Leyenda 'fashion'
Anna Wintour: 10 cotilleos de la mandamás de la moda (y la Gala Met)
A punto de que el Museo Metropolitano de Nueva York se vista de Gala Met, como cada primer lunes de mayo, para acoger el mayor aquelarre de la moda, repasamos algunos aspectos curiosos de la figura de su presidenta. La influencia en la industria de la también editora jefa de 'Vogue' (cargo que dejó el 26 de junio de 2025, tras 37 años en el trono) no tiene parangón

La editora de 'Vogue' América, Anna Wintour, la mujer más poderosa y temida de la moda. / EFE / RITCHIE TONGO

Aunque podría llevar una década jubilida, Anna Wintour (Londres, 3 de noviembre de 1949), la mandamás de la revista 'Vogue' sigue dictando cómo han de vestir las mujeres y dirigiendo cada primavera el sarao más grande que reúne a la industria de la moda con la de Hollywood. Su figura, detrás de sus eternas gafas de sol de la marca Chanel, esconde algunas historias divertidas, y no todas son glamurosas. He aquí este decálogo.
De madre estadounidense, su padre era el editor duro de pelar del diario 'The Evening Standard'. "Vi la forma en que trabajaba mi padre, en esa época se publicaban 14 o 15 ediciones por día, así que no había margen de error", ha explicado Wintour. Creció con tres hermanos, aunque el mayor murió en un accidente de tráfico. Desde adolescente era consultada por su padre para acercar su periódico a los jóvenes de la época. Así, comenzó a interesarse por la moda y a hacer carrera en el periodismo, haciendo sus primeros pinitos en revistas. Por entonces, desde que tenía 14 años, adoptó el mismo corte de pelo, un bob 'pageboy' (paje) con flequillo, que sigue usando hoy en día. Al contrario de lo que algunos opinan, el corte no lo inventó ella, se supone que era el corte clásico de los niños paje ingleses.
En 1975 se mudó a Nueva York y trabajó en la edición estadounidense de 'Harper’s Bazaar'. En 1983, fue nombrada directora creativa de 'Vogue' América, bajo la dirección de Grace Mirabella. Poco después, regresó a Inglaterra como editora jefe de British 'Vogue', hasta que en 1987 regresa a la Gran Manzana para dirigir 'House & Garden'. Poco faltaba para ocupar el mismo cargo en 'Vogue' América, trono que ostenta desde hace 37 años (pero al cual ha anunciado que lo deja el pasado 26 de junio). Sin embargo, su primera portada fue un escándalo, lo nunca visto. Se le ocurrió vestir a la modelo Michaela Bercu con una camisa de alta costura de Lacroix con unos jeans de Guess, una combinación inaudita en una época en la que las revistas, además, siempre ponían en portada primeros planos de modelos ultra maquilladas mirando a cámara. En esta, el fotógrafo Peter Lindberg, captó a la maniquí de lejos, y con la mirada perdida, caminando por la calle. Un acierto, que persiste hoy en día.
Según recoge 'Anna: The Biography', el libro no autorizado de la periodista de moda Amy Odell sobre la mundialmente reservada Wintour, tras asistir a un concierto de Bob Marley con su entonces esposo, David Shaffer, empezó a circular el rumor de que ella desapareció dos semanas con el rey de reggae. La editora habría contado al personal que el concierto había sido una "experiencia que le cambió la vida", y en una aparición de 2017 en el programa de James Corden, aseguró que nunca conoció al músico, pero que ciertamente se habría "acostado" con él de haber coincidido.
En 2016 Anna Wintour se convirtió en la asesora de Hillary Clinton en su campaña contra Trump, y muchos pensaron que a cambio la editora lograría convertirse en embajadora en el Reino Unido si su amiga llegaba a la Casa Blanca. En verdad, la amistad venía de lejos. En 1998, cuando se supo la historia de la relación de Bill Clinton con la becaria de la Casa Blanca Monica Lewinsky, Hillary Clinton iba a centrar un reportaje interior en la revista de moda, pero Wintour decidió que iba a portada. Fue la primera primera dama en acaparar una portada de 'Vogue'. Le siguieron luego Michelle Obama y Jill Biden.
Años antes de ser la pitonisa de la moda y de trabajar en 'Vogue', Anna trató de vender un reportaje a la revista de Andy Warhol, 'Interview'. El artista lo recordó asi en sus diarios: "La han contratado en el 'New York Magazine' para que se ocupe de la sección de moda. Quería que la contratásemos en 'Interview', pero no lo hicimos. Quizá fue un error porque necesitamos a alguien para moda. Pero no creo que ella sepa nada de ropa porque viste fatal".

Anna Wintour, con la condecoración de Compañera de Honor, en Buckingham Palace, Londres, el pasado febrero. / Andrew Matthews / AP
'Nuclear winter' (invierno nuclear), que juega con la pronunciación inglesa invierno y del apellido de la editora, es uno de los apodos por los que se la conoce, por su talante frío y su actitud calculadora, que acrecienta con esa mirada siempre escondida tras las gafas (para que no se sepa qué opina cuando va a los desfiles). Inmortalizada por obra y gracia de Meryl Streep en la célebre película 'El diablo viste de Prada', Wintour tiene el poder de crear, ensalzar o arruinar la carrera de cualquier diseñador de esta industria. Si no sales en 'Vogue', la 'biblia' de la moda; no existes; si no te invita a la Gala Met, tampoco.
Como en la citada película, cuentan que ser su asistente es ser casi una esclava. Su biografía no autorizada asegura que tiene tres asistentes: la primera es su asistente principal, la segunda cuida de su casa y sus perros (durante un tiempo les puso los nombres de personajes de 'Matar a un ruiseñor'), y la tercera hace los recados y organiza la ropa de Anna. Una de ellas ha contado que sienten pánico al subir en el ascensor con ella, porque comienza a dictar todo lo que deben hacer sin darles tiempo de anotarlo en una libreta o en el ordenador.
Al igual que con el 'look', Anna es de ideas fijas en su dieta. Suele almorzar todos los días un filete y una ensalada Caprese sin tomate (solo queso con un buen chorro de aceite de oliva). También tiene otras manías, por ejemplo con el menú de la Gala Met: ha prohibido el cebollino, el ajo y la cebolla, por el tema del aliento, y tampoco quiere el perejil, para que no quede entre los dientes de los glamurosos invitados. Para este tipo de eventos suele decantarse por el pastel de pollo, porque, a su juicio, "es un menú de un solo plato que lo tiene todo".
Wintour gana al menos 2 millones de dólares al año como editora en jefe de 'Vogue', además de los 200.000 dólares que recibe para ropa de trabajo y otros pagos como directora artística de Condé Nast. En 2023, se calculaba su fortuna en unos 50 millones de dólares, situándola como una de las personalidades más ricas de la moda.
Wintour no se pierde un US Open y se dice que incluso practica tenis casi a diario. Tiene entre sus amigos más cercanos a Roger Federer y a Serena Williams. Sin embargo, no le gusta tanto el teatro. Muchas veces se aburre durante la función y a veces abandona Broadway menos de una hora después de haber comenzado el espectáculo.









