de Luarca, en el barrio de Pubilla Cases de L’Hospitalet, han sido y son objeto de especial atención y vigilancia por parte de la Guardia Urbana de la localidad que, el pasado enero, empezó a reforzar la seguridad para garantizar la convivencia y el buen uso del espacio público, a raíz de las quejas de los vecinos.

Más noticias de L'Hospitalet