RESPONSABILIDAD SOCIAL

El fútbol puede cambiar el mundo

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Alberto González

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Ningún otro deporte en el mundo tiene tantos seguidores, ni mueve tantas pasiones, ni logra tal impacto cultural. Reúne a multitudes y crea un lenguaje común que todos sus aficionados comparten. Pero precisamente por este potencial, también puede servir como herramienta para el cambio social.

Año 2017. El Barcelona vende a Neymar al PSG por 222 millones de euros. El traspaso más caro de la historia reabre el debate sobre el negocio del fútbol y las cifras desorbitadas que se pagan por los jugadores. Sin embargo, cada vez son más los que confían en el poder transformador de este deporte e incluso en su potencial para conectar las ganancias con un objetivo más profundo.

Es el caso del jugador Juan Mata (por el que el Manchester United pagó 45 millones de euros en el 2014), promotor de Common Goal, una iniciativa nacida en el verano del 2017 y que anima a los jugadores y entrenadores de fútbol para donar al menos un 1% de sus salarios a un fondo colectivo con fines sociales, que van desde la mejora de la salud, la educación, la igualdad de género, el crecimiento económico, la reducción de las desigualdades o la lucha por la paz y la justicia.

A día de hoy, Commom Goal aglutina a 389 miembros (jugadores, directivos de clubs, etcétera) y 123 organizaciones, entre las que también se encuentra Banco Santander. El proyecto ya ha conseguido movilizar más de 700.000 euros, parte de los cuales ya han sido invertidos en proyectos que utilizan el fútbol para promover un cambio social.

Entre ellos, Tiempo de Juego, en la comuna de Cazucá, a las afueras de Bogotá (Colombia), la zona donde se congrega el mayor número de personas desplazadas del país, y donde las bandas callejeras y el tráfico y consumo de drogas están a la orden del día entre los jóvenes. Allí este proyecto está utilizando el fútbol como catalizador de la paz, aglutinando a jóvenes en situación de riesgo y promoviendo la resolución de conflictos a través del juego.

Otra muestra es el programa Skillz Girl, en Nigeria. En este país subsahariano, las niñas de entre 13 y 19 años se enfrentan a toda una serie de obstáculos para acceder a una educación en salud y reproducción sexual, lo que aumenta su vulnerabilidad frente al VIH, a la estigmatización o a los casos de violencia de género. Este programa provee de espacios seguros para que las adolescentes puedan hablar libremente sobre el sida y desarrollen ciertas habilidades de empoderamiento femenino, lo que, combinado con el entrenamiento futbolístico, les permite aprender en un entorno agradable.

Un último ejemplo de los proyectos en los que ya ha destinado parte de sus fondos Common Goal es Street League, en Reino Unido, donde el desempleo juvenil constituye un grave problema: más del 15% de los jóvenes de entre 16 y 24 años no estudian ni trabajan, lo que les hace vulnerables a la exclusión social, la delincuencia o la enfermedad mental, entre otros riesgos. En este contexto, Street League ofrece un programa combinado de entrenamiento deportivo y de adquisición de habilidades laborales a jóvenes con especiales dificultades para acceder al mercado laboral.

Promoción de la resiliencia

La Fundación Fútbol Más es otro buen ejemplo de cómo el fútbol puede convertirse en motor de cambio. Se trata de un programa sociodeportivo que se encuentra en marcha desde el año 2008 y del que ya se han beneficiado más de 5.000 niños y niñas de ciertas comunidades de México, Haití, Ecuador, Perú, Chile, Paraguay y Kenia.

Fútbol Más utiliza la infraestructura deportiva propia de cada comunidad, de manera que se recuperen los espacios públicos y se conviertan en espacios de protección y formación para la infancia, donde se establezcan vínculos que se conviertan en pilares de sus respectivas comunidades. Su objetivo, por tanto, es promover la resiliencia y la felicidad de niños y adolescentes que viven en contextos de vulnerabilidad, utilizando el fútbol como herramienta para desarrollar habilidades que podrán usar en todos los ámbitos de la vida.

Los principales agentes del proyecto son niñas, niños y adolescentes entre 6 y 15 años, quienes participan de las clases sociodeportivas y la Liga Fútbol Más. Se trabaja en cuatro series segmentadas por edades, tanto con hombres como con mujeres, realizando clases cuatro veces a la semana, durante nueve meses al año. Además, entre los 16 y los 20 años, los jóvenes participan del programa Líderes Barriales, formándose como tutores de resiliencia en sus barrios, desempeñando un importante rol en la ejecución de las clases y apoyando a otros jóvenes para que se sumen al proyecto.

Un proyecto integral que el año pasado resultó ganador de los premios World Football Summit 2018 en la categoría Mejor Iniciativa Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de Fútbol, alzándose con el premio en una concurrida convocatoria a la que se presentaban 120 candidatos de 23 países.

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