La sufragista y abolicionista Harriet Tubman –a quien Hollywood, olisqueando el hueso afro, homenajea ahora con una película homónima con motivo del 200º aniversario de su nacimiento– desafió al sistema esclavista norteamericano con su cuerpo discapacitado, un revólver y una red de apoyos que le permitió liberar a decenas de esclavos y protegerse cuando caía dormida, sin previo aviso, tras la severa agresión craneal que le había infligido un capataz de niña.