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Testigo real

Muere Ben Ducan, examigo del Príncipe Guillermo y Kate Middleton, de forma inesperada

Era conocido en los círculos de la alta sociedad por su carácter excéntrico y su estilo teatral

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Ben Duncan.

Ben Duncan.

Alexandra Costa

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La alta sociedad británica y los seguidores de la realeza están de luto por la muerte inesperada de Ben Duncan, una figura carismática y excéntrica conocida por su estrecha amistad con el Príncipe Guillermo y Kate Middleton durante sus años universitarios. Su vida llegó a un trágico final al precipitarse desde la azotea del exclusivo hotel Trafalgar St. James, en el corazón de Londres. La noticia ha causado una profunda conmoción, no solo por lo repentino del suceso, sino por el papel único que Duncan desempeñó como testigo de primera mano de uno de los romances más famosos del mundo.

Las autoridades metropolitanas acudieron a la calle Spring Gardens, a las afueras del hotel, donde encontraron su cuerpo sin vida. El informe oficial, aunque escueto, es claro: "El hombre cayó desde una gran altura. A pesar de los esfuerzos del servicio de ambulancias, fue declarado muerto en el lugar". La policía ha calificado su muerte como "inesperada, pero no sospechosa", un término que descarta la implicación de terceros y cierra la puerta a una investigación criminal, dejando a sus seres queridos y al público con el dolor de una pérdida abrupta y sin respuestas claras. La partida de Duncan no es solo la de un miembro de la élite, sino la del guardián de un recuerdo clave en la historia moderna de la monarquía británica.

Romance en St Andrews

La relevancia pública de Ben Duncan está intrínsecamente ligada a su tiempo en la Universidad de St Andrews, en Escocia, donde compartió aulas y vida social con los futuros Príncipes de Gales. Fue allí donde forjó una amistad con la pareja y se convirtió en testigo privilegiado del momento exacto en que la amistad entre Guillermo y Kate se transformó en algo más. Duncan fue quien narró al Daily Mail con todo lujo de detalles la icónica noche del desfile de moda benéfico en el que Kate Middleton desfiló con un atrevido vestido transparente.

Su relato se ha convertido en una pieza fundamental del folclore real: "Era el final de su primer año. Yo estaba allí. Él estaba sentado en primera fila y Kate tenía la mirada fija en él", recordaba Duncan. "Ella pasó rozándolo camino a la pasarela y las cosas ya nunca fueron iguales. La historia de la monarquía había cambiado". Esta anécdota, contada desde la cercanía de un amigo, no solo humanizó a la pareja real, sino que consolidó a Duncan como una fuente única de una historia de amor que cautivó al mundo. Su perspectiva no era la de un biógrafo, sino la de alguien que vio la chispa encenderse en tiempo real.

Un espíritu libre y extravagante

Reducir a Ben Duncan a su conexión con la realeza sería ignorar la esencia de su vibrante y polifacética personalidad. Era conocido en los círculos de la alta sociedad por su carácter excéntrico y su estilo teatral, una cualidad que lo llevó a buscar el foco mediático por méritos propios. Su participación en el famoso reality show Big Brother lo catapultó a la fama entre un público más amplio, que quedó fascinado por su personalidad extravagante y su ingenio. Aunque no ganó el concurso, su paso por el programa dejó una marca imborrable, demostrando que era mucho más que "el amigo de los príncipes".

Además de su incursión en la telerrealidad, Duncan también trabajó como actor, siempre moviéndose en un mundo donde el arte y la vida social se entrelazaban. Era una de esas figuras que llenan una habitación con su energía, un espíritu libre que se negaba a ser encasillado. Su muerte deja un vacío no solo en el círculo íntimo de la monarquía, sino también en el panorama social y cultural británico, que pierde a uno de sus personajes más coloridos y genuinos.

Un final trágico y un legado de recuerdos

La noticia de su fallecimiento ha generado una ola de tributos y condolencias, recordando a un hombre cuya vida fue tan intensa como su final fue abrupto. Aunque las circunstancias de su muerte están envueltas en la privacidad de una tragedia personal, el legado de Ben Duncan perdurará a través de sus anécdotas y de la huella que dejó en quienes lo conocieron. Fue el amigo que estuvo allí, el que vio cómo nacía un romance real que cambiaría una nación, pero también fue un individuo que vivió su vida con una pasión y una autenticidad arrolladoras. Su partida prematura es un recordatorio sombrío de la fragilidad humana, incluso para aquellos que parecen rozar la grandeza.