Desde su estreno en Netflix en el 2016, la serie ‘The crown’ es la representación máxima de la ‘royal fascination’, esa irresistible atracción por la historia y los devaneos de la familia real británica. Extraordinario retrato de la vida de la reina Isabel II desde su boda en 1947 con Felipe de Edimburgo hasta los inicios del siglo XXI, la serie creada por Peter Morgan ha recibido la reverencia de la crítica y el público, entregados a su excelencia general, desde la riqueza de su dramaturgia a la opulencia de su producción. Es cierto que la serie adolece, según sus críticos, de ciertas desviaciones de la historia documentada, en especial en esta cuarta temporada centrada en la relación entre el príncipe Carlos y Diana de Gales. Pero más allá de las necesarias licencias dramáticas de lo que no deja de ser una ficción basada en hechos reales, ‘The crown’ es una serie deslumbrante que nos obliga a formular la gran pregunta: ¿sería posible hacer algo parecido sobre la familia real española con el emérito Juan Carlos como hilo conductor?