Mamarazzis

'Breadcrumbing' y 'orbiting': el amor a medias que 'Las Berrocal' han convertido en culto

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Victoria, Alba, Vicky y Rocío, protagonistas de 'Las Berrocal'

Victoria, Alba, Vicky y Rocío, protagonistas de 'Las Berrocal' / TXUCA PEREIRA / MOVISTAR PLUS+

Laura Fa

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Este miércoles se estrenó el 'docu-reality' de Las Berrocal (Movistar Plus+) y, sinceramente, las Mamarazzis aún estamos procesando lo que vimos. Lo que parecía un programa simpático y familiar resultó ser una historia con una carga emocional y moral que nos dejó ojipláticas.

Vicky Martín Berrocal es la narradora principal y quién nos presenta a su madre Victoria, a su hermana Rocío y a su hija Alba. Durante el primer capítulo, la trama gira en torno a la figura de José Luis Martín Berrocal, el padre, que durante 30 años llevó una doble vida: una familia oficial en Madrid con una señora llamada Marisa, con la que tuvo tres hijos, y otra en Huelva con Victoria, con quien tuvo a Vicky y Rocío. Una historia que, en lugar de contarse desde el dolor o la denuncia, se presenta con una devoción al patriarca casi poética. Vicky no tiene reparos en decir que su padre fue su persona favorita, el hombre más importante de su vida. Si durante años la diseñadora vivió casi obviando esta realidad familiar, pareciendo que le avergonzara, ahora lo carga de romanticismo para amortizar la historia y que resulte atractiva para el espectador. Vamos, lo de toda la vida, vender las miserias por bastante pasta.

Pero lo de la venta de las vísceras ya no nos impresiona, es algo habitual en el mundo del faranduleo. Lo que más nos descoloca a las Mamarazzis es el tono triunfal. Dentro de lo turbio que ya nos parece el relato, llega un momento en que vemos una estatua del señor en el jardín de la casa familiar, casi como un trofeo. Tras tres décadas de espera y clandestinidad, parece que las Berrocal hubieran ganado algo, y lucen el premio de haber “arrebatado” el hombre a la mujer oficial.

Para entender un poco más toda esta dinámica familiar, hemos consultado con nuestra psicóloga de cabecera, Júlia Pascual, que nos ha dado luz en el asunto. “Muchos de los comportamientos de Jose Luis encajarían con dinámicas emocionales muy actuales: el 'breadcrumbing' y el 'orbiting'”. El 'breadcrumbing' consiste en mantener el interés de alguien sin compromiso real. Ir lanzando miguitas: una llamada, una promesa, una visita inesperada, unos regalitos… lo justo para mantener a la otra persona emocionalmente enganchada. Por otro lado, el 'orbiting' es el arte de estar sin estar. No hay presencia constante, sí a ratitos. Se orbita en la vida del otro como un satélite emocional. José Luis pasaba, aparecía, dejaba señales, volvía a desaparecer. No se iba del todo, pero tampoco se quedaba.

Estas estrategias, de todas maneras, se quedan cortas porque el señor Berrocal fue mucho más allá. Como nos explica Pascual, “este hombre con dos familias adquirió vínculos reales y mentiras profundas, no solo señales digitales ambiguas”. Es decir, aún peor.

Y lo que vemos en el relato de Vicky, por mucha épica que le pongan, son las ausencias y las deslealtades cruzadas. No triunfó el amor, como quieren dar a entender. No hay nada de romántico en la historia. Es más, el 'docu-reality' nos deja algunas preguntas incómodas: ¿cómo se puede crecer pensando que las migajas son amor? ¿Cómo pueden obviar tanto el egoísmo del padre? Y, sobre todo, ¿cuánto dolor están maquillando en el relato para no perder el glamour?