EL 26-M EN L'HOSPITALET

"No he votado nunca en las elecciones municipales y este año tampoco lo haré"

El mercado de Santa Eulàlia, en L'Hospitalet, esta mañana

El mercado de Santa Eulàlia, en L'Hospitalet, esta mañana / A.G.

Aitana Glasser

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A pocas horas de que se inicie la campaña electoral de las municipales del 26-M, las sensaciones en L’Hospitalet son de aparente calma y cierto desconcierto. La desafección política a nivel local, o más bien la decepción a la que se apunta en algunos casos, unida a la fragmentación y el baile de siglas y la cercanía de las elecciones generales del 28-A, hacen que parte de la ciudadanía no tenga todavía claro siquiera si va a acudir a las urnas dentro de dos semanas o de qué servirá exactamente que lo haga.

Si bien la participación en las generales subió en casi 10 puntos, basta con darse un paseo por algunos de los mercados de la ciudad y charlar con la gente para darse cuenta de que, en las municipales, puede que la tendencia no se repita. Si bien hay excepciones y algunos hospitalenses afirman tener claro el voto, otros no tienen apenas interés ni siguen la política local. “No quiero hablar de política y no me interesa la política municipal. A mí me preocupa que no me suban la pensión, eso sí que me preocupa”, cuenta un jubilado que espera apoyado en su bastón frente a una pescadería del mercado de Collblanc.

No es el único: “Creo que nunca he votado en unas elecciones municipales, la verdad, y tampoco me planteo hacerlo este año”, dice otra vecina. Es fácil encontrar, en poco más de una hora, a un puñado de personas más que o bien no han decidido si irán a votar o directamente ni se lo plantean. No sorprende, pues los índices de participación en L’Hospitalet siempre se han mantenido bastante por debajo de la media estatal, y en los últimos tres comicios apenas la mitad de la ciudad votó (53% en 2015; 50% en 2011 y 46% en 2007).

Maria e Irene, vecinas del barrio de Collblanc, confiesan mientras pasean frente al mercado que suelen hablar a menudo de política, también local. Si bien es cierto que cada vez el factor ideológico parece cobrar más peso en el panorama político municipal, más con temas como el sobiranismo catalán a la orden del día, Irene cree que “en las municipales no se vota tanto pensando en las siglas, sino en la persona, si gusta o no la gestión que hace o puede hacer”.

“Son más cercanas a la gente”, opina. O por lo menos, así las percibe ella, que se las toma como un momento para reflexionar sobre lo que quiere para su ciudad. Aunque a ninguna de las dos les disgusta la gestión del gobierno actual, coinciden en que la popularidad de Núria Marín ha decaído con los años. “Antes era más un referente -dice Irene-. Lo hace bien, pero creo que bajará mucho en estas elecciones”.

Falta de políticas sociales

En cuanto al porqué de este descenso del socialismo, estas dos hospitalenses creen que hay varios factores que lo explican. “Antes L’Hospitalet era una ciudad más dinamizada y más cohesionada, ahora se han concentrado los servicios en algunos puntos y zonas. Además, es una ciudad muy diversa, ha venido mucha gente de fuera y eso es difícil de gestionar, porque hay diferencias y costumbres que no se entienden”, asegura Irene, mientras Maria asiente a su lado.

En esta línea, defiende que “antes se hacía más por fomentar la convivencia” y favorecer la integración de los vecinos. Pone de ejemplo el caso de los proyectos de convivencia en la plaza de la Espanyola, en el barrio de la Torrassa, “que cada vez se están dejando de hacer más”. “Ahora, de cada cuatro vecinos del bloque, uno es de toda la vida y el resto no se conocen”, lamenta.

Una falta de percepción de ‘sentimiento de barrio’ que se explica, entre otras cosas, por la gentrificación que vive la ciudad: “No se trata solo de la construcción de hoteles, también a nivel de vivienda creo que se ha querido hacer demasiado y se han excedido”, opina Irene que cree que "todo esto le hará bajar votos a Marín".

