<b>GRÀCIA</b>
Un bar con ceda el paso
El cartel de un local pide a los clientes que dejen transitar a las ancianas por la acera
Siusplau, deixeu passar a les iaies per la vorera, grÀcies. Así reza el cartel del bar Pietro, en la Travessera de Gracia 197, en la Vila de Gràcia. Los propietarios de este bar esquinero han buscado una forma simpática de pedir a los clientes que presten atención a los transeúntes mientras están en la acera fumando, entre una copa y otra. "Nos llevamos muy bien con los vecinos, y lo último que queremos es causarles molestias", explica Joaquim Prats Rey, uno de los dueños del bar, de 28 años.
Este local siempre se llena a rebosar de gente los sábados y domingos a la hora del vermut. Hace esquina con la calle peatonal de Torrijos. Gracias a los precios asequibles, la música y el aspecto un poco underground, la clientela fija y los pasantes se encuentran allí para tomar algo antes de comer. Es fácil que la acera, de menos de un metro de ancho, sea invadida. "El ayuntamiento no nos deja poner terrazas porque la calle es demasiado estrecha, así que nuestros clientes están obligados a pararse en un sitio de paso", sigue Prats.
En general nadie se queja y los dueños del bar afirman no haber tenido nunca ningún problema. Sin embargo, el propio Prats asistió a una escena que le hizo tomar medidas para recordar que la acera no es una extensión del bar. Llegaba al trabajo cuando vio, delante de su bar, unas chicas fumando en la acera y una señora acercándose con un andador. Pensó que ellas se apartarían y se sorprendió mucho cuando, en cambio, vio que era la yaya quien se bajaba de la acera, con andador y todo, para superar el bar y seguir por su camino.
"En la mayoría de casos no hace falta recordarlo. Nuestros clientes son gente muy respetuosa. Pero puede pasar que mientras estés charlando con amigos no prestes atención a los que estén pasando. Por eso el cartel", dice Pol Pedret Angulo, de 25 años y copropietario.
Peatonalizar la calle
Es curioso que los clientes del bar, lejos de estar molestos por el cartel de advertencia, apoyen esta iniciativa y, en cambio, carguen contra el ayuntamiento. "Lo que deberían hacer es que la calle sea peatonal. Aquí al lado esta el mercado de la Abaceria Central. La zona ganaría mucho", afirma Ana Palacios, del Raval. Un vecino de Gràcia, Marc Hernández, añade: "Casi todos los bares aquí tienen el mismo problema. Como vecino, es molesto bajar y subir la acera para evitar los clientes. Como cliente, agradecería poder fumarme un cigarrillo sin molestar a nadie".
Mercè Costa, una mujer de 87 años, pasa por delante del bar con su carrito de la compra. Se para a mirar el cartel, lo lee y dice: "En este mundo, aún hay gente que se acuerda del respeto hacia los demás".
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