"¿Qué quieren, que coja una depresión? Lo siento, no me pienso encerrar en casa llorando". Con este argumento, y escudándose en una crisis que les ha dejado sin blanca, cientos de jóvenes siguen reuniéndose en masivos botellones a pesar de las restricciones por los rebrotes del coronavirus en el área metropolitana de Barcelona.