Si Mr Proper es ahora Don Limpio, el urbanismo táctico es, en esencia, urbanismo provisional. O sea, dos maneras de decir lo mismo, pero con palabras elegidas con toda la intención, en este caso, para dar mayor empaque. Barcelona ha aprovechado el confinamiento para acelerar proyectos vinculados al espacio público. Se ha hecho del mismo modo como se inició la supermanzana del Poblenou, en septiembre del 2016, echando mano de la brocha gorda. Pero como dicen los activistas, la pintura no es infraestructura. El resultado es una ciudad multicolor, con más espacio para el peatón, sin duda, con más kilómetros de carril bici, seguro, pero con un cierto aspecto de galimatías que no siempre facilita la convivencia en la calle. Y resucitando trampas de toda la vida, incluidas algunas que pareceían cosa del pasado.