Entrevista

Natalia Lafourcade, sobre su actuación en los Goya: "Yo habría hecho el mismo tuit que Jeanette"

La cantante mexicana, reciente ganadora de un Grammy, publica 'De todas las flores', un álbum purificador en el que pasa por su tamiz distintos géneros populares latinoamericanos y en el que cuenta con cómplices de altura como el guitarrista estadounidense Marc Ribot

La cantante mexicana Natalia Lafourcade, este jueves 16 de febrero en Barcelona

La cantante mexicana Natalia Lafourcade, este jueves 16 de febrero en Barcelona / LAURA GUERRERO

Jordi Bianciotto

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Su primer disco hecho esencialmente de canciones suyas en siete años, y habla del amor, el desamor, la muerte… Menudo peliculón.

Intenté que se sintiera el disco como una pieza redonda, más que como una serie de ‘singles’. Una experiencia personal: entrar en un viaje, en un túnel. Me gusta decir que el álbum es un diario musical y el proceso de volver a mi jardín interior. El disco viene de un momento de fractura y va de volver a encontrar el sentido y ver qué haces con ese vacío. El proceso de salida yo lo encuentro en la música y en la naturaleza; en el encuentro con las montañas y con Veracruz.

Habla de un viaje, ¿una historia con principio y fin?

Una espiral más bien, que es como funciona la vida: cierras algo, pero ya empezaste otra cosa antes. La última canción que hice fue ‘Que te vaya bonito, Nicolás’, para mi sobrino, que murió con 38 años, al caer de una montaña. Es un disco muy existencialista, que toca el tema de la vida y la muerte constantemente.

En ‘Mi manera de querer’ domina un amor universal: “No me importa si eres hombre o si eres mujer / Yo te veo como un ser de luz de cabeza a los pies”.

Esa canción me gusta porque fue como una maestra. Llegó con ligereza, humor, encanto, picardía… Si escuchas el álbum me conocerás bien, porque refleja mi intensidad y también esa parte lúdica que me gusta integrar en mi música. En ‘Muerte’ agradezco a la muerte porque es ahí cuando valoras la vida, pero al final del tema hay un momento de risa, caos y catarsis musical.

Da la sensación de que en este álbum filtra los géneros populares latinoamericanos que lleva unos años cultivando para crear algo distinto.

Quería hacer algo que me pusiera la piel de gallina, porque si no, no tiene sentido. Necesitaba reinventarme y jugar sin límites. Lo que hay ahí no es directamente una cumbia, pero la cumbia se siente. No es un son cubano puro, pero se nota que todos amamos ‘Buena Vista Social Club’. Hay un influjo del jazz, del free incluso. Es el lugar de lo no tangible, que no se puede describir. Yo quería explorar eso, pero necesitaba gente muy sensible, que supiera leer entre líneas.

La encontró en músicos de prestigio como Marc Ribot, Sebastián Steinberg, Emiliano Dorantes y Cyril Atef.

Una familia increíble. Con ellos no hay suelo, ni paredes, sino un campo abierto. Como quiso John Coltrane en ‘A love supreme’, o Miles Davis.

El rumbo de su carrera ha sido sorprendente, sobre todo aquel momento, en 2012, en que dejó atrás su bagaje más pop para ponerse a cantar a Agustín Lara.

Me han preguntado si he hecho un rescate musical, y no me gusta mucho tomarlo de esta manera. ¿Folclorista? No, por respeto a los folcloristas. Soy una aprendiz de todos esos géneros populares.  

¿Le gusta pensar que tiene una relación pura con la música, no mediatizada?

A mis amigos les digo que yo vivo dentro de un árbol. Vivo bastante desconectada de lo que pasa en la Red. Vivo en mi red. Siento que tengo una relación con la música que es mi relación personal, muy mía.

Le han dado un Grammy por el epé ‘Un canto por México. El musical’. ¿La música en español tiene recorrido en Estados Unidos?

Es un disco que rinde homenaje a la música de México y a los músicos, incluidos los de la calle. La música latina está despuntando y somos muchos los que queremos traer al presente algo del pasado. En España está Sílvia Pérez Cruz, que me incita a ser más artista, a no ir con la corriente… Y una Rozalén, un Israel Fernández…

¿Rosalía?

Admiro su manera de cambiar de una cosa a la otra y de hacerlo con esa fuerza. Es una mujer volcánica. La veo como una diosa de todos los ríos, que puede agarrar la corriente que a ella le dé la gana.

Cantó ‘Por qué te vas’, de Perales, en los Goya, y Jeanette dijo en las redes que era “un bochorno” que la Academia no la hubiera elegido a ella. ¿Le dolió?

Yo me pongo en sus zapatos y habría hecho el mismo tuit que Jeanette, reclamando lo mismo. Lo pensé cuando me vinieron a buscar: “por qué no la canta Jeanette?”. Pero me sentí muy honrada y con mucho respeto les dije que iría, teniendo presente a Jeanette y a Carlos Saura. ¿Cómo les iba a decir que no? Espero que en algún momento me toque compartir algo con Jeanette. La admiro mucho.