una vecina de gràcia...

Roser Amills, escritora : "Creo que Gràcia es el barrio más parecido a Mallorca"

La última novela de la escritora mallorquina Roser Amills, 'Asja. Amor de dirección única', ha nacido en Gràcia. En un patio, una plaza, un bar, en los lugares que más frecuenta esta vecina del barrio, surgieron las palabras de esta obra.

La escritora de 'Asja. Amor de dirección única' presenta su barrio en Gràcia

La escritora Roser Amills, en el jardín del bar ParísTaxi (Riera de Sant Miquel, 23), donde suele escribir.

La escritora Roser Amills, en el jardín del bar ParísTaxi (Riera de Sant Miquel, 23), donde suele escribir.

CARME ESCALES

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Una caja de madera acompaña a Roser Amills (Algaida, Mallorca, 1974) desde que tenía 17 años. La ha llevado con ella en cada uno de su docena de cambios de casa. Dentro guarda cuadernos, agendas con muchas notas y fichas en las que, en diferentes momentos de su vida, fue apuntando ideas que luego han fructificado incluso en libros. Ese es el caso de su última novela, Asja. Amor de dirección única.

Cuando Amills dejó Mallorca para venir a estudiar Filología Hispánica en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), su primer lugar de residencia fueron las viviendas de la Vila Universitària de la UAB. Era 1992, por lo que tuvo de vecinos a los policías y deportistas paralímpicos que también se alojaron allí."Yo era una payesita mallorquina, y allí conocí a un librero francés que estaba en la librería de la Vila Universitària. Él había estudiado Filosofía en París, y me dio a conocer a Walter Benjamin", rememora la escritora. En una de sus fichas que ahora guarda en su caja de madera, en su piso de Gràcia, escribió entonces unas primeras reflexiones que han acabado dando lugar a Asja. Amor de dirección única

Notas en el patio

A partir de aquellas notas, Amills ha ido construyendo una novela que deja en evidencia aquello que escribió 25 años atrás: "¿Por qué tenemos que dar por sentado que una mujer, amante o acompañante de un hombre es siempre una mujer florero?", expresa la escritora mallorquina. Y así, en largas horas en lugares como el jardín del bar París Taxi, Amills ha tejido la novela que da vida, y mucha, a la mujer que fue amante del filósofo Walter Benjamin.

"Fue una mujer extraordinaria, directora de teatro clandestino y de espíritu reivindicativo", apunta la autora, que llegó al barrio de Gràcia para no moverse ya desde la Vila Universitària de la UAB.

Carolines, Jericó, Verdi y Puigmartí son las calles en las que ha tenido sus diferentes hogares la vecina de Gràcia. Para ella, la ciudad es ese barrio. "Salir de Gràcia es como salir de la ciudad, te has de organizar", dice. "Es como salir de mi pueblo en Mallorca, Algaida, para ir a otro, para mí ya es tan lejos...", considera.

La gracia de Gràcia

Amills confiesa que, pese a los años que ya lleva viviendo en Barcelona, todavía se le escapan las lágrimas cuando aterriza o despega de su isla. Afortunadamente, en Gràcia tiene algunas conexiones con su tierra. "Creo que Gràcia es el barrio más parecido a Mallorca", dice. "Tal vez no sea tan casual que yo viva aquí. Aquí puedes saludar por la calle aunque no conozcas a la gente. Es una villa, un pueblo, esa es la gracia de Gràcia, para mí. Ese contacto más rural. Y yo soy de las que da conversación", declara.

También la fiesta de 'Els Foguerons de Sa Pobla' a Gràcia, que en enero la aproximan a Mallorca. "Yo canto las gloses (composiciones rimadas del folclore mallorquín entra las que las picantes de temática política o sexual son las más típicas). Lo heredé de mi abuela", dice. La vecina aprovecha para subrayar esa fiesta: "La parte del folclore, muy bien, aunque no sé qué ha pasado últimamente con la gastronomía, pero ahora el vino ya no es de Binissalem, ni la comida es auténticamente mallorquina -lamenta-. Es una lástima porque es una fiesta que esperas con ilusión, muy bonita, una ocasión para invitar a toda Barcelona a vivir una fiesta mallorquina, una burbuja en este trocito. Antes era más auténtica. Deberían cuidar más los pequeños detalles, como la comida, porque el gueto mallorquín lo notamos".