Drones: La tecnología al servicio de los sectores ambiental, audiovisual y agrícola

Muchos ámbitos se animan a utilizar estos vehículos aéreos, ya que permiten vuelos de precisión y económicos

Un usuario a punto de hacer volar su dron

Un usuario a punto de hacer volar su dron

ALBA CASILDA

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Amazon sorprendió a todo el mundo al convertirse en la primera empresa que usó un dron para enviar un paquete en Reino Unido en diciembre del 2016. El cliente en cuestión recibió su pedido trece minutos después de hacer la compra. Eso sí, la entrega se hizo en un proyecto piloto y en un ambiente de prueba. El gigante del comercio 'on line' todavía

precisa de otras empresas de envíos para cumplir con los pedidos, pero la realidad es que los drones cada vez tienen más aplicaciones. ¿Te imaginas montar en uno para desplazarte? ¿Piensas que pueden llegar a salvar vidas?

¿Qué es un dron?

Los drones son automóviles aéreos no tripulados que se controlan a distancia. Aunque hasta hace poco se les ha conocido como instrumentos militares, su empleo fuera del campo de batalla ha experimentado un enorme desarrollo en los últimos tiempos. “Este apogeo se debe al desarrollo de la tecnología usada, la cual ha mejorado las comunicaciones y la capacidad de cálculo y vuelo”, explica el secretario general de la asociación de empresas de drones Droniberia, José Antonio Álvarez. “El cielo se llenará de drones”, asegura.

En todos los campos

El resultado es que, aunque siga siendo una industria emergente, los drones están poco a poco en más áreas como el audiovisual, las infraestructuras, la agricultura de precisión, el medioambiente, la vigilancia y el transporte. Asimismo, pueden repartir pizza, aunque esta función está lejos de ser su aplicación más disruptiva.

Una de las últimas revoluciones en este sentido la ha protagonizado la marca alemana Volocopter. Esta empresa ha construido el primer modelo de dron que pretende ejercer de taxi en Dubái (EAU). El aparato, según apunta la compañía, puede efectuar viajes de 30 minutos y alcanzar cerca de 100 kilómetros por hora. Se trata de un primer prototipo y el propósito es que entre en funcionamiento en cinco años.

No es la única propuesta que combina drones y transporte de personas. Uber, por poner un ejemplo, coopera con Aurora Flight Sciences para crear un taxi volador cuya puesta en escena está prevista para el 2020. Larry Page, el cofundador de Google, es otro de los convencidos: se alió con la compañía Kitty Hawkr para diseñar su vehículo volador, Flyer.

Es cierto que todavía cuesta imaginar estas propuestas a gran escala. Sin embargo, sí que existen campos donde el dron empieza a ser uno más. Un caso es la administración medioambiental, donde, por ejemplo, cada vez se emplean más aparatos de este género para labores de reforestación. La compañía británica BioCarbon Engineering es una de las compañías vanguardistas. Según la información de la empresa, sus drones son capaces de lanzar 36.000 semillas al día, lo que equivale a reforestar 29.000 hectáreas por año.

Esta compañía es uno de los referentes del creador de la 'startup' Greenflight, Joan Esteban Altabella, ganador en el 2017 del programa de emprendimiento Explorer, impulsado por Banco Santander, en la Universidad Jaume I de Castellón (España). Greenflight se hace cargo de reforestar zonas perjudicadas por incendios y advertir áreas degradadas. “Empleamos 3 tipos de drones: uno de reconocimiento y vigilancia ambiental, otro para tareas de reforestación y un tercero que lanza cápsulas fertilizantes”, explica Altabella. “Los drones fortalecen la eficiencia y la seguridad. Asimismo, facilitan labores que hasta el momento han sido muy complejas”, agrega. “Por ejemplo, mediante la vista de pájaro del dron consigues de forma rápida una foto de dónde debes actuar. Además de esto, disminuyen también los costes de la intervención”.

El ámbito industrial aprovecha los beneficios de estas aeronaves no tripuladas. “Se emplean en las inspecciones industriales, el control de campos fotovoltaicos, el seguimiento de obras, la detección de fugas a través de termografías y la ubicación de lugares potencialmente contaminantes”, explica el directivo de tecnología de Zima Robotics y Dron Spain, Toni Lonjedo, quien asegura que su empresa ya ha firmado pactos con colectivos profesionales como los bomberos.

Lonjedo asegura que otro campo que comienza a despuntar es el de las embarcaciones no tripuladas para supervisar las aguas y fortalecer la seguridad portuaria. Para Lonjedo, un dron es un vehículo no tripulado, con independencia de que circule por mar, tierra o aire. En Zima Robotics, dedicada a la robótica industrial, el tratamiento de datos y el desarrollo tecnológico industrial, trabajan hoy en día con Inforport para emplear este tipo de drones marítimos en el puerto de Valencia (España). “Empleamos estos drones para recoger muestras medioambientales y de este modo supervisar las aguas con sensores que transmiten la información en tiempo real”, comenta Lonjedo.

Obstáculos para un cielo lleno de drones

Los drones no se pueden emplear de cualquier forma y cada país cuenta con su normativa. Las reglas principales buscan no poner en riesgo a terceros, emplear la aeronave de día y no volar sobre aglomeraciones. “En España, sería preciso flexibilizar la regla y aclarar situaciones como aquellas en las que se deja volar sobre masas de gente.

Por contra, convendría ser más restrictivo con aquellos que usan los drones sin licencia”, explica el portavoz de Droniberia, José Antonio Álvarez. Sin embargo, de cara al desarrollo de esta industria hace falta algo más que una normativa conveniente (en Europa ya se trabaja para crear una regulación común). Asimismo, es esencial que las administraciones y las compañías vayan de la mano. Para Lonjedo, “es preciso que la Administración fomente ideas de cooperación entre las universidades y las compañías para fortalecer la investigación y la tecnología”.

Superar estas barreras es vital para que los drones se vuelvan masivos. Eso sí, no hay que olvidarse de un factor crucial: la aceptación social. “Aún no esperamos que nuestro turismo se conduzca de forma autónoma o que en los aviones no haya pilotos. Lo mismo ocurre con los drones y aunque su integración total en nuestras rutinas es un pensamiento de futuro, cada vez está más cerca de que sea nuestro presente”, concluye Lonjedo.

Alba Casilda. Opinno, editora de MIT Technology Review en español

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