La limpieza y la seguridad, eternos debates

Rosario, jubilada del barrio de Collblanc, plantea el que es otro de los grandes temas de debate tanto en L’Hospitalet como en muchas otras ciudades metropolitanas: el cuidado del espacio público y la seguridad. “El barrio está muy mal, tanto a nivel de suciedad como de delincuencia”. Por eso, y aunque todavía no se ha decidido, afirma que no quiere “que salga lo mismo” y que votará "a otra cosa, a alguien que se preocupe por el barrio, por mantenerlo limpio”,

En la misma línea opina Remei Oliva, que realiza unas compras matutinas en el mercado de su barrio. “En casa siempre hemos votado lo mismo, y aunque todavía no me ha dado tiempo a mirármelo bien, ya tengo claro a quién votaré. No solo por motivos ideológicos, sino también por otros factores. Por ejemplo, la limpieza. L’Hospitalet es una ciudad sucia, y los parques y jardines dan pena, están muy descuidados”, asegura. “Igual mi voto no puede contribuir a cambiar eso, pero el de unos cuantos, sí”, añade Remei.

La sensación se repite también en la otra punta de la ciudad. En el mercado municipal del Centre, Mari Carmen y Manel, vecinos del barrio del mismo nombre, aseguran que votarán “a quien hace propuestas para que la ciudad mejore y se solucionen problemas que, hasta ahora, no se han solucionado, como el ‘gamberrismo’ y la delincuencia, que se han extendido por barrios como este, donde hasta ahora no había”, argumenta Mari Carmen desde una calle adyacente al  consistorio, del que sale, apenas un par de minutos más tarde, la alcaldesa Núria Marín.

Desafección política Vs. voto ideológico

Frente a la entrada opuesta del mercado, en la calle Príncep de Bergara, Berta Hinojosa pasea a su perro mientras explica que, aunque lo que ha visto de momento de L’Hospitalet -donde lleva viviendo solo un año- le gusta, votará “por ideología” o más bien, por descarte: “El resto de partidos no me gusta, por tanto, votaré al que pueda gustarme más dentro de eso. Realmente todos prometen mucho, pero yo no me creo a nadie”, sentencia.

La antítesis a Berta se encuentra en Núria, también vecina del barrio del Centre: “Lo tengo clarísimo: votaré a Junts per L’Hospitalet. Primero, porque soy del PDeCAT, y segundo, porque quiero que se acabe de una vez por todas el mandato de Marín”, afirma contundente. Pese a los resultados de los comicios generales, confía en un repunte del independentismo que supere la fragmentación de partidos de la izquierda independentista que se ha producido en la ciudad.

“Creo que es un fracaso que ERC y PDeCAT no se hayan puesto de acuerdo para ir juntos y echar a Marín. Y no ha sido porque el PDeCAT no haya querido, sino porque no ha querido ERC, que como ha subido, cree que podrá solo”. Ahora, Núria Piensa que esta fragmentación puede beneficiar al actual Gobierno. “Aunque Ciutadans hará daño, el PSC volverá a salir”, vaticina. Y a los socialistas “con tal de gobernar, les dará igual con quién pactar”, añade.

Pese a que CiU -predecesor del PDeCAT- descendió en los comicios municipales de 2015 del tercer al sexto puesto en L’Hospitalet, precisamente en el barrio de Centre, donde vive Núria, fue donde la formación obtuvo sus mejores resultados, quedando en tercera posición por detrás de ERC y PSC, lugar que no ocupó en ningún otro distrito de la ciudad.

La ciudadanía augura un gobierno socialista

“La gente aquí está harta, en todos los sentidos”. Así de contundente se muestra la paradista de un negocio de costura del mercado de Santa Eulàlia, el barrio con más habitantes de L’Hospitalet. Aunque ella no vive aquí, sino “tres o cuatro calles más para allá, en lo que ya es Barcelona”, dice que pasa más horas en la tienda que en casa. Por eso, declara tener claro que “la gente está cansada de que todo esté tan descuidado en la ciudad”.

