Confesión dolorosa
Ingrid de Noruega se sincera por primera vez sobre los escándalos de su hermano Marius Borg: "Es difícil para..."
"Estoy orgullosa de mi madre, que tiene una fuerza de voluntad increíble para seguir adelante", expresó, revelando una faceta tierna y de profunda admiración filial

Ingrid Alexandra de Noruega / Stian Lysberg Solum / EFE
Desde la lejanía de Sídney, donde intenta forjar una vida como estudiante anónima, la princesa Ingrid Alexandra de Noruega ha concedido una de las entrevistas más esperadas y reveladoras de su vida. A sus 20 años, la futura reina ha roto por primera vez su silencio sobre el escándalo judicial que sacude los cimientos de su familia: las graves acusaciones que pesan sobre su medio hermano, Marius Borg Høiby. En una conversación pactada con los medios noruegos VG y NRK, la heredera al trono ha dejado entrever el profundo dolor que atraviesa su familia, al tiempo que ha demostrado una madurez y un sentido del deber que la preparan para su futuro rol. Lejos de la pompa de palacio, Ingrid se ha presentado como una joven que lidia con el peso de la Corona y las complejas realidades de su vida personal.
Una princesa en el anonimato
Una de las grandes incógnitas que rodeaban a la princesa era su decisión de estudiar en las antípodas. Muchos especularon que su traslado a Sídney para cursar Ciencias Sociales era una estrategia de la Casa Real para alejarla de la presión mediática generada por el caso de su hermano. Sin embargo, Ingrid Alexandra ha desmentido categóricamente esta versión. "Sídney fue la elección correcta para mí", afirmó, destacando la excelencia académica de la universidad y el enriquecedor ambiente internacional. Su vida allí transcurre en un relativo anonimato; se presenta simplemente como "Ingrid" y confiesa que nadie a su alrededor sabe que es una princesa. Esta vida anónima le ha permitido "ser ella misma", aunque no ha estado exenta de encuentros incómodos con paparazzi.
Su objetivo es claro: formarse para el futuro. "Creo que es importante tener una comprensión básica del sistema político, de las relaciones internacionales y de cómo funcionan las cosas", explicó. Esta preparación académica es fundamental para la que un día se convertirá en la primera reina de Noruega por derecho propio en 600 años, un hecho histórico para el que se está preparando con dedicación y lejos de los focos de su país.
La lucha de Mette-Marit
El momento más tenso y esperado de la entrevista llegó cuando se le preguntó directamente por su hermano. Marius Borg, hijo de Mette-Marit de una relación anterior, se enfrenta a un juicio en 2026 acusado de 32 delitos, entre ellos cuatro presuntas violaciones. Con una entereza notable pero sin poder ocultar la dificultad del tema, la princesa respondió: "Es difícil para los que estamos cerca, para mí como hermana y para mis padres. Y por supuesto para todos los afectados por el caso". Fue su primera y única declaración pública al respecto. Cuando los periodistas intentaron profundizar, pidiendo más detalles o preguntando si mantenía contacto con él, Ingrid cortó educadamente el tema, demostrando que hay heridas que prefiere gestionar en la más estricta intimidad.
Este escándalo familiar se suma a otra dura prueba: la enfermedad de su madre. La princesa Mette-Marit padece una fibrosis pulmonar crónica, una dolencia que ha avanzado en los últimos tiempos. Ingrid confesó lo difícil que es estar lejos mientras su madre lucha contra la enfermedad, pero aseguró que mantienen un contacto constante. "Estoy orgullosa de mi madre, que tiene una fuerza de voluntad increíble para seguir adelante", expresó, revelando una faceta tierna y de profunda admiración filial.
La mirada en el futuro
A pesar de las adversidades personales, Ingrid Alexandra tiene una visión muy clara de su papel institucional. Ve su formación académica como una herramienta indispensable para su futuro reinado y aprende constantemente de sus abuelos, los reyes Harald y Sonia, a quienes describe con gran cariño. Sin embargo, es consciente de que la imagen de la monarquía noruega se ha visto empañada no solo por el caso de su hermano, sino también por las polémicas de su tía, Marta Luisa.
Ante la pregunta sobre si teme una posible abolición de la institución, su respuesta fue un ejemplo de pragmatismo y respeto democrático: "Que Noruega siga siendo una monarquía o no, no me corresponde a mí. Es de vital importancia para Noruega que sea un proceso democrático el que decida eso". Con esta declaración, Ingrid Alexandra se desmarca de cualquier defensa a ultranza de sus privilegios y se posiciona como una futura líder dispuesta a aceptar la voluntad de su pueblo, demostrando que, a pesar de su juventud, entiende perfectamente los desafíos de una monarquía en el siglo XXI.
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