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Matthew Goode se afea para triunfar en Neftlix

El actor Matthew Goode . / EP


Natalia Araguás
Natalia AraguásPeriodista
Periodista
Caballero inglés en la mayor parte de su filmografía, Matthew Goode (Exeter, 1978) se desmarca del tipo dandi, socarrón e inevitablemente atractivo que acostumbra a interpretar en 'Dept. Q', un thriller policiaco ambientado en Edimburgo que se ha colocado en el 'top ten' de las series más vistas de Netflix en España. En su último trabajo da vida a Carl Mock, un detective grosero pero brillante que se repone del trauma de haber sido víctima de un tiroteo que, por su imprudencia, acaba dejando muerto un policía y paralítico a su compañero, mientras pone en marcha un departamento de casos sin resolver que sus jefes le han encargado con desdén.
Barbudo y enjuto, con la mirada anfibia, Matthew Goode sigue la senda del afearse en este ‘nordic noir’ –está basado en una serie de novelas danesas– ambientado en Escocia. En las antípodas de sus anteriores personajes en ‘The Crown’, ‘Downton Abbey’, ‘Match Point’ o ‘The Imitation Game’, el actor parece emular a otro Matthew, McConaughey en concreto, que se desencasilló de galán sureño a base de demacrarse en ‘True Detective’ y ‘Dallas Buyers Club’.
Una vida discreta en familia
‘Dept. Q’ llega con el sello de Scott Frank, creador también de ‘Gambito de Dama’, que tuvo que luchar para imponer a Matthew Godd como protagonista porque él no es “Tom Hardy o Zendaya”, según bromeó el propio actor. Afincado en Surrey, lleva una vida discreta con su mujer Sophie Dymoke, y sus tres hijos, Matilda, de 16 años, Teddy, de 11, y Ralph, de nueve. La conoció en 2005, eran vecinos en el barrio de Clapham, en Londres, y se la encontró sentada en los escalones de su casa cuando volvía de un rodaje: se casaron en 2014.
El matrimonio ha sido el gran viaje de su vida, según dijo con guasa en la revista ‘Traveler’, donde se definía como “'geek' (apasionado por la tecnología), golfista, pescador y padre”. Pese a mantenerse alejado de Hollywood y ser muy celoso de su intimidad, ha desarrollado una carrera fecunda, que Scott Frank hizo valer para que una serie de alto presupuesto de Netflix apostase por él. Ambos se conocieron rodando ‘The Lookout’ en 2007, donde el director y guionista ya le sacó de su zona de confort al darle el papel un ladrón de bancos de baja estofa.
Su debut en el cine fue en una película española, ‘Al sur de Granada’ (2003), de Fernando Colomo. Sin saber ni una palabra de español, se aprendió los diálogos fonéticamente, lo que recuerda como algo agotador. Tuvo menos problemas en demostrar sus dotes como bailarín y adaptarse a la fiesta y el buen vino. Luego llegaron la comedia romántica ‘Leap Year’, con Amy Adams, y su personaje de Ozymandias en ‘Watchmen’, que supusieron su consagración.
Aunque representa la quintaesencia de lo inglés y tiende a interpretar a personajes de la alta sociedad, Matthew Goode siempre recuerda que sus orígenes son humildes. Creció en un pequeño pueblo a las afueras de Exeter, hijo de una enfermera aficionada al teatro y de un geólogo que invirtieron su dinero en la educación de sus hijos. Con casi 1,90 de estatura, los trajes le ayudan, dice, a adoptar posturas más estiradas y rígidas cuando lo requiere el guión. El hábito no hace al monje, pero en su caso le ayuda a meterse en el papel.
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