“No sé si eso se va a traducir en un cambio, porque hay mucha gente que, como está tan harta, ni siquiera irá a votar o no sabe si irá a votar”, añade, aunque ella espera que lo hagan para que se produzca un cambio de gobierno. Cuenta que Marín ha pasado alguna vez “a saludar”, pero que tampoco tienen los vendedores demasiada relación con el Ayuntamiento. “Si ha venido, hola y adiós, tampoco pidas mucho más, porque no tiene tiempo”, afirma.

Al otro lado del mercado, frente a la panadería, Meritxell se muestra convencida de que el PSC volverá a gobernar en la ciudad. “L’Hospitalet ha sido siempre socialista y lo seguirá siendo, pero por lo menos confío en que haya algunos cambios” y que, obligados a pactar, "entren al gobierno nuevos partidos”, para que [los socialistas] “dejen de mirar solo por ellos mismos”.

Emilia, a su lado, asegura que, aunque “le hacen falta algunos cambios, "L'Hospitalet está bien y Núria Marín está sabiendo llevar la ciudad”. “También es cierto que llevan muchos años gobernando, o sea que algunas cosas tenían que hacer bien sí o sí…” le reprende Meritxell. “Yo confío en que, aunque sigan en el consistorio, no estén solos y haya un mínimo de cambio”, reitera.

Posibles pactos de gobierno

Sobre qué partidos podrían irrumpir con más fuerza en estos comicios, Meritxell lo tiene claro: “Quien realmente le hará sombra al PSC será C’s, que es quien está al frente de la oposición en L’Hospitalet”. En Santa Eulàlia, como en la mayoría de distritos, los naranjas salieron reforzados en los últimos comicios, quedando por detrás del PSC con 2.364 votos.

Y ante posibles pactos; dudas. Una ve prácticamente imposible un eventual pacto entre socialistas y ERC, mientras que la otra no lo descarta, porque no ve a la formación en la ciudad sobiranista “tan radical” como a otros grupos independentistas. “Igualmente, tanto Cs como ERC han subido mucho en estas últimas generales”, apuntan.

El porqué, para Emilia, lo explica el aumento de la diversidad poblacional de L’Hospitalet, fruto de la immigración. “Quienes votaban de siempre al PSC era gente mayor y ya va quedando menos, ahora viene gente de fuera y todo va cambiando”. Para Meritxell, las políticas sociales, “como en todos los municipios”, son muy necesarias, y han ido quedando a menos.

La división de la izquierda

El paseo por el barrio de Santa Eulàlia termina de nuevo con dos polos opuestos. Por un lado, Manel, que aunque no puede votar en L’Hospitalet, pues reside actualmente en Málaga, dice que, si pudiera, tampoco lo haría. Reniega de la política: “Son todos iguales, ninguno arreglará las cosas, da igual a quien vote”. Ni cree en la política ni cree que las elecciones sirvan para cambiar las cosas. “Te paseas por aquí y ves a gente con el carro a rastras, que no tiene ni para comer… Es una pena, y parece que nadie puede arreglarlo”.

Terminando de pagar se encuentra la que presenta la otra cara de la moneda, Purificació Bejar, que luce un pin de la CUP en la bandolera que hace que se adivine fácil por quién se decantará el 26-M. “Soy ‘cupaire’ y confío en que en estas elecciones la CUP suba, no solo aquí, sino en todos los municipios”, cuenta esperanzada.

Votará por ideología, “porque es la CUP y porque, aunque algunos crean que acaban de llegar, llevan más de 25 años haciendo política, y su fuerte siempre ha sido el municipalismo”, defiende, a la vez que se muestra crítica con la división que se produjo el 28-A, cuando los aliados de la CUP -Som Atlernativa, Poble Lliure y Pirates- concurrieron bajo la marca Front Republicà a los comicios, a los que los primeros no se presentaron.

“Aunque por suerte no se comieron nada, esta fragmentación puede hacerles perder muchos votos”, lamenta. Y algo similar puede ocurrir en L’Hospitalet, donde la CUP-PA actual ha derivado en dos candidaturas, CUPxLR y AELH“Pueden salir perdiendo”, opina Purificació, que añade que, aunque los socialistas se mantengan en el poder, espera que formaciones como la CUP se lo pongan más difícil.

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