GRÀCIA
Escuela de payasos
El Rinclowncito ofrece formación continuada a los clowns desde hace cinco años
Nombres como el de Groucho Marx o Charlie Rivel figuran entre los grandes maestros del clown. Sin embargo, a la hora de encontrar un programa de formación para ser payaso, los aspirantes lo tienen complicado ya que pocos centros en España ofrecen una formación de rigor sobre el arte de hacer reír.
"La formación de payaso es la maría en las escuelas de teatro", comenta Merche Ochoa, payasa y formadora. Tras años impartiendo asignaturas de clown en escuelas como el Timbal o Berty Tovias, Ochoa abrió hace cinco años el Rinclowncito, la primera escuela de formación continuada para payasos en Barcelona. "Muchos alumnos me animaron a abrir este centro porque había una necesidad formativa para los que quieren dedicarse al oficio", recuerda desde su centro ubicado en la calle de Francisco Giner, 15.
El extenso programa formativo del Rinclowncito demuestra que hacer reír es un trabajo serio. La escuela imparte tres niveles de un año de duración cada uno (clown para todos, continuación y profundización), además de cursos de improvisación, talleres de creación de números y la llamada ITV, una especia de dirección teatral. "Muchos alumnos creen que esto era más sencillo y cuando empiezan se dan cuenta de que es necesario un trabajo en profundidad", subraya Ochoa.
El centro acaba este curso con 40 alumnos. La mayoría combina su pasión con profesiones que nada tiene que ver con el clown. "Hemos tenido hasta psiquiatras clínicos. Algunos dicen que les sienta mejor que el gimnasio", comenta Ochoa.
Juan Carlos Solbes, Blanko, es uno de los alumnos: "Trabajo en importación alimentaria y llevo 18 años dedicado al clown". Como payaso, es especialista en espectáculos para niños con sordera y estudia en el Rinclowncito para mejorar su técnica: "Ser clown es más que una nariz roja. Es un oficio que tienes que respetar porque hay que hacer bien el ridículo", sentencia este payaso que reconoce que aplica sus técnicas de clown en la vida diaria "para tomarte los problemas de otra manera".
Practicar sin cobrar
Ester Solà es alumna en varios cursos. "Llevo cinco años aprendiendo a ser payasa y vine aquí para seguir evolucionando", explica. "Necesitamos hacer bolos para ganar tablas, aunque en muchos no cobremos o nos paguemos el deplazamiento y alojamiento", comenta Solà, que es también profesora de inglés en la Universitat Autònoma (UAB). Ante la lenta desaparición del circo, la otrora pista de prácticas de payasos y aprendices, las escuelas como el Rinclowncito se ofrecen para ganar experiencia.
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