A los 63 años
Alaska y Mario Vaquerizo, destrozados: muere el DJ Pedro Munster
Fue mucho más que un DJ; fue un prescriptor de tendencias, un arqueólogo musical y un catalizador de la escena underground madrileña

Pedro Munster junto a Alaska. / INSTAGRAM ALASKA
La escena de la cultura pop y el underground madrileño se ha teñido de luto tras la repentina noticia del fallecimiento del icónico DJ Pedro Munster a los 63 años. Su muerte ha generado una profunda conmoción, no solo entre quienes lo conocieron en las cabinas de los locales más emblemáticos de la capital, sino especialmente en su círculo más íntimo, donde brillaban con luz propia dos de sus grandes amigos: Alaska y Mario Vaquerizo. La pareja, visiblemente destrozada, ha compartido su dolor a través de las redes sociales, dejando patente que la pérdida va mucho más allá de la de un referente musical; es el adiós a un pilar fundamental en sus vidas, un amigo y confidente con quien compartieron décadas de complicidad.
Pedro Munster no era solo un nombre en la noche madrileña; era una institución. Su figura está indisolublemente ligada a la banda sonora de varias generaciones que encontraron en sus sesiones un refugio de modernidad y vanguardia. Su pérdida deja un vacío irremplazable en el mapa cultural de una ciudad que él mismo ayudó a definir con su particular selección musical y su carisma tras los platos.
Un adiós desgarrador: las palabras de Alaska y Mario
La amistad que unía a Pedro Munster con Alaska y Mario Vaquerizo era de esas que trascienden lo profesional para convertirse en familia. Así lo han demostrado ambos en sus emotivas despedidas públicas, que son el reflejo de un dolor profundo e intransferible. Alaska, en su perfil de Instagram, abría su corazón con unas palabras que encapsulan la magnitud de la pérdida: "Una parte de mí, la vida entera. Despedirte y recordarte siempre. Familia y amigo. En lo bueno y en lo malo siempre el primero… ¡qué tristeza tan grande! Un agujero imposible de reparar". Acompañando el texto con una selección de fotografías que recorren su vida juntos, la cantante subraya el carácter incondicional de una amistad forjada a lo largo de los años, un vínculo que ahora deja una herida imborrable.
Por su parte, Mario Vaquerizo se despedía de quien consideraba más que un amigo, un hermano. "Te voy a echar tanto de menos, hermanito. De verdad. Me quedo con lo mejor de ti que es mucho mucho y más. Te quiero", escribía el showman. El uso del término "hermanito" revela la profundidad de una relación fraternal, de un cariño que formaba parte de su estructura vital. Estas manifestaciones de dolor no son solo un tributo, sino la prueba de que el legado de Munster también reside en los lazos humanos que construyó, dejando una huella de amor y lealtad en quienes tuvieron la fortuna de conocerle de cerca.
Pedro Munster: el arquitecto sonoro del underground madrileño
Para entender la conmoción que ha causado su muerte, es crucial comprender quién fue Pedro Munster en el contexto de la noche y la cultura de Madrid. Fue mucho más que un DJ; fue un prescriptor de tendencias, un arqueólogo musical y un catalizador de la escena underground madrileña. Su figura emergió como un referente clave en los circuitos alternativos, consolidándose como una pieza esencial del puzzle cultural que siguió a la eclosión de la Movida. Sus sesiones no eran una simple sucesión de canciones, sino narrativas sonoras cuidadosamente construidas, capaces de educar el oído del público y abrirlo a nuevos horizontes.
Su cabina era un púlpito desde el que defendía sonidos arriesgados y elegantes, convirtiendo los locales donde pinchaba en templos de peregrinación para los amantes de la música con alma. Su influencia se extendió a lo largo de décadas, sabiendo adaptarse a los tiempos sin perder jamás su identidad. Era un maestro en crear atmósferas, un artesano del ritmo que entendía la pista de baile como un espacio de libertad, celebración y comunión.
Un legado más allá de la música
La pérdida de Pedro Munster deja un doble vacío. Por un lado, el cultural: Madrid pierde a uno de sus selectores más finos y a un guardián de la memoria sonora de la ciudad. Su ausencia se notará en las cabinas y en el espíritu de una noche que él contribuyó a hacer más interesante y sofisticada. Por otro lado, y quizás más doloroso, está el vacío personal. Las palabras de Alaska y Mario Vaquerizo son el eco de un sentimiento compartido por muchos: la desaparición de un amigo leal, un confidente y un compañero de vida.
Su legado, por tanto, no se medirá solo en las canciones que descubrió a su público, sino en el afecto que sembró en su entorno. Su muerte nos recuerda que detrás de los grandes iconos culturales hay personas de carne y hueso capaces de tejer redes de afecto tan sólidas como su influencia artística. Pedro Munster deja una banda sonora inolvidable para Madrid, pero también un "agujero imposible de reparar" en el corazón de quienes lo amaron.